«Los fantasmas de Sarrià visten de chándal», de Wilmar Cabrera. Editorial Milenio

 

 

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Hace tiempo escuché a un escritor decir que a la mayoría de las novelas le sobran 200 páginas. Se refería, claro está, a las que sobrepasaban las 400 o 500. Durante una época de mi vida dejaba caer esa cita cada vez que tenía ocasión, pues me parecía que me hacía más intelectual y conocedor de los entresijos de la alta literatura. Una chorrada como tantas otras de las que acostumbro a soltar en cuanto puedo.

Hoy me reafirmo en la idea de que el número de páginas a veces es importante. Y no porque sobren, sino justamente por todo lo contrario. Porque esas 200 páginas que a aquel autor le sobraban hoy las he echado en falta. Y cuando eso ocurre solo hay una explicación: se está disfrutando tanto que uno no querría que la historia acabara.

Viene todo esto a cuento de la magnífica “Los fantasmas de Sarrià visten de chandal”, una novela de Wilmar Cabrera a la que, ya lo he dicho, me habría gustado que se hubiera prolongado durante 200 páginas más. Un número –el 200- con el que casualmente antes de tener la oportunidad de leer el libro ya se produjo un cierto intercambio. Fue cuando publiqué el artículo con el que conmemoraba el post número 200 del blog. Para celebrarlo, no se me ocurrió otra cosa que publicar 11 páginas 200 de 11 novelas futboleras. Como aún no había tenido la ocasión de leer la novela de Wilmar, contacté con el autor para que me facilitara, al menos, una fotografía de la página 200 de su novela. Su respuesta fue: “Te lo agradezco, pero mi novela tiene menos de 200 páginas”.

Visto lo visto, Wilmar, no sabes cuánto me habría gustado que las tuviera. O 200 más 😀

Sinopsis

 

Es verano y mientras en Sudáfrica se realiza el Mundial de Fútbol 2010, a cientos de kilómetros de allí, en Barcelona, tres inmigrantes disímiles, un exfutbolista argentino, un periodista colombiano y un gángster búlgaro, se toman la tarea de revivir el partido Italia Brasil del Campeonato Mundial de España 1982. Lo hacen con el fin único de crear un ¿falso? tour que atraiga a los visitantes llegados a la Ciudad Condal. Un tour que recorra las calles y plazas que reemplazaron al estadio de Sarrià, entre el triángulo marcado por la avenida del mismo nombre, la General Mitre y la calle doctor Fleming. Los tres quieren aprovechar el flujo de turistas para venderles la ruta, la historia y simulados souvenirs –incluso hierba de un campo que ya no existe-. Sin embargo, su idea se ve truncada cuando intentan convencer al jardinero que cuidó el césped durante cuarenta y tres años para ser el guía del recorrido. El viejo prefiere seguir en un geriátrico, en donde se recluyó, queriendo olvidarse del fútbol, tras la demolición del estadio en 1997.

Los fantasmas de Sarrià visten de chándal, más que una novela, es una “almazuela literaria” que mezcla, agrupa, contiene, incorpora y combina: ficción, crónica deportiva, realidad, periodismo, inmigración, soledad, olvido, supervivencia y turismo futbolero. Una historia para leer más allá de los 90 minutos.

“Revivir un partido mítico como la derrota de Brasil frente a Italia en el Mundial de España  regala grandes momentos de disfrute en esta novela”. David Trueba.

Estructura

La estructura de la novela no podría ser más futbolera: once capítulos que incluyen tres niveles de lectura. Por un lado, la historia de los protagonistas, Wolframio Caballero y José Wenceslao Novac Irigoyen, y su surrealista proyecto de convertir la memoria del antiguo estadio de Sarrià en una ruta turística, impulsada por el búlgaro mafioso Dimitar Zehirov.

Un segundo nivel que es una auténtica disección de un partido de fútbol para recomponerlo en forma de ofrenda literaria: el legendario Italia-Brasil que se disputó en Sarrià en el Mundial 82.

Y, por un último, un tercer nivel, más breve y conciso, pero no por ello menos interesante y ameno, el de los apuntes que Wolframio va registrando en su “Cuaderno de notas” tras recibir el encargo del búlgaro de ir preparando el folleto publicitario para la ruta turística.

Imagen de http://www.jotdown.es

Las tres capas de lectura se complementan a la perfección, ofreciendo al lector tres perspectivas de una misma historia. Una composición en la que las tres partes independientes acaban construyendo el todo, como sucede en un caleidoscopio.

Los fantasmas de Sarrià visten de chándal” nos ofrece un detallado desglose de uno de los partidos más míticos de la historia del fútbol: el Italia-Brasil del Mundial 82. El autor aplica el microscopio y desmenuza el partido para volverlo a mostrar a partir de la gran cantidad de detalles que en él se pueden encontrar. Detalles que no solo se limitan a lo futbolístico (una alineación, una jugada, un gol…) sino que también contienen una gran componente emocional, y que nos muestra a algunos de sus protagonistas desde el punto de vista de lo que son: futbolistas, pero también personas.

Explica Wilmar Cabrera que uno de sus objetivos en relación con la literatura futbolera es el de intentar ir más allá de la mera descripción futbolística, alejarse del terreno tan habitual que se limita a aproximarse al fútbol desde una óptica más periodística que literaria. El fútbol, dice, también puede ser materia literaria. En torno a él también hay vida, y la vida puede ser explicada en igualdad de condiciones aun cuando el fútbol sea el escenario principal. Y cita como ejemplo de esta idea la novela de Ramiro PinillaAquella edad inolvidable”.

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No solo estoy totalmente de acuerdo con él, sino que, en mi opinión, en “Los fantasmas de Sarrià visten de chándal” consigue que eso sea así, que el fútbol sea el cemento para construir una novela como cualquier otra cuyo tema fuera de tipo más “literario”. Aquí, lo que al final queda, además de aumentar nuestro idilio hacia un espectáculo histórico como fue aquel partido, es la sensación de que gracias al fútbol hemos conocido a unos personajes y unas vidas.

Lo que al final queda es el recuerdo de lo vivido, las ilusiones, las expectativas, la emoción vital que nos empuja a continuar adelante. Y eso, en esta novela, lo encontramos perfectamente descrito gracias al telón de fondo de dos episodios futbolísticos: el partido Italia-Brasil y la memoria del estadio de Sarrià.

Imagen de www.eldomingoalascinco.com

Tal y como explica el propio autor, nos encontramos ante una historia de transformaciones con el fútbol como motor de cambio. La transformación de un periodista en falso futbolista, y la transformación de un estadio en un conglomerado de viviendas. Un contenedor de historias en el interior del cual encontramos crónica deportiva, ficción, realidad, periodismo, supervivencia, inmigración, soledad…

Y también nos encontramos ante una contraposición entre dos modelos del fútbol. El de antes, en el que quien dominaba eran los futbolistas, representado por el jardinero, que tras la demolición del estadio se interna en un geriátrico, desaparece, como ha desaparecido su vida, y el del negocio actual, simbolizado por la sustitución del campo de fútbol por viviendas, por la sustitución del juego por el negocio inmobiliario.

Fútbol y literatura

Que el fútbol pueda ser considerado materia literaria de primera división y no de la tercera territorial es una de las intenciones del autor ya indicadas. La literatura, también lo he dicho ya, forma una excelente pareja con el fútbol en esta novela. Y, por si fuera poco, esa relación se remata con numerosas referencias a obras y autores repartidas a lo largo y ancho del terreno de juego del libro.

Así, por sus páginas no solo desfilan citas de autores como Juan Villoro o Dante Panzieri, sino que encontramos referencias a Osvaldo Soriano, Peter Handke, Enrique Vila-Matas e incluso a “La plaça del diamant” de Mercè Rodoreda.

Un tema acerca del cual tuve oportunidad de hablar con el autor el día que pude conocerlo. Una muy agradable conversación que espero no tardar en repetir.

Y para los que somos unos amantes de este tipo de referencias en los libros tenemos un regalo extra, como es el caso de las referencias cinematográficas, e incluso musicales, que van apareciendo dispersadas entre las páginas del libro. Y alguna escena, como la pasión del búlgaro por cierto cantante es impagable.

 

Jardines del Campo de Sarrià, imagen de www.barcelona.cat

Wolframio y Wenceslao, o Valentí y Fermín, son parejas de personajes que perfectamente podrían haber coincidido con Carvalho y Biscuter en alguna de las novelas de Vázquez Montalbán. Gentes que intentan tirar hacia adelante como pueden, algunos (Wenceslao y Wolframio) con más esperanza que otros (Valentí y Fermín, en el final de sus vidas). Los unos en fase de reconstrucción tras haber superado una etapa que ya no volverá (la de futbolista, en el caso de Wenceslao). Los otros, a la espera del derribo definitivo, apartados ya de toda circulación, como Valentí y Fermín.

Especialmente significativo es el caso de Valentí, jardinero durante más de 40 años del estadio de Sarrià. Aquel césped era su vida. El fútbol era aquel césped. Desaparecido el uno, desaparecido el otro. Y a partir de entonces, el aislamiento. El derribo. La desaparición.

Y todo ello con el telón de fondo de una identificación geográfica muy concreta y precisa, que hace que la novela se convierta también en un homenaje a una cierta zona de Barcelona, con numerosas referencias geográficas que, al menos a mi, me hacen entrar ganas de “recorrerla” y pasear por los lugares que aparecen.

Una novela en la que los dualismos son continuos, con una historia de parejas encabezada por la que para siempre será una de las más distinguidas y elegantes de la historia del fútbol: la formada por Italia y Brasil.

(Por cierto: “bonaerense” y “baronense” solo se diferencien en una letra “e”. ¿Otro dualismo?)

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Una novela, en definitiva, que es una pequeña joya en la que el autor combina diferentes y variados ingredientes para conseguir su objetivo: que el fútbol sea la excusa y el contexto para tratar temas universales. Para demostrar, nuevamente, que el fútbol y la literatura, cuando van de la mano, tienen mucho que decir.

Una historia llena de detalles a los que regresar, de referencias que releer, de ángulos desde los que aproximarse, rica en matices, y que, como al principio decía, me habría gustado hubiera tenido 200 páginas más 😀

MÁS INFORMACIÓN

Podéis leer el primer capítulo de la novela desde este enlace.

En este otro tenéis diferentes referencias aparecidas en prensa sobre la novela. Y aquí una entrevista con el autor.

En este vídeo tenéis una breve entrevista con el autor alguna opinión sobre la novela:

 

Este es el mapa de la novela:

 

Y aquí tenéis un booktráiler:

Diez años de la Champions del Barça en París, «Tenim un nom» y Vicenç Villatoro

 

Hoy os traigo una auténtica asociación en la que fútbol y literatura combinan y organizan una jugada que va desde la Edad Media hasta el día de hoy. Bueno, tampoco esperéis gran cosa, que no soy Umberto Eco. Y, como podréis imaginar, la pared literario-futbolística que me dispongo a describir no deja de tener un punto estrambótico. Pero es lo que hay. Así que vamos allá.

El año 2016 está dedicado en Catalunya a la figura de Ramon Llull, uno de los escritores y pensadores más destacados a nivel europeo de toda la Edad Media. Ramon Llull también da nombre a un prestigioso premio literario, ganado hace seis años por Vicenç Villatoro. Y Villatoro ganó ese premio con la novela «Tenim un nom» («El sueño de París«, en la edición en español), cuyo escenario de fondo es la Champions que el Barça ganó en París en el 2006, y de la que hoy, 17 de mayo, se cumplen exactamente diez años.

La historia de la novela es la siguiente:

Un periodista y su hijo adolescente viajan juntos a París para asistir a la final de la Champions, que jugará el F.C. Barcelona contra el Arsenal inglés. Distanciados desde hace unos años, padre e hijo participarán de la épica del deporte rey y la compartirán con todos los aficionados del campo. Al mismo tiempo, padre e hijo intentarán reconstruir su relación y recuperar, por fin, el tiempo perdido.

Vicenç Villatoro presenta una maravillosa historia repleta de personajes marcados por el pasado: una fascinante narración que nos habla del amor, del paso del tiempo, de las renuncias personales y de la difícil comunicación entre las personas.

¿Lo véis? Gracias al fútbol y la literatura hemos viajado desde la Edad Media hasta el presente pasando por la Champions de París. Un París que protagoniza el título de la versión en castellano de la novela: «El sueño de París«.

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Próximamente… nueva entrega de «Los Futbolísimos»: «El misterio de la lluvia de meteoritos»

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Gran noticia para terminar la semana para los aficionados infantiles al fútbol y la literatura, y es que se aproxima un nuevo número de «Los futbolísimos«, el que correspondería al número 9 de la serie.

Lleva por título «El misterio de la lluvia de meteoritos«, y en esta ocasión acompañaremos al equipo hasta Disneyland París.


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Aquí tenéis el booktrailer:

10 de mayo, Ignacio Martínez de Pisón y el gol de Nayim


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Hoy, día 10 de mayo, se cumplen exactamente 21 años de uno de los goles más espectaculares que recuerdo. Fue en 1995, durante la final de la Recopa que el Zaragoza y el Arsenal jugaban en París.

La espectacularidad de gol presentaba tres facetas: la de su gran dificultad, la de su impactante belleza y la de lo que aquel gol, conseguido desde 40 metros en el último minuto de la prórroga de una final europea, significó.

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Ignacio Martínez de Pisón, en su obra «El siglo del pensamiento mágico«, publicada en la colección Hooligans Ilustrados de Libros del K.O., lo (d)escribe así:

Me acuerdo de cuando cayó en mis manos “Fiebre en las gradas”, el libro en el que el británico Nick Hornby recreaba la evolución sentimental de un joven a través de su condición de seguidor del Arsenal. Lo primero que hice fue buscar en el índice las páginas dedicadas al 10 de mayo de 1995, pero la narración concluía con un partido contra el Aston Villa de 1992 y no hablaba de la final de la Recopa que ese 10 de mayo enfrentó al Arsenal y al Zaragoza en el Parque de los Príncipes de París. Se llegó con empate a uno en la prórroga y, cuando ésta estaba a punto de terminar y todos nos preparábamos para la tanda de penaltis, ocurrió lo inesperado. Nayim recibió el balón a la altura de la línea central y, casi sin pensárselo, lo lanzó hacia la portería defendida por David Seaman. El balón subió y subió hasta rozar el cielo de París, y luego descendió en busca del único hueco posible entre el desesperado bracear de Seaman y el larguero de su portería. Aquello no fue un gol: aquello fue un milagro.”

Y aquí tenéis el gol.

Doce meses, doce dorsales: con el número 5, mayo

 

<> at Camp Nou on January 29, 2014 in Barcelona, Spain.

Imagen de www.elgraficochile.cl

 

Si el calendario fuera un equipo de fútbol, el dorsal número 5 lo llevaría el mes de mayo. Y así juega mayo, más o menos, sobre el terreno de juego del fútbol y la literatura.

RONALDO: UN DIOS DE LA INGENIERÍA FUTBOLÍSTICA

Partido Barcelona-Deportivo de La Coruña. Mayo de 1997. El Barcelona aún tiene oportunidades de acercarse al líder, el Real Madrid, pero ha de ganar al Depor cueste lo que cueste. Faltan pocos minutos para el final y se mantiene el empate. Un equipo de gala capitaneado por Ronaldo se ha estrellado una y otra vez contra la muralla de la excelente defensa coruñesa. Ronaldo lo ha intentando una vez más y ha caído al suelo. Parece un atleta vencido, con la mirada perdida buscando algo que sólo él ve. Es la pelota. Y de pronto la pelota rebota en un jugador coruñés y pasa ante Ronaldo como si le invitara a levantarse y seguirla para bailar la samba. La pelota le está diciendo: «Tú estás el primero en mi carnet de baile». El atleta caído obedece la llamada. Se levanta. Recupera la pelota con la punta de la bota y mira hacia la portería. Es el momento Ronaldo, ese instante técnico en que sabe medir como nadie el pasillo que le lleva hacia el gol. Empieza su carrera y su dribling a costa de cuantos adversarios se pongan en su camino y, ante la salida del portero del Depor, el gol está servido. La magia de Ronaldo ha funcionado una vez más, y un episodio se suma a la leyenda áurea de un jugador de fútbol prefabricado a la medida del siglo XXI.

Manuel Vázquez Montalbán, en «Fútbol. Una religión en busca de un Dios«. (Debate, 2005)

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