«El hijo del futbolista», de Coradino Vega (Caballo de Troya, 2010)

Al fin y al cabo, ¿no se trata de once hombres rivalizando contra otros once con el propósito de introducir una pelota en un rectándulo?

El hijo del futbolista, primera novela de Coradino Vega, fue publicada por la editorial Caballo de Troya en el 2010. Su protagonista es un joven, Martino, cuyo padre llegó a jugar en Segunda División, siendo además el autor del gol que permitió a su equipo conseguir el ascenso a Primera División. Pero el padre de Martino, sorprendentemente, nunca llegó a jugar en la categoría más alta del fútbol, pues dejó el fútbol siendo relativamente joven. ¿Por qué lo hizo? Esa es una de las preguntas que forman parte del mar de dudas propio de la edad en el que navega Martino, el hijo del futbolista. La respuesta, seguramente, sea que justo en aquel momento nació él, y su padre tomó la extraña decisión de priorizar la familia al fútbol.

SINOPSIS

Una combinación explosiva: un pueblo feliz, una familia feliz, un hijo que quiere saber. Una vida por delante y un silencio manso y feliz por detrás. Un pueblo «inglés», crecido a la vera de las minas de Riotinto. Un pasado colonial: limpiar la casa de los ingleses, obedecer a los patronos ingleses, agradecer el trabajo que ofrecen los ingleses. Las casa de los ingleses, la barriada de los trabajadores, un campo de fútbol, un cuartel de la Guardia Civil. Un adolescente que quiere saber. Un profesor que se pregunta en voz alta por las razones de un paisaje. Un abuelo que recuerda el tiempo de la explotación como paraíso perdido. La corrupción como estatus. El hijo de un ex futbolista que nunca jugó en primera división y que ahora entrena a un equipo regional. El fútbol como espacio de dolor. Mi reino por un gol. Los primeros amores, el descubrimiento del tacto y de la piel. La destrucción del silencio. La humillación colectiva como nostalgia sucia. Una novela de aprendizaje: elegir agota, escribió Rilke, y esta historia lo confirma.

Una narración que crece despacio, paso a paso, casi en voz baja pero que se hace oír. La voz de alguien que no acepta la sumisión como memoria.

Imagen de www.tintonoticias.com

El hijo del futbolista es una novela corta narrada cuyo protagonista principal es Martino un joven en una edad difícil y complicada, en la que hay que tomar una serie de decisiones que no son fáciles. A punto de terminar el instituto, sabe que irá a la universidad, pero no tiene claro qué carrera escoger. Con Elisa, la chica que le atrae, no acaba de atreverse a dar el paso de manifestarle que quiere estar con ella. No acaba de encajar del todo con sus amigos, interesados en cosas que a él no le acaban de convencer. Y en su casa se aísla todo cuanto puede en su habitación, sin acabar de ser capaz de comunicarse con sus padres. El hijo del futbolista, en lo que se refiere a las dudas existenciales propias del punto vital en el que se encuentra, podría ser yo mismo cuando tenía la edad de Martino.

Para el artículo de la revista, primero piensa en escribir de fútbol, pero como le parece poco intelectual, decide hacerlo sobre los ingleses.

El padre de Martino sigue vinculado al mundo del fútbol, entrenando al equipo del pueblo, en categoría regional. También su hijo juega al fútbol, aunque sabe que nunca llegará a nada, pues sus condiciones no son especialmente brillantes. Y ese es otro de los elementos que lo sitúan en la disyuntiva ante la que ha de enfrentarse. Seguramente juega al fútbol por influencia de su padre, aunque cada vez cobra más peso la idea de marchar lejos, a otra ciudad, para estudiar.

Novela amable, tranquila, sosegada, en la que se va entrando sin sobresaltos porque aparentemente nada relevante sucede fuera de las vidas llenas de normalidad de los personajes. Aunque, bajo esa apariencia de calma chicha, se va descubriendo poco a poco que en realidad ocurren muchas cosas de lo que parece.

«La tarde que fuimos a entrenar con tu padre, cuando apareciste con las espinilleras y las botas de taco, creí que eras gilipollas«.

Rugby y literatura

El pasado miércoles, en la sección de literatura deportiva del programa Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, hice algunas referencias a obras que vinculan rugby y literatura. Y los libros citados fueron, en concreto, los siguientes:

  • Con fina desobediencia, de Fermín de la Calle,
  • El factor humano, de John Carlin,
  • El libro de la fama, de Lloyd Jones,
  • El ingenuo salvaje, de David Storey,
  • La sangre es toda mía, de Tacho de Vedia,
  • Fuera de juego. Crónicas sociales en la frontera del rugby, de Alejandro Cánepa,
  • Rugby, de Manuel Soriano,
  • Placaje alto, de Angel Lluís Carrillo Pujol,
  • y Revancha, de Kiko Amat.

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«En un lugar del Atlántico», de Fatou Diome (Lumen, 2004)

Aquel domingo, 2 de julio de 2000, ya estaba yo repantigada en el sofá cuando los despertadores lanzaron su grito de alarma; la final de la Copa de Europa iba a comenzar dentro de pocos minutos. Una breve ojeada al balcón bastó para advertir que aquel día del Señor-Balón redondo no había nadie fuera

Hace poco descubrí por casualidad la existencia de esta novela. Me llamó la atención tanto la portada, en la que se ven al fondo dos niños con un balón en los pies como la segunda frase de la sinopsis: «…vive una pandilla de chiquillos empeñados en jugar al fútbol día y noche…«. Atraído por esos dos elementos, que prometían la existencia de una relación entre fútbol y literatura, me decidí a leerla.

Ya desde la primera página caí rendido a la historia y a la forma de escribir de su autora, la senegalesa Fatou Diome. Ahora que la he terminado solo puedo decir que es una auténtica maravilla, tanto por lo que se describe como por cómo se escribe. Uno de esos libros en los que vas entrando casi sin querer y en los que página a página se va tejiendo una especie de tela de araña que te atrapa sin remisión.

SINOPSIS

En un lugar del Atlántico de cuyo nombre pocos suelen acordarse, vive una pandilla de chiquillos empeñados en jugar al fútbol día y noche para emular el éxito de aquellos paisanos que han triunfado en las canchas europeas y que, al volver a su pequeña isla, cuentan maravillas de lo que han vivido en París y en otras capitales. Ahí el hambre es una palabra que casi no aparece en el diccionario, las mujeres llevan faldas cortas y existe algo tan extraño como el subsidio del paro, un papelito milagroso que permite vivir sin tener que trabajar. Así las cosas, en esa pequeña isla frente a las costas de Dakar un partido es mucho más que un acontecimiento deportivo: centenares de ojos acribillan la pantalla del único televisor de la aldea, y cuando el viejo aparato decide pasar a mejor vida, justo en el momento de la prórroga, los hombres mastican impotencia y rabia.

Para resolver el problema, el joven Madické llama a su hermanastra Salie en Estrasburgo, y será ella quien irá informándole de los resultados finales, describiéndole las jugadas más arriesgadas en el fútbol y en la vida, y contándole la realidad de su experiencia de inmigrada en Francia. Asistimos así a la retransmisión en directo de un juego bello y extraño, donde triunfa la sensación de no pertenecer ya a nada ni a nadie, un sentimiento que Diome salpica con el talento y la ironía que siempre acompañan a los mejores perdedores.

Moussa, que no soportó la vergüenza de su repatriación, ya no está allí para ver cómo su padre, por fin, se da cuenta de que en nuestra época el fútbol es un trabajo estupendo; de hecho, la salida de emergencia ideal para los hijos del tercer mundo.

Escrita en primera persona, Salie, la narradora, nos va hablando acerca de la vida que dejó atrás, en su Senegal natal, cuando emigró a Francia, esperando una vida mejor que nunca llegó a ser lo que esperaba. Al mismo tiempo, su hermano Madické, que todavía permanece en la isla, se entrega en cuerpo y alma a la práctica del fútbol convencido de que será la puerta a un paradisiaco mundo de riquezas y abundancia. Pero, como en algún momento se dice, las llagas propias no dejan ver las llagas ajenas, y pensar que el simple hecho de llegar a Europa es una automática garantía para una vida mejor es engañoso.

Si se busca información sobre la autora se observa, al terminar la lectura, que existe un alto componente autobiográfico en la historia. Salie nos habla desde Francia, a donde emigró desde su Niodior natal tras casarse con un francés. Pero el rechazo de la familia de él la obligó a divorciarse, dejándola en la complicada situación en la que se encuentra. Algo parecido es lo que acabó viviendo Fatou Diome, la autora. Y también coinciden en ambas las experiencias de infancia y la vida en Senegal antes de marchar del país en busca del sueño europeo.

Hay una importante presencia de fútbol en la novela, en tanto que ha sido (y lo sigue siendo) algo con lo que muchos jóvenes africanos sueñan: fichar por un club europeo. Pero, tal y como se describe, no es oro todo lo que reluce, una situación que el libro ejemplifica con la historia de Moussa, víctima de un intermediario sin escrúpulos que promete una cosa y acaba ofreciendo otra. El inicio de la novela se sitúa justo en el momento en el que se está disputando una Eurocopa de naciones, la del año 2000, que Madické sigue con gran atención porque su ídolo, Paolo Maldini, la está jugando. De hecho, mientras que los ídolos de todos sus amigos son franceses, él es el único aficionado de Italia. 

Hasta entonces yo había conseguido impedir que se arruinase, al igual que sus amigos, con los marabutos que especulaban con sus inocentes sueños. Pero esta vez se había decidido, haría cualquier cosa para ir a Europa, conocer a su ídolo, su doble, y hacer como él. Convertirse en un gran futbolista era su más imperioso deseo. Lo conseguiría, estaba seguro de ello.

Una novela más que recomendable, maravillosamente escrita, en la que se entrelazan de manera magistral y en ocasiones muy poética temas como la vida en un pequeño poblado cerca de Dakar en el que tan solo hay un televisor, las tradiciones del lugar, el papel de las mujeres en aquella cultura, y, sobre todo, la visión que se tiene de Europa como tierra prometida y la atracción que ejerce sobre miles de jóvenes que buscan desesperadamente llegar hasta ella en busca de un futuro que imaginan mejor, aunque la realidad es completamente diferente.

Literatura futbolera para el Día del Padre

Dice el gran Juan Villoro que «un estadio es un buen sitio para tener un padre. El resto del mundo es un buen sitio para tener un hijo«. Las relaciones paternofiliales han sido un fructífero tema en la literatura futbolera. La afición compartida, o el traspaso de la pasión por un club es uno de los argumentos que podemos encontrar en el terreno de juego del fútbol y la literatura. Hace ya más de un año cité algunas obras de este estilo en la sección de literatura deportiva con la que colaboro en el programa Radioestadio Catalunya, de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya.

Hoy, Día del Padre, es un buen momento para recuperarlas. Fueron, en concreto, las siguientes:

Literatura deportiva y árbitros

Ayer, en la sección de literatura deportiva del Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, hicimos referencia a obras en las que los árbitros tienen cierto protagonismo. Por si os apetece escuchar el audio del programa, aquí está el enlace:

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En cuanto a los libros citados en los que existe cierta presencial arbitral fueron los siguientes:

El fútbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano (1995), en el que se incluye un apartado dedicado a la figura del árbitro;

Obscuritas, de David Lagercrantz (2022), que comienza con el asesinato de un árbitro tras un partido de juveniles;

¡Árbitro, cabrón!, de Daniel Madueño (2011)

L’àrbitre o el pito del sereno, de Sergi Albert;

Los árbitros del soborno, de Humberto Rosales (2013);

¿Podrán los robots dominar el fútbol mundial?, de Nicolás Guglielmetti (2022);

Silbando por el mundo. Recuerdos e impresiones de viajes de un árbitro de fútbol, por John Langenus (1947);

El juego más bonito del mundo, de Santiago Hidalgo, Santiago Bellido y José Luis Chacel (2023);

El gran arresto, de Ken Bruen (2008);

La voz de los muertos, de Julián Sánchez (2011);

El misterio de los árbitros dormidos, de Roberto Santiago (2013)

y El misterio de los árbitros voladores, de Roberto Santiago (2022)

Día 8 de marzo: literatura deportiva escrita por mujeres

Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer. El año pasado, en la sección de literatura deportiva del programa Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, hice una serie de recomendaciones de obras de temática deportiva protagonizadas por mujeres que podéis recuperar desde este enlace.

Para este año, aquí va otra selección de lecturas con presencia de deportes diversos y que han sido escritas por mujeres.

En un lugar del Atlántico, de Fatou Diome (Lumen, 2004)

A menudo los aparatos de televisión fallan, pero el cacharro en cuestión es el único televisor del que disponen los habitantes de un pequeño pueblo de pescadores frente a Dakar, en Senegal. La cosa no sería tan grave si no estuviéramos en verano y en la época de los mundiales de fútbol, con la selección senegalesa peleando por conseguir una copa y todos los jóvenes del pueblo soñando con un fichaje que les permita dejar su país y convertirse en estrellas. Así las cosas, el joven Madické llama a su hermanastra Salie en Paris, y es ella la que irá informando de los resultados del partido, describiendo las jugadas más arriesgadas y contándole la realidad de su vida de inmigrada en la capital francesa. Asistimos así a una retransmisión en directo del juego, que la autora convierte en una reflexión irónica sobre la vida de los extranjeros en las grandes ciudades.


Los pecados de nuestros padres, de Asa Larsson (Seix Barral, 2022)

Al patólogo forense Lars Pohjanen le quedan pocas semanas de vida cuando le pide a Rebecka Martinsson que investigue un asesinato ocurrido hace nada menos que sesenta años. El cadáver del padre de un famoso boxeador que desapareció en 1962 sin dejar rastro es descubierto ahora en el congelador de un alcohólico hallado muerto. Rebecka acepta involucrarse en el caso, aunque para ello oculte una conexión personal con el mismo.

Sus pesquisas le llevarán hasta el “Rey del Arándano Rojo”, el que fuera capo del crimen organizado en la región durante décadas. Un crimen organizado cuyos tentáculos siguen apoderándose lentamente de la ciudad, con una Kiruna que está siendo demolida y trasladada a unos kilómetros para dar cabida a la mina que ha estado devorando la población desde abajo y que la expone ahora a intereses dudosos.  


Las incorrectas, de Paloma Bravo (Espasa, 2019)

Eva, Cristina, Candela e Inma no tienen nada en común (ni el estado civil, ni la profesión, ni la actitud ante la vida) pero se encuentran en el club de fútbol de sus hijos. Allí, inmersas cada una en su propia crisis vital, descubrirán que la amistad lo puede todo.

Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida… Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección.

Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.


Temporada de Rosas, de Chloé Wary (Astiberri, 2021)

Este año Bárbara tiene que estudiar para la selectividad. Pero lo que le remueve las entrañas es el fútbol. Bárbara es la capitana de las Rosas, el equipo femenino del club de su ciudad y, esta temporada, ella y sus compañeras tienen hambre de victoria. Sin embargo, a pesar de los duros entrenamientos, el club local se queda sin subvenciones y decide favorecer al equipo masculino para llevarlo al campeonato. Las jugadoras deberán elevar su voz para luchar contra la injusticia…

Chloé Wary se inspira en su adolescencia en los suburbios de París, así como en su experiencia como jugadora en el club de su ciudad natal para contar la pelea de las Rosas: “Bárbara no es una víctima para nada, como se suele imaginar a las chicas que viven en el extrarradio –afirma–. Ella y sus amigas encarnan una feminidad fuerte, potente y asumida. La droga y la violencia existen, pero, a pesar de los clichés, una puede vivir ajena a ello. Nosotras en el barrio no nos escondíamos en las sombras, ¡la calle era nuestra!”. 

Temporada de Rosas, íntegramente dibujado con rotuladores de colores, recibió el Premio del Público en el Festival de Cómic de Angoulême 2020 y el Premio Artemisia de creación femenina 2020 en la categoría emancipación. 


La pequeña comunista que no sonreía nunca, de Lola Lafón (Anagrama, 2015)

18 de julio de 1976, Juegos Olímpicos de Montreal. Nadia Comaneci, una jovencísima y desconocida gimnasta de un país remoto, Rumanía, ejecuta su ejercicio en las barras asimétricas. Un ejercicio perfecto. La niña de catorce años deja a todos patidifusos y hace saltar por los aires el marcador electrónico, que no preveía la posibilidad de que un ser humano alcanzara la perfección. Nadia obtiene el primer diez en gimnasia de la historia olímpica. A partir de ese momento epifánico, la historia de la pequeña Nadia es la de una criatura adorable que conquista el corazón del mundo entero: el «hada de Montreal». Pero también la de una niña que en poco tiempo se hace mujer y es sometida por ello a un juicio implacable: «la magia se ha esfumado», sentencia un titular de la época. Y la de una adolescente que vive bajo el régimen comunista de Ceaușescu, encumbrada a la categoría de héroe nacional. Y la de una chica sometida a la vigilancia de la Securitate y al asedio de Nicu, el siniestro hijo del dictador. O la de una mujer que, un mes antes de la revolución que derrocará y ejecutará al Conducator, protagoniza una fuga de película a través de la frontera con Hungría y llega a los Estados Unidos como refugiada política para descubrir que el sueño americano no es precisamente un cuento de hadas.

En todas esas Nadias hurga y rebusca Lola Lafon. Pero no como biógrafa, sino como novelista. A través de un intercambio fabulado de correos y conversaciones telefónicas con la propia Nadia Comaneci, teje una especie de documental ficcionado que llena «los silencios de la historia y los de la protagonista». Y así puede hablarnos sobre la dictadura que reina sobre el cuerpo femenino, siempre sometido a exigencias de eterna juventud.

Y sobre la utilización de los mitos populares, en este caso por parte de la propaganda del régimen rumano. Y sobre la Rumanía de los años ochenta, la de la carestía y el racionamiento, la de los decretos demográficos, la del matrimonio Ceaușescu más recalcitrante, la del sistema de control y espionaje paranoide de la Securitate. Poniendo voz –aunque sea inventada– al hada que encandiló al mundo en 1976, en fin, Lafon reinterpreta su historia personal y la de la Guerra Fría antes de la caída del Muro.


Soñar bajo el agua, de Libby Page (Suma, 2018)

Rosemary es una viuda de 86 años que ha vivido en el barrio de Brixton, en Londres, toda su vida. Allí ha visto cómo cerraba la biblioteca en la que trabajaba y cómo la frutería se convertía en un bar de moda. Cuando la piscina local a la que acude desde que era una niña, y en la que se enamoró de su marido, se ve amenazada también, Rosemary sabe que este puede ser el principio del fin.

Kate es una joven reportera del periódico local y desde que se mudó a Londres se encuentra perdida en una ciudad que siente demasiado grande… y demasiado hostil. Pero cuando, con la ayuda de un encantador fotógrafo, Kate investiga un poco en la historia de la piscina de Brixton se da cuenta de que esta es la oportunidad que ha estado esperando.

Porque, juntas, Rosemary y Kate están dispuestas a resistir y a demostrar que la piscina no es solo un lugar para nadar. Es el corazón de una comunidad y harán lo que sea para protegerla.


Mi propio fuera de juego, de Cristina Brull (Editorial La Calle, 2022)

Bienvenido/a a mi laberinto mental, al mundo de Rosario Joly García Milán, alias Ross. Volamos hasta el año 2012, en plena época Tuenti, cuando se decía que era el fin del mundo, pero más bien el que parecía que se iba a acabar era el mío. Y es que ser una adolescente de 16 años que lucha entre la felicidad y la rabia constante es muy agotador. Y tampoco ayuda mucho empezar a cuestionarse todo en la vida: desde por qué las chicas no cobran por jugar al fútbol y sufrir en sus propias carnes las desigualdades respecto a los chicos, pasando por el autodescubrimiento sexual (esto mejor lo dejamos aparte, que me muero de la vergüenza), hasta conocer (o no) la verdadera historia de mi familia, que ya os adelanto que es movidita. Solo os digo que el salseo empezó en 1950 en tierras francesas, y ya… ya no sé nada más.


261, de Laura Zalve (Planeta, 2023)

¿Y si te dijeran que no puedes hacer deporte, que no puedes correr, que eso está prohibido para ti solo por ser mujer?

Las mujeres no están hechas para practicar deporte y si lo hacen se convierten en marimachos, deforman su cuerpo, les crece bigote e incluso se les puede llegar a caer el útero convirtiéndolas en mujeres infértiles para el resto de su vida. Si eres mujer y haces deporte, estás loca. O eso creían hasta hace unas décadas.

Pero a Alice Walter le da igual. Desde el primer momento en que empezó a correr por casualidad se sintió increíble, diferente, libre.

Alice tiene un objetivo claro: correr una de las maratones más antiguas y duras del mundo: la maratón de Boston.

Pero para ello tendrá que correr una carrera mucho más importante: se enfrentará a las ideas preconcebidas de una sociedad anclada en mitos sobre la debilidad mujer, prejuicios, dudas, miedos, al qué dirán en el instituto, al primer amor y a una universidad poco preparada para el atletismo femenino.

¿Será Alice capaz de superar cada obstáculo? ¿Conseguirá hacerse hueco en un lugar reservado solo para hombres?


La corredora, de Carrie Snyder (Alfaguara, 2015)

Nadie parece recordar hoy la gesta de Aganetha en 1928, su medalla de oro para Canadá en los primeros Juegos Olímpicos en los que las mujeres pudieron participar en pruebas de larga distancia, hasta que llegan a visitarla al asilo dos jóvenes extraños que desean saber más sobre su carrera deportiva. «Aggie» regresa así a la granja donde fue criada y revive su infancia, su historia de amor y su lucha por convertirse en una mujer independiente a su llegada a la gran ciudad. Por su memoria pasan la devastadora Primera Guerra Mundial, la gripe española, los optimistas años veinte y la década terrible de los treinta. Pero a medida que se adentra en su memoria descubre que los jóvenes no son quienes aseguran.


Metiendo codos. Voces y confidencias de la mejor generación del ciclismo español, de Laura Meseguer (La Esfera de los Libros, 2020)

La relación de España con el ciclismo de élite es larga y exitosa. No por casualidad cuenta con algunos de los más excepcionales ciclistas de todos los tiempos como Bahamontes, Ocaña, Escartín, Perico, Induráin u Olano.

Laura Meseguer, una de las periodistas más respetadas y conocidas en el pelotón internacional, repasa de manera dinámica y profunda a través de decenas de entrevistas personales realizadas a los protagonistas, y sin evitar los temas polémicos, los últimos veinte años del ciclismo español, la época dorada de este deporte, donde los Contador, Freire, Valverde y Purito, entre otros muchos, han logrado victorias épicas en los puertos más duros y en las carreras más exigentes.

Un relato humano imprescindible de esfuerzo, sacrificio y gloria de la denominada «gran generación del ciclismo español».

Audio del programa haciendo clic aquí

«Las incorrectas», de Paloma Bravo (Espasa, 2019)

Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc… Los que conviven con niños futboleros reconocen esta tortura insoportable. Es el sonido de un renacuajo dándole patadas a un balón.

“Un estadio es un buen lugar para tener un padre. El resto del mundo es un buen lugar para tener un hijo”. La frase corresponde al gran Juan Villoro, y si no me equivoco aparece en su obra Balón dividido. Aplicándola a mi última lectura, la novela Las incorrectas, escrita por Paloma Bravo y publicada por la editorial Espasa el 2019, podría decir que las gradas de un club de fútbol base de barrio es un lugar idóneo para hacer grandes amistades. Porque es ahí, entre entrenamiento y partidos de los hijos de las cuatro protagonistas del libro, donde arranca toda la historia.

SINOPSIS

Esta novela es el único manifiesto feminista que firmarían el 100% de las mujeres, unidas por el humor, por las amigas y por la pelea con la vida.

Eva, Cristina, Candela e Inma no tienen nada en común (ni el estado civil, ni la profesión, ni la actitud ante la vida) pero se encuentran en el club de fútbol de sus hijos. Allí, inmersas cada una en su propia crisis vital, descubrirán que la amistad lo puede todo.

Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida… Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección. Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.

Esta, entre balonazos, es la historia de unas mujeres que podrían ser tus amigas.

Las incorrectas no es una novela futbolera. De hecho, si tuviéramos que calificarla de alguna manera, podríamos decir que es una obra femenina y feminista, que hace un homenaje a la amistad entre cuatro mujeres de procedencias y problemáticas diferentes a quienes la vida las lleva a coincidir y acabar unidas por fuertes lazos de amistad. Eva es actriz, está separada, tiene una hija y mantiene una magnífica relación con su ex. Inma, a quien su marido abandonó, trata de tirar adelante como puede con el hijo que ambos adoptaron. Candela, una eficaz abogada felizmente casada, con dos hijos, pero con un problema algo especial en su familia. Y Cristina, atractiva y triunfadora, ve cómo su vida comienza a tambalearse cuando su esposo ingresa en prisión.

Cuatro vidas que se acaban conociendo, como decía, gracias a que los hijos juegan en el mismo equipo de fútbol, y aunque lo futbolero no es más que un accesorio en la trama, sí que ejemplifica que se trata de una actividad presente en la cotidianeidad de muchas personas. Y, al mismo tiempo, permite también, casi al principio de la historia, hacer referencia a los problemas que todavía existen en cuanto a las reticencias que algunos tienen todavía a la hora de permitir que las chicas jueguen al fútbol en el mismo equipo que los chicos.

Una historia donde prevalecen los diálogos, con reflexiones muy interesantes en torno al feminismo, personajes bien construidos y una confluencia de caminos en los que el fútbol, desde la retaguardia, actúa como un ingrediente muy bien escogido como aderezo.

-¿Pronto? Llevas ocho años de retraso. Estás todo el día taladrándome con la pelota. Ya va siendo hora de que chutes fuera de casa.

-A veces lo hago… En la terraza de papá.

-Una semana, sí, pero la otra yo no tengo terraza. Y has perdido ya doce balones… No gano para comprarte pelotas.

A continuación, un video en el que la autora habla del libro:

«La noia del bar», de Albert Llimós (Pagès Editors, 2022)

No debe ser nada fácil ser uno de los mejores futbolistas del mundo y ser fichado por un club como el FC Barcelona. Y menos fácil aún debe serlo cuando se pretende llevar una vida completamente normal tras enamorarte de alguien totalmente alejado de tu mundo. En La noia del bar (La chica del bar, aunque de momento solo existe edición en lengua catalana), del periodista Albert Llimós, y publicada por Pagès Editors a finales del pasado año, ese es más o menos el planteamiento inicial con el que arranca la novela. Una obra que partiendo de esa idea acaba abordando numerosos aspectos de lo que debe ser la vida y los recovecos de un deportista de élite, y en la que no faltan las sorpresas que acaban arrastrando al lector hasta el final.

SINOPSIS

¿Cuantas veces te has sentido atraído por aquella persona que has visto de manera fugaz por la calle? Aquel rostro encantador que te cautiva y te castiga a la vez. A Guillermo Tavasci, el Guille, eso es lo que le pasó. Se enamoró perdidamente de aquella chica, la Lucía, que estaba tras la barra de un bar cualquiera. El, un famoso futbolista recién llegado a Barcelona desde Argentina, luchó por ella a pesar de que sus mundos eran irreconciliables. La noia del bar es una historia de pasión, miedos y dudas, un relato sobre el poder en el que el éxito y el fracaso se entremezclan sin distinción. Tenerlo todo puede generar un gran vacío: cuando te das cuenta, la juventud se ha evaporado y debes volver a empezar sin todo aquello en torno a lo que había girado toda tu vida.

El mundo del fútbol, bien conocido por el autor, es el telón de fondo de esta novela, en la que pasión, amor y madurez configuran un relato actual y comprometido con unos personajes construidos con sensibilidad.

La noia del bar es mucho más que una historia de amor entre personas de mundos diferentes. Aparte de la relación entre Guillermo y Lucía, la novela encaja de manera muy conseguida el resto de tramas que tienen que ver con la vida del protagonista. La responsabilidad del jugador que llega a un nuevo club y deberá lidiar con rivalidades de vestuario, las fiestas privadas llenas de lujo y sexo, la dificultad de mantener una vida normal cuando eres un personaje popular, los turbios asuntos económicos que hay detrás de algunos contratos, la influencia que la vida personal puede tener sobre el rendimiento deportivo, las relaciones entre prensa y futbolistas, las trampas y traiciones…

Albert Llimós, periodista con mucho conocimiento sobre el medio futbolístico, hace un completo repaso por todos estos temas combinándolos de forma perfecta en el desarrollo de la historia. La novela, a medida que avanza, va ganando en interés, pues no faltan sorpresas muy bien dosificadas que van enriqueciendo la trama y manteniendo la tensión hasta el final.

Podéis escuchar una entrevista con el autor hablando del libro haciendo clic aquí.