«Lanús», de Sergio Olguín (Tusquets, 2008)

“- Pero es verdad, hacés un mito de tu infancia, de la pelota, del Barrio con mayúsculas”.

Lanús es una ciudad de la provincia de Buenos Aires, y Lanús es también el título de la primera de las novelas del argentino Sergio Olguín, cuya lectura tenía pendiente desde hace tiempo. Se trata de una de esas novelas en las que aunque el fútbol no sea el tema principal tiene una presencia constante a lo largo de sus páginas.

SINOPSIS

Antes de que la policía le alcance, Francisco, que ha viajado desde Lanús al centro de Buenos Aires con mil pesos robados para pagar el aborto de su novia, hace una llamada de auxilio a un viejo amigo residente en la capital. Es Adrián, ex jugador de los infantiles del Racing, que ahora se gana la vida como diseñador. Pero Adrián escucha el mensaje demasiado tarde, y sólo el recuerdo de un antiguo pacto le empuja a volver al barrio de Lanús, a aclarar la desaparición de Francisco. Allí reencuentra viejos amigos de una pandilla diezmada, con los que evoca los partidos de fútbol, las peleas entre bandas o las tardes en que esperaban a los marcianos. Ahora, en cambio, no tarda en descubrir negocios clandestinos, historias de violencia y amenaza en un barrio dominado por la mafia local. Adrián se arriesga a sacar al descubierto asuntos turbios, mientras trata de poner orden en su vida afectiva, en la que conviven una ex novia, una secretaria histérica, una amiga prostituta y una enigmática chica de barrio a la que acaba de conocer. Novela de suburbios y de iniciación bajo la apariencia de un trepidante relato policiaco, Lanús es sobre todo una agilísima historia, repleta de vueltas de tuerca, sobre la fidelidad y la traición, los reencuentros y los nuevos amores, con las dosis justas de un humor de la mejor especie.

«A la pelota jugábamos en las veredas, en la calle sobre Catamarca, en alguno de los dos terrenos baldíos de Colombia, en las plazoletas de Arenas o en la Plaza de Mendoza y Paraguay. Como era de los más chicos, me mandaban siempre al arco.»

Se trata de una historia que podríamos encuadrar, con todos los matices, como de “barrio” y de intriga, puesto que gran parte de la trama tiene que ver con ese entorno geográfico y gira sobre la investigación que Adrián, uno de los protagonistas, debe llevar a cabo. Tras tener conocimiento de la desaparición de su amigo de infancia Francisco, regresará al barrio, lo que lo llevará a reencontrarse con sus antiguos compañeros. Un grupo que en su día llegó a hacer uno de esos tratos de honor ante el que se ve obligado a actuar. A lo largo de la narración se van rememorando momentos de la infancia del grupo, entre los que no faltan los relativos a la afición por el fútbol.

«Todo lo que supe sobre mis amigos, sobre lo que tenía que hacer y qué no hacer, sobre lo importante y lo trivial de la vida, lo aprendí jugando a la pelota.»

Una novela muy recomendable, de gran ritmo e intriga permanente, que refleja a la perfección todo el entramado social relativo a los personajes: la huella e influencia del barrio en el que crecieron, la evolución de sus vidas, la amistad y las lealtades inquebrantables que se forjan durante la infancia… Y un libro en el que las pinceladas futboleras van apareciendo como elemento básico de la identidad de los barrios en los que jugar al fútbol en la calle con los amigos, hacerse seguidor de un equipo, o soñar con convertirse en futbolista profesional formaban parte de las vidas de quienes los habitaban.

«Mi sueño era ser como el Héber, un puntero que hacía goles hasta de taquito. Un genio. Éramos dos hinchas de Boca y siete de Independiente.»

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