“Sin duda aquellos grandes héroes habían sido tragados por el implacable transcurso del tiempo, habían quedado bajo el polvo del olvido. Y eso era realmente la vida”.
En una de las 30 historias que integran la magnífica Los antihéroes de la Liga, la correspondiente al futbolista italiano de la década de los 30 Alberto Pizzinato, se hace referencia a Bernardo Salazar, reconocido como “el mejor historiador del fútbol español”. Al respecto, se indica que su querencia futbolística procede, como en el caso de tantos, “de una niñez atrapada en la pasión esférica”. Y, concretamente, “en la única estampa que no consiguió y que constituyó un recuadro blanco capaz de tapar todos los cromos de la colección” del que fue su primer álbum de cromos. Aquella imposibilidad lo empujó a querer saber más cosas, a interesarse por la documentación y a zambullirse en el mundo de la investigación histórica de tipo futbolístico, en este caso.
Un original y particular álbum de cromos es lo que José Quesada está consiguiendo tras la publicación de esta ristra de antihéroes, que vienen a sumarse a los que ya vieron la luz en el 2017 con su anterior libro, Los antihéroes del Granada, una obra cuya edición fue ampliada en el 2020. Y es que nos encontramos, nuevamente, ante una colección de treinta historias de futbolistas a los que la fama y los triunfos que siempre se atribuyen a las estrellas acabaron por esquivarlos, poniendo de relieve, por encima de todo, su condición de seres humanos más cercanos de lo que parece a la mayoría de los mortales, para quienes las decepciones son más habituales en nuestras vidas que los lejanos éxitos de los triunfadores.
SINOPSIS
Los éxitos son el habitual hilo conductor de la gran mayoría de las publicaciones deportivas. La sociedad en la que vivimos acostumbra a engrandecer al vencedor y olvidar al vencido, sin recaer en que paralela a la historia deslumbrante del victorioso, hay una triste y más profunda: la del derrotado. Los Antihéroes de la Liga nace con la idea de rescatar del olvido a los perdedores. Guiado con el único patrón común del distanciamiento de la gloria y el triunfo, está conformado por 30 pequeños relatos histórico-deportivos independientes. Cada uno de ellos lo protagoniza algún futbolista que, más allá de sus menores o mayores éxitos deportivos, quedó marcado por un perfil de “maldito o proscrito”.
En Los Antihéroes de la Liga el lector podrá encontrar futbolistas tocados dramáticamente por la tragedia o la mala suerte, demonizados por su forma de juego, irreverentes dentro y fuera de los estadios, fugados de la justicia, represaliados políticamente o tristemente olvidados por la hinchada. En definitiva, un ramillete de heterodoxos a los que es justo rescatar de la historia negra del deporte.
Uno de los aspectos más interesantes y atractivos del libro es su enfoque, pues desarrolla una fantástica tarea de humanización de los triunfadores. Los medios de comunicación y todos los altavoces que continuamente nos exponen las imágenes, en este caso, de los jugadores de fútbol que han llegado a la élite, nos los muestran como el resultado de un proceso perfecto, en el que todo brilla y en los que no parece existir imperfección alguna. Justamente todo lo contrario de lo que la realidad nos reserva al común de los mortales.
Pero lejos de esa apariencia y de esa idea artificial, la realidad es que lo que subyace en el fondo de los éxitos aparentes son las debilidades e imperfecciones de todo ser humano. Y con esta obra, al final, lo que obtenemos es un auténtico catálogo de vivencias y actitudes en las que una serie de personas acaban sucumbiendo a su naturaleza más íntima y personal, que acaba determinando sus acciones externas. Siempre recordaré las palabras de uno de mis entrenadores en mis tiempos de jugador juvenil: “Lo importante no es llegar -decía-, sino mantenerse”. Aplicada a las historias que José Quesada nos explica (de forma clara, pedagógica y muy atractiva, por cierto) se acaba convirtiendo en que siempre estará nuestra naturaleza más profunda tirando de nosotros hacia territorios que no siempre son los más beneficiosos, incluso cuando ello conlleve la caída desde el cielo del triunfo al infierno del fracaso. O, sin llegar a tanto, por caminos impredecibles alejados de lo que aparentemente parecía ser una senda placentera.
“No sabría decir si era por curiosidad, por mi enfermiza empatía o simplemente por afinidad personal, pero todo lo que quedaba a la sombra del espectáculo era lo que me atraía del fútbol”.
Así, por las páginas de “Los antihéroes de la Liga transitan historias de marcado tinte político, ya sea por cuestiones ideológicas o por tratarse de víctimas envueltas en conflictos como la Guerra Civil, de insólitas picarescas, de engreimientos irrefrenables, de rebeldías indomables, de caídas en el infierno de las drogas, incluso de tintes folclóricos o de poso religioso, de pérdidas de rendimiento casi paranormales, y también emotivas historias llenas de humanidad como la de Wilfred, o de trágicos desenlaces como los de Rommel Fernández o José Antonio Reyes.
Desfilan por las páginas de este compendio de Antihéroes nombres de diferentes épocas y lugares. Algunos forman parte de mi educación sentimental, siendo sus nombres habituales en las retransmisiones deportivas que oí durante mi infancia y adolescencia: Prosinecki, Amunike, Wilfred, Megido o Rommel Fernández simbolizaban, se aparecían, en aquella época, como distantes triunfadores a los que nos habría gustado imitar. Pero lo que no sabía era las historias que se ocultaban detrás de lo que nos llegaba, lo que había tras el escaparate del éxito.
Una obra, en definitiva, que además de acercarnos al mundo del fútbol desde una perspectiva diferente, atractiva y original, lo hace mediante una estructura en sus capítulos muy acertada, pues en todos encontramos una introducción que ayuda a contextualizar lo que iremos encontrando en cada una de las historias. Ilustraciones de Jorge Lawerta, una sincera presentación del inolvidable Rafa Guerrero y un epílogo por parte de Toni Cruz, jefe de Deportes de Cope Córdoba, que explica la sorprendente historia de Atila Kasas, completan este más que recomendable “álbum de historias” que espero siga creciendo con la incorporación de nuevos jugadores y sus vidas.
“Lo que realmente calibraba la antiheroicidad era la distancia que separaba la realidad de la expectación creada. En otras palabras: el tamaño de los trozos de los sueños rotos”.
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