
Aquí teneis el link a la edición del pasado miércoles, 25 de abril, del programa «Pase de página«, dirigido por Jorge Molina y dedicado íntegramente a hablar sobre fútbol y cultura.
Podéis acceder al audio haciendo click en la imagen. Para escucharlo con la máxima calidad os recomiendo que os descarguéis el archivo.
Mi modesta aportación del día giró en torno a la relación con los números de Enrique Vila-Matas y Johan Cruyff, con la lectura de un fragmento de la autobiografía de este último: «Johan Cruyff 14. La autobiografía«.
El texto es el siguiente:
Uno de los autores más reconocidos y premiados de la literatura española es Enrique Vila-Matas, quien también es un declarado aficionado al fútbol.
Hace unos años explicaba que durante un tiempo entabló amistad con futbolistas que leían. “Con Miguel Pardeza y Pep Guardiola, muy especialmente. Ellos querían que les hablara de literatura, y yo, en cambio, que me contaran secretos del fútbol”.
La admiración de Vila-Matas por Guardiola es similar a la que expresaba hacia Johan Cruyff, de quien opinaba que acertó siempre en todo, salvo con la muerte.
Curiosamente, además de lo futbolístico, Cruyff y Vila-Matas tenían otro interés en común: lo numérico.
Los números tuvieron para ambos cierta importancia, aunque de manera diferente. Vila-Matas no entendía el prestigio que tenían los denominados “redondos”, y de ahí el título de una de sus obras más curiosas: “Para acabar con los números redondos”.
En cambio, Cruyff, fue un auténtico apasionado de las cifras.
Hace ya dos años que nos dejó Johan Cruyff. Había nacido un 25 de abril como el de hoy. En su obra “Johan Cruyff 14. La autobiografía”, nos habla de ese día y de su particular relación con el universo numérico.
A continuación, el fragmento:
A pesar de haber sido un alumno mediocre, siento desde muy pequeño una gran afinidad por los números. Me interesa la numerología. Así que, por ejemplo, me casé con Danny el segundo día del duodécimo mes, diciembre. Dos más doce da el número de mi dorsal: catorce. El año era 1968, y seis más ocho también da catorce. No hay duda de por qué seguimos juntos tras cuarenta y ocho años. Nuestro matrimonio era dos veces bueno. Lo mismo pasa con mi hijo Jordi. Él nació en el 74 y yo en el 47. Ambos años suman once. Y su cumpleaños es el 9 de febrero y el mío el 25 de abril. Eso es nueve más dos y dos más cinco más cuatro. Ambos once.

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