«Buscando a Eric», de Ken Loach, y con Eric Cantona

 

Si tenéis ganas de ver una de esas comedias inglesas donde el centro de la vida es el barrio, donde los amigos son imprescindibles para superar los obstáculos de la vida, con unos personajes entrañables, con momentos emotivos y también hilarantes, en la que el fútbol hace de telón de fondo y en la que uno de los protagonistas es un futbolista mítico, no lo dudéis: buscar “Buscando a Eric”, valga la redundancia.

Dirigida el año 2009 por Ken Loach, cuyo nombre ya es garantía de calidad, se trata de una de esas películas en las que se retrata el devenir de unos personajes que ante la disyuntiva de resolver los conflictos de su vida cotidiana no tienen más recursos que el de aferrarse al cable que te acaban echando los amigos. Bueno, los amigos, y un ángel de la guarda a quien el protagonista empieza a imaginar que le acompaña y que es, ni más ni menos, que el mítico Eric Cantona.

La película, además de ser galardonada en el Festival de Cannes de aquel año con el Premio Ecuménico del Jurado, cuenta también con la presencia de otra celebridad, Steve Evets, ex bajista del grupo The Fall, que hace el papel protagonista de Eric Bishop.

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La sinopsis de la película es la siguiente:

Eric Bishop, un cartero de Manchester, fanático del fútbol, atraviesa una dura crisis vital: sus dos hijos hacen trapicheos de todo tipo, su hija le reprocha que no sepa estar a la altura de las circunstancias y, además, su vida sentimental es un desastre. Ni siquiera el buen ambiente que reina en el trabajo consigue levantarle el ánimo. Inesperadamente, una tarde se presenta en su casa Eric Cantona, su ídolo, la estrella de su equipo, el Manchester United. El ex-futbolista intentará ayudarlo a retomar las riendas de su vida.

Desde el momento en que Bishop comienza a sentirse acompañado y aconsejado por Cantona su vida comienza a dar pasos en la buena dirección. A lo largo del filme asistimos a diversas sesiones casi de psicoanálisis de Bishop en compañía de su admirado ídolo, quien le va ofreciendo pautas para ir resolviendo el catálogo de desastres que gobiernan su vida.

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Es de destacar el papel de Cantona, que ya había realizado anteriormente algunos pinitos en el cine. De la misma manera que cuando era jugador, su presencia en la pantalla impone, consiguiendo hacer un papel que a mi me parece muy sobrio y acertado. La presencia del fútbol en la película no se limita a la participación en ella de Cantona, sino que existen diferentes escenas en las que se muestran imágenes suyas defendiendo la camiseta del Manchester, realizando jugadas y marcando goles.

Una buena definición de lo que encontraremos en el filme es la formulada por el propio Ken Loach:

«Queríamos refutar la idea de que las celebridades son más que humanos. Y queríamos hacer una película que disfrutase de lo que usted y yo llamaríamos solidaridad, pero que otros llamarían apoyo de tus amigos de verdad, y de la vieja idea de que somos más fuertes como equipo que como individuos.»

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Y, ciertamente, esa fortaleza del conjunto frente a la individualidad queda claramente manifestada en la película, especialmente en una escena final que no tiene desperdicio y que, evidentemente, no explicaré aquí.

Aquí tenéis el tráiler de la película:

Por último, aprovechar la presencia de Eric Cantona para recordar un artículo de 1995 de Javier Marías y que forma parte de la recopilación de artículos sobre fútbol que el escritor había ido publicando y que están recogidos en el libro “Salvajes y sentimentales”. En aquel artículo, Marías se refería al episodio en el que Cantona propinó una patada a un hincha del Crystal Palace que lo estaba insultando.

 

Aquel suceso significó prácticamente el final de la carrera del futbolista, y Javier Marías le compuso el siguiente texto de homenaje en reconocimiento a un futbolista especial y carismático, atípico, que además de escribir poesía y pintar cuadros era lector de Baudelaire y de Montesquieu.

Un texto que os recomiendo leer para, a continuación, ver la película.

OH, AH, CANTONA

Javier Marías

Publicado en “Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol”. Ediciones Aguilar, 2000

Cuando estas líneas vean la luz, es posible que la carrera del futbolista francés Eric Cantona (pronúnciese Cantoná) haya tocado a su fin. En todo caso estará muy maltrecha, ya que su club, el Manchester United, lo ha apartado del equipo por lo que resta de temporada. También el seleccionador de su país lo ha repudiado, y aún le pueden caer sanciones mayores por parte de los organismos deportivos. El motivo es haberle propinado un acrobático puntapié a un hincha del Crystal Palace cuando, expulsado por el árbitro tras haberle hecho una fuerte entrada a un rival, Cantona se retiraba hacia el vestuario. Al parecer el hincha le estaba diciendo todo tipo de barbaridades, como suele ser costumbre de los hinchas del mundo entero. La acción de Cantona ha sido inmediatamente condenada por dirigentes, entrenadores y periodistas, y se lo ha acusado de caprichoso e incorregible, ya que no es la primera vez que este genio muestra su rebeldía, su impaciencia su sangre caliente. Lleva a cuestas una larga lista de incidentes, y además lee a Baudelaire y a Montesquieu, lo cual –pese a Valdano, Guardiola, Pardeza, Marcial y alguna otra excepción- no está aún muy bien visto en el ambiente futbolístico (leer, quiero decir). Escribe poesías y pinta cuadros. Es medio español de origen y los aficionados de sus ya numerosos equipos lo adoran, a él y a su juego. Siempre lleva el cuello de la camiseta subido, como si fuera el de una gabardina, y su concepción y ejecución del fútbol es una de las más imaginativas, voraces e inesperadas –a la vez artística y aguerrida- de los últimos tiempos. Los niños ingleses le cantan en los recreos: “Oh, ah, Cantona, ran away with the teacher’s bra” (“… salió corriendo con el sostén de la profesora”).

Al hincha agredido por Cantona, un tal Matthew Simmons, de veinte años, se le prohibirá el acceso al estadio de su equipo, ese será su leve castigo. Parece un buen elemento pese a su corta edad: tiene antecedentes penales por robo a mano armada en una gasolinera y es conocido por sus ideas racistas. Es probable que se mereciera la patada y quizá algo más. Aun así, Cantona no debió dársela y es normal que lo sancionen. Lo que es más discutible es su condena moralista general. Sobre él llueven los insultos y las censuras, cuando lo que ha hecho, desde mi punto de vista, ha sido ‘también’ un acto de coraje e insumisión.

Se da por descontado que el público es respetable cuando hace mucho que dejó de serlo. Quien ha pisado alguna vez un estadio o una plaza de toros ha visto a individuos cobardes que, amparándose en la distancia y el anonimato, se atreven a gritarles a los futbolistas o toreros cosas que no serían capaces de murmurarle a nadie que estuviera a dos pasos, gente que no saldría ni en defensa de un niño al que vapulearan cuatro adultos. Se atreven a insultar y humillar en tanto que masa, confundidos con otros de su misma especie, jaleándose y envalentonándose mutuamente. Se sienten impunes porque en esos lugares es casi imposible que sean individualizados, percibidos como lo que son, individuos. Pocas cosas hay en el mundo más repugnantes que un linchamiento, material o verbal: que ese grupo de individuos que dejan de serlo durante un rato para descargarse de responsabilidad y entonces matar o pegar o insultar, y que luego pretenden volver a su individualidad cuando todo ha pasado y pueden pensar: “Yo no he sido, fueron más los otros”. Enfrentarse o revolverse contra esa masa de linchadores es algo casi imposible, y ante tal situación el agredido piensa: “Si pudiera encontrarme con ellos, uno a uno”. Es lo que ha hecho el gran Cantona: individualizar a alguien dentro de esa masa, señalarlo con el pie (más que con el dedo), sacarlo de su cómodo anonimato y darle su merecido. Sobre Cantona podían haber caído en el acto cien gamberros como Simmons que lo habrían matado allí mismo, otra vez constituidos en multitud impune. El jugador corrió su riesgo y le echó valor.

Si esta situación la hubiéramos visto en el cine, no habríamos tenido dudas acerca de la reacción del héroe, la habríamos aplaudido seguramente. A veces me pregunto por qué no sabemos interpretar la vida real con la misma nitidez, con la misma ecuanimidad que una película o una novela. Y pienso que más nos valiera intentar verla así siempre, como una representación ficticia, fiándonos sobre todo de nuestro instinto de espectadores o lectores, que falla mucho menos que nuestro discernimiento de ciudadanos. Javier Marías (1995)

Y, para terminar, algunos de los goles que marcó Eric Cantona:

«Els 4 Sherlocks», de Jesús Cortés. Editorial Bromera

 

 

Hi ha qui pensa que l’únic que trobarà en un llibre que estigui considerat de “futbol” és, justament, això: futbol. Dos equips jugant un partit, jugades i gols cap aquí, aturades i fores de joc cap allà, l’emoció del marcador, algun lesionat… Més o menys, la retransmissió escrita d’un partit.

Tot i la demostració de que el futbol com a tema literari permet parlar de moltíssimes altres coses, encara hi ha qui continua afirmant que els llibres de futbol són com les comèdies romàntiques en les que el final és ben conegut. És a dir, que els protagonistes, en el cas de la comèdia, s’acaben casant. I no només això, sinó que fins i tot en la cerimònia sempre hi ha una parella d’espontanis que aprofiten l’avinentesa i el muntatge per casar-se de manera imprevista.

En el cas del futbol, aquests incrèduls pensen que tots els llibres acaben igual: amb un partit final en el que guanyen els bons i perden els dolents. Com en les pel·lícules de l’oest però amb pilota en comptes d’indis, més o menys.

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Però la realitat és que si mostressin una mica més d’interès per aquest gènere descobririen que vale, que en alguns casos és així, però que en la majoria és justament el contrari. Fins i tot hi ha llibres que podríem incloure dins la categoria de “futbolístics” on, a l’hora de la veritat, el que fan els protagonistes és una altra cosa. Per exemple, fer de detectius. I aquest és el cas del llibre que ens ocupa: “Els 4 Sherlocks”.

Escrit per Jesús Cortés, amb dibuixos d’Oriol Malet i publicat per l’editorial Bromera, “Els 4 Sherlocks” és en realitat el títol d’una sèrie protagonitzada per quatre joves apassionats de les investigacions, de la recerca de pistes i, com no, de les aventures del seu ídol, Sherlock Holmes. De fet, la realitat és que prefereixen jugar amb una lupa abans que amb una pilota, perquè quan han de practicar aquest esport es troben ben perduts i desemparats.

– Nosaltres som rates de biblioteca. Mentre devorem historietes, uns altres devoren balons. I ara ens trobem al seu territori.

Però, què pinta aquest llibre en aquest bloc? Doncs que el primer número de la nova sèrie es titula “Un robatori molt esportiu”, i tota la història gira entorn d’un torneig de futbol. De fet, en les últimes pàgines del llibre s’ofereixen diverses explicacions sobre aquesta disciplina esportiva: les seves regles, les línies de l’equip, les tècniques de jugada… fins i tot una explicació de la FIFA!

Podríem dir que el llibre s’inscriu en el subgènere dels equips de futbol que a més de jugar han de resoldre algun enigma o fer també d’investigadors. És el que trobem, per exemple, en “Els futbolíssims” i els seus misteris, els nois del grup “Clam Barça” d’Antoni Dalmases o alguns episodis que viuen els protagonistes de “Futbolmania” de Gerard van Gemert.

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I no podem oblidar que fins i tot Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, no només va jugar en un equip de futbol durant la seva joventut, sinó que fins i tot va escriure un relat d’intriga on el gran Holmes havia de resoldre un misteri relacionat amb un equip de futbol-rugby! Però d’això, d’aquí ben poquet, ja en parlarem.

El que trobem a “Un robatori molt esportiu” és una història d’intriga en la qual els quatre protagonistes col·laboraran en la resolució d’un robatori. Tal i com podem llegir a la sinopsi, “Fran, Gomo Mati i Wen practiquen esports per diversió i també comparteixen l’afició pels llibres del detectiu Sherlock Holmes«.

         La recaptació robada en un torneig benèfic de futbol farà que s’enfronten amb el seu primer cas com a detectius. Encara no ho saben, però és qüestió de temps que demostren els seus coneixements en l’art de la deducció i acaben convertint-se en … els 4 Sherlocks!

         Però la semifinal del torneig ja s’està jugant i tenen molt poc temps per a resoldre el cas!

         Fes-te detectiu amb aquesta nova sèrie!”

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Com veiem, en aquest volum assistim a la formació del grup, a qui el sobrenom d’”Els 4 Sherlocks” els ve posat per la resta de companys de l’escola. La desaparició de la recaptació d’un torneig benèfic posarà en marxa les seves habilitats detectivesques, i al llarg de la història assistim, d’una banda, a les seves passes per resoldre el cas. I, d’altra banda, al desenvolupament del torneig i l’evolució dels diferents partits.

“Els nostres companys desplegaren tot un arsenal d’habilitats dignes dels millors cracks del baló. La seua afició pel futbol tenia ara la seua recompensa. I jugaven bé. Molt bé.”

El llibre està acompanyat d’unes il·lustracions molt atractives que s’intercalen en el text integrant-se de manera perfecta amb la lectura, actuant, en alguns moments, de substitut d’aquesta.

Un llibre molt recomanable per llegir una història amb futbol que a més integra una bona intriga, i que és ideal per als infants apassionats de les històries de detectius.

El que deia: que en els llibres de futbol trobareu molt més que futbol.

 

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Podeu llegir un fragment del llibre en la pàgina web del llibre o en aquest enllaç.

Fallando penaltis

 

Imagen de www.mundodeportivo.com

 

El Barça ganó ayer por 1 a 2 en el campo del Manchester City el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. Fue un gran encuentro, quizá de los mejores en lo que llevamos de año, con un más que destacable primer tiempo por parte de los azulgranas. El equipo desarrolló un gran juego, Luis Suárez marcó los dos goles, y Messi dio un auténtico recital de fútbol.

Sin embargo, tanto la gran imagen ofrecida como el gran resultado conseguido se han visto en parte eclipsados por el penalti fallado por el argentino en el tiempo de descuento. Un penalti que de haber sido transformado habría finiquitado prácticamente la eliminatoria.

Por lo que parece, las cosas no le están saliendo demasiado bien a Messi desde los 11 metros, una distancia que parece se le ha atragantado y que le ha llevado a fallar 5 de los 10 últimos lanzamientos realizados, si contamos también los chutados con la selección Argentina.

Ante esta situación, la pregunta es: ¿es eso preocupante? Si leyerais más y miraseis menos la tele, o como mínimo, si leyerais más aunque mirarais la tele sabríais que las cifras de Messi no son, en absoluto, para preocuparse. Total, de los últimos penaltis lanzados solo ha fallado el 50%.

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¿Es eso mucho? No. Mucho es lo de Francesc Parxet i Cases, delantero del Pla de Dalt y miembro destacado de “Els Futbolíssims”, que ha fallado los últimos 5 penaltis chutados tal y como explica en «El misteri dels árbitres adormits» de Roberto Santiago.

Es decir: que el chaval no ha fallado uno ni dos ni tres. Ha fallado cinco. Five points. Cinco chutados, cinco fallados.

A mi em va posar Paket perquè fa uns quans partits que no marco.

Bé, per això i per una altra cosa que ja he explicat.

He fallat cinc penals seguits en cinc partits.

Ja sé que és increïble, i que no deu haver passat mai res de semblant en cap equip del món.

Per això em va posar el nom de Paket.

Y eso que hasta su madre, gran futbolera, le ha explicado cuál es el secreto de los penaltis. Y que incluso le ha dicho que quien en realidad debe tener miedo es el portero, como dijo un escritor que se llamaba Peter Handke en un libro titulado, precisamente, “El miedo del portero ante el penalti”.

(Bueno, en realidad, esto último me lo acabo de inventar yo. Pero lo he colado aquí porque me parecía que hablando de penaltis por algún lado tenía que aparecer el libro, ¿no?)

El secret per xutar bé els penals me’l va explicar la mare:

– Tu, quan vagis a xutar, mira cap al costat on penses tirar la pilota, perquè també ho vegi el porter… i després xutes cap al mateix lloc.

– Però si el porter ja sap cap a on xutaré, per què haig de llançar la pilota en la mateixa direcció? –vaig preguntar.

– Per això, precisament, perquè el porter es pensa que com que ell ja sap la direcció en què llançaràs la pilota, canviaràs d’opinió i xutaràs cap a l’altre costat- va explicar-me ella-. I per això el porter es tirarà cap a l’altra banda i tu marcaràs.

Em vaig quedar rumiant una estona. Potser tenia raó, i a més la mare en sap molt, de futbol.

Así que, visto lo visto… ¿aún os sigue preocupando lo de Messi? Yo empezaré a hacerlo cuando sus cifras igualen las de Paket.

«El delantero centro fue asesinado al atardecer», de Manuel Vázquez Montalbán. Editorial Planeta

SINOPSIS

Todo comienza cuando se recibe este anónimo en las oficinas del club de fútbol más rico del mundo: 

“Porque habéis usurpado la función de los dioses que en otro tiempo guiaron la conducta de los hombres, sin aportar consuelos sobrenaturales, sino simplemente la terapia del grito más irracional: el delantero centro será asesinado al atardecer”.

 Carvalho será contratado para esclarecer el caso.

Este es el arranque de “El delantero centro fue asesinado al atardecer” de Manuel Vázquez Montalbán, el volumen número 14 de la serie Pepe Carvalho. Publicado por la Editorial Planeta, se trata de un libro escrito en 1988, en plena época de la Barcelona preolímpica, y en él se combinan a la perfección temas como el fútbol, la corrupción, la vida de las fronteras de barrios marginales y, como en tantas otras de sus obras, la ciudad de Barcelona.

La historia arranca cuando Pepe Carvalho es contratado por la directiva del “club de fútbol más poderoso de la ciudad, de Cataluña, del universo” para que investigue el origen de los extraños mensajes anónimos que amenazan con asesinar al delantero centro.

Aunque a lo largo del libro no aparece el nombre, no cabe duda de que el club del que habla en todo momento es el Barça. Un club que acaba de hacer uno de los fichajes estelares del campeonato: el inglés Jack Mortimer, actual bota de oro europeo y promesa futbolística del continente.

– Le facilitaré las cosas. Todo el mundo habla del fichaje que ha hecho el club. La junta directiva saliente nos dejó una plantilla descompensada y en cierto sentido quemada. Hemos trabajado para recomponerla y nos faltaba un gran crack, una gran figura internacional que devolviera la ilusión al público. Jack Mortimer. Bota de oro.

– ¿Es una metáfora?

– No. Es un galardón. Al mejor futbolista europeo.

– ¿Le dan una bota de oro? ¿Maciza?

Fútbol de élite, fútbol de barrio

Es una evidencia que nos encontramos ante una novela en la que el fútbol es elemento destacado. Con un título como “El delantero centro fue asesinado al atardecer” la conclusión es bien sencilla: delantero asesinado y Carvalho equivale a novela negra y futbolera. Incluso el número de serie del volumen (el 14) tiene reminiscencias muy futbolísticas, puesto que el 14 era el dorsal de Johan Cruyff.

Imagen de www.squadraeterna.com

En el libro Montalbán demuestra todo su conocimiento de los entresijos del fútbol de élite, y la curiosa simbiosis que se produce entre factores tan alejados entre sí como el de los intereses que mueven a algunos de sus principales agentes. Los futbolistas, a los que solo preocupa el juego en sí, y algunos dirigentes, para quienes el fútbol es un mecanismo de poder. Desde la inocencia futbolística de Jack Mortimer a las ansias de poder y reconocimiento social de Basté de Linyola, presidente del club:

Desaparecidos los fotógrafos y los periodistas, Mortimer había perdido el aura de dios de las áreas y parecía un muchacho que se había equivocado de salón y de compañía. Especialmente en relación con Basté de Linyola, empresario y ex político que había hecho de la presidencia del club una cuestión de penúltima significación social (…). La presidencia del club era la antesala de la jubilación, pero le convertía en un poder fáctico y amaba el poder como único antídoto contra la autodestrucción.

Junto a esta visión de la realidad del fútbol de élite encontramos la otra realidad del fútbol, la del terreno de juego, la del jugador que se ha pasado la de campo en campo disputando infinitas batallas y que aun en el ocaso de su vida deportiva continua manteniendo el ADN del fútbol. Vázquez Montalbán también describe esta realidad con gran conocimiento:

– Somos profesionales. El fútbol es nuestro pan. Los jugadores más peligros son o los más jóvenes o los más viejos. Los más jóvenes porque quieren llegar cuanto antes a ser respetados, y los más viejos porque quieren seguir demostrando que están en forma.

Pongo esta foto para ilustrar lo que eran los campos de tierra de hace años. La imagen es la del primer equipo de la U. D. Cornellà de finales de los 80, en el antiguo campo de la Vía Férrea ya reformado. Como entrenador una vieja gloria del fútbol: Pepín Cabezas, del Espanyol. Y entre los jugadores, el que escribe 😀 

Y, el otro nivel futbolístico que encontramos representado es el del fútbol de base, de categoría regional, de campos de tierra, vestuarios infames y duchas de agua fría. Un submundo que conozco muy bien y que, afortunadamente, ha mejorado mucho con el paso de los años. Pero en la época en la que se sitúa la historia la realidad era justamente la descrita. Una realidad que, salvando las distancias, me ha recordado la descrita en “Fuera de juego”, de Miguel Ángel Ortiz, y que tan bien descrita está en el partido que disputan el Alcázar y el …

Es, en definitiva, un ejemplo más del gran conocimiento que Vázquez Montalbán tenía del mundo del fútbol, tanto del que latía en la base, en las categorías regionales, como el de los grandes fastos del teatro de los héroes, con sus flashes, sus focos, sus grandes titulares y sus altares. Y claro, decir esto no es ninguna novedad. Más teniendo en cuenta que el fútbol era una de las pasiones de Montalbán, y que no hay que olvidar otra de sus grandes obras dedicadas a esta temática: “Fútbol. Una religión en busca de un dios”.

– Tú juega a tu aire. Pero pon cojones. Muchos cojones. Los defensas centrales de categoría regional son más asesinos que los de tercera o los de segunda. Al lado de ellos, Pontón era un angelito.

         Y le guiñaba el ojo porque había mencionado el nombre del histórico asesino de su rodilla.

Tenemos, en resumen, un gran análisis de la psicología de los diferentes estamentos que forman parte del planeta fútbol. Desde los jugadores, a los entrenadores, pasando por los presidentes, los aficionados, los periodistas, etc.

Como colofón de este apartado, recomendar una atención especial a la espectacular y revolucionaria teoría táctica del nuevo entrenador fichado por el club. No tiene desperdicio. Y más aún si la comparamos con la otra teoría táctica que aparece en el libro. Pizarra de élite y pizarra de barrio. Un ejemplo más del abismo que separa a los equipos de fútbol de la cima y a los de la base.

Del fútbol de barrio al barrio chino

Imagen de www.timeout.es

Como en otras obras de Vázquez Montalbán, la ciudad y el barrio Chino especialmente tienen un especial protagonismo. En este caso lo que se respira es un continuo sentimiento de pérdida, de nostalgia hacia una época que se va, hacia la desaparición del país de su infancia, con las intervenciones urbanísticas en la Barcelona preolímpica, en general, y en el barrio chino, su barrio, en particular.

… y a sus espaldas, la piqueta se cernía sobre el barrio del Raval para abrir caminos por los que se fueran los malos olores de la droga y el sida, la inmigración magrebí y negra.

Nos encontramos aquí otro de los grandes temas de la novela: la modificación de la ciudad con motivo de los juegos olímpicos de 1992. El libro está escrito en 1989, época de grandes operaciones de cirugía estética urbana y entre las cuales luces y sombras se alternaban y confundían. La ciudad vivía sumida en un auténtico cambio de etapa y de época, una situación que al escritor le producía un cierto rechazo por lo que significaba de eliminación de una identidad a cambio de un maquillaje. Por eso hay un cierto tono de nostalgia, de pérdida, de adiós irrecuperable a toda una época.

“Un gigantesco bulldozer con cabeza de insecto de pesadilla convertiría la arqueología de la miseria en definitiva arqueología de libro”.

“Pero aunque se derrumbaran las casas y los viejos, los drogadictos, los camellos, las putas pobres, los negros, los moros tuvieran que escapar empujados por la pala mecánica, a algún lugar llevarían su miseria, tal vez al extrarradio, donde la ciudad pierde su nombre y ya no se hace responsable de sus desastres”.

Imagen de www.intensificantvidesnervioses.wordpress.com

Una visión en la que a lo largo de las páginas vamos descubriendo una radiografía que muestra una ciudad que es, para unos, el territorio en el que vivir, y para otros, el espacio con el que negociar. Una visión que podríamos vincular con la de Manuel Delgado y su crítica a la ciudad escaparate solo para turistas.

Y entre los grandes damnificados los habitantes de unas clases para quienes la especulación era un término de sonoridad lejana hasta que comenzó a acercarse peligrosamente amenazando con expulsarlos más allá de las fronteras del sistema. Un barrio chino cuyas calles son un personaje más de la novela y que requieren de una lectura con un plano al lado y poder callejear junto a Carvalho.

¿Quién podía suponer que desconocía los límites del país de su infancia ¿Quién podía escamotearle los puntos cardinales que mejor conocía?

En este sentido, os recomiendo que visitéis la página de Barcelona Llibres en la que aparecen numerosas referencias a esta presencia del barrio chino en la obra de Vázquez Montalbán y, en particular, en el caso de “El delantero centro fue asesinado al atardecer”.

Imagen de Joan Colom sacada de la página www.barcelonallibres.cat

Del Barrio Chino a los personajes del barrio

Imagen de www.vespito.net

– Deben ser los árabes, jefe.

– ¿Qué árabes?

– Los jeques árabes. Se llevan a todos los futbolistas buenos a esas ciudades del desierto para hacer equipos invencibles a base de talonario.

Carvalho, Biscuter, Bromuro… personajes llenos de esa vida auténtica de barrio, las vidas del superviviente. Personajes que continúan flotando con dignidad en medio de una corriente que les aleja de lo conocido y les arrastra hacia lo desconocido. Carvalho, como siempre, es uno de esos personajes en los que la resignación se convierte en dignidad, y en los que las dificultades y los obstáculos se aceptan sin permitir que acaben ahogando esos pequeños placeres que dan sentido a la vida.

En la novela, Carvalho se mueve continuamente entre esos dos mundos que oficialmente nunca se tocan aunque, en los subterráneos, están en un continuo contacto. Haciendo gala permanente de su escepticismo y sabiduría de calle, Carvalho se mueve en los altos ambientes sin dejarse deslumbrar y sin perder nunca su desconfianza ante el brillo de la opulencia.

Y de postre, un poco de gastronomía

Y, por supuesto, está la gastronomía, tan presente en las historias de Carvalho. No recordaba algo que me dije a mi mismo hace años: no leas una historia de Carvalho antes de comer. ¡Cuánta razón! Porque cuando menos te lo esperas te asalta una comida, un manjar, una delicatessen, una visita a uno de los templos culinarios que Montalbán tan bien conocía, o cualquier maravilla gastronómica que como te pille con el estómago vacío te acaba haciendo babear encima del libro.

– Asombroso. Entiende usted de cocina.

– No entiendo de otra cosa. Pero tampoco demasiado.

– ¿Es indispensable entender de cocina para un detective privado?

– No. Pero para un psicólogo social, sí.

– Qué interesante. Explíquese.

– No soy orador.

– Antes me ha parecido que lo era.

– Las sobremesas me excitan.

Imagen de www.currycurryquetepillo.com

Para terminar, una referencia futbolística para recomendar el libro. Y es que, transformando la expresión del desaparecido Luis Aragonés, no puedo más que decir que “El delantero centro fue asesinado al atardecer” de Manuel Vázquez Montalbán es un libro para leer y leer y volver a leer. Y leer y leer y leer. Y leer y leer y volver a leer…

Pues eso.

Más información

Encontraréis reseñas y comentarios sobre el libro muchos más interesantes que este en los enlaces siguientes, en los que también encontraréis algún artículo sobre la relación de Vázquez Montalbán y el fútbol.

Imagen de www.barcelonallibres.cat

El fútbol, el 23-F y las casualidades lectoras

 

Imagen de www.flapa.es

Ayer fue 23 de febrero, una fecha sin nada especial para unos, y cargada de simbolismo para los que, digámoslo claro, tenemos una cierta edad. Recuerdo que durante un tiempo los informativos de la televisión y la radio, cada 23 de febrero, recordaban que el mismo día de 1981 se produjo uno de los episodios más relevantes (y frikies, también) de la historia española. Un hecho que ha dejado de ser material de recordatorio informativo quedando sepultado en lo más profundo del baúl de los recuerdos de Karina.

Aquel día, un grupo de guardia civiles, liderados por el teniente coronel Tejero y su mostacho, irrumpieron en el congreso de los diputados, manteniendo secuestrados a todos los que por allí pululaban durante 18 horas. A quien le interese el tema le recomiendo el libro de Javier Cercas “Anatomía de un instante”, o, también, el interesante programa «Operación Palace«, que hace poco se emitió y fue realizado por el equipo de Salvados.

Para que nos entendamos, aquello fue un intento de golpe de estado en toda regla, de los de tomo y lomo, expresión esta que recuerdo de los tebeos y me hacía mucha gracia. Hacia las 18.22 exactamente se produjo la invasión del Congreso de los Diputados, y supongo que minuto arriba minuto abajo fue cuando en la bóveda del edificio retumbó el famoso “¡Alto todo el mundo! ¡Todo el mundo al suelo!”.

Son momentos que uno acaba siempre recordando. Y se recuerdan por razones diversas. De hecho, como me pilló jovencito (16 años, segundo de B.U.P. Sí, sí: B.U.P., una cosa de la prehistoria), en una época en la que transición, democracia, libertades, franquismo, espíritu reivindicativo… eran términos de gran actualidad, me tocó vivir el suceso con toda la atención del mundo, poniendo sobre él mis cinco sentidos, desde las trincheras del instituto de una ciudad dormitorio, consciente de la repercusión histórica de lo que estaba sucediendo.

Imagen de www.imortaisdofutebol.com

(Bueno, de hecho, también puse los cinco sentidos –y porque no tenía más- y tuve conciencia de la importancia planetaria de lo que sucedió un año después, cuando la Italia de Paolo Rossi eliminó del Mundial 82 al Brasil de Sócrates en aquel inolvidable partido que se jugó en Sarriá. ¡No había llorado por una final de fútbol desde la de Alemania contra Holanda en 1974!

Pero como decía, si tengo fresco aquel 23 de febrero de 1981 fue por un momento clave que se produjo aquella tarde. Un momento que me hizo entender de golpe lo que significan las expresiones “sabiduría popular” y “¡Ay la que se va a liar!”. Y fue cuando mi madre, muy seria, me dijo: “Niño, baja a la bodega y compra todos los huevos, patatas, latas de conserva y otros productos imperecederos que puedas, que como esto vaya en serio vamos a necesitar provisiones”. Vaaaa, lo reconozco: me he tomado la licencia de transformar las auténticas palabras que mamá pronunció aquella tarde, que como se puede suponer fueron bastante menos literarias y mucho más onomatopéyicas.

Imagen de www.marca.com

¿Y por qué precisamente hoy me asalta el recuerdo del (valga la redundancia) asalto del 23-F? Se supone que en este blog se habla de lecturas relacionadas con el fútbol, ¿no? Bueno, sí. Se habla de libros en los que el fútbol es el tema principal. Y también se habla de lo que se habla en los libros que hablan de fútbol. Más o menos. Y justamente en uno de esos libros, “El delantero centro fue asesinado al atardecer”, de Manuel Vázquez Montalbán, justamente hoy, decía, leo:

…ante ellos apareció de pronto una pequeñísima taberna, inexplicablemente superviviente en aquella acera del paseo de la Bonanova, titulada Cervecería Víctor y nada más entrar Carvalho recibió cien informes visuales de que algo irreparable había pasado en su vida: había traspasado el dintel del tiempo. A este lado de la puerta, la Barcelona democrática, olímpica y yuppie, y al otro un rincón para la nostalgia de la España franquista, una madriguera color vino donde hasta las jarras de cerveza llevaban la bandera española y las postales eran señales de una identidad nostálgica: Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma Ramos, el general Muñoz Grandes con la Cruz de Hierro, el coronel Tejero con los bigotes de hierro, Adolfo Suárez disfrazado de jefe falangista y acompañado del lema “¿Juras, Judas?”.

Pues eso. Que como quien no quiere la cosa me ha saltado a un ojo desde las páginas del libro que estoy leyendo “el coronel Tejero con los bigotes de hierro”. Un asalto que se ha producido un 23 de febrero. Y he creído que la cosa no podía quedar así.

Otro ejemplo más de todo lo que se puede aprender leyendo literatura futbolera. Hoy, historia contemporánea.

Cogido con pinzas, ¿verdad?

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«Oda a Platko» de Rafael Alberti: l’èpica del porter, la màgia de la pilota

Imatge de www.footballcitizens.com

El diari El País va publicar en la seva edició d’ahir un magnífic article (com tots el que signa, perquè enganyar-nos) de Ramon Besa. Al text, feia una recorregut històric per un espai tan complicat i complex com el de la porteria del Camp Nou.

Sota el títol “Ser porter en un equip de davanters”, l’autor partia dels sorprenents resultats (en positiu) que han donat tant Claudio Bravo com Ter Stegen, els dos porters que han arribat aquesta temporada amb una dificilíssima papereta, com era la de substituir Víctor Valdés. Una perspectiva, diguem-ho clar, respecte de la qual ningú s’hauria imaginat que acabaria sent el que està sent. És a dir: que tal i com diu Besa, no caldrà tornar als temps en què els aficionats es tapaven els ulls cada cop que el rival passava de mig camp.

Imatge de www.blaugranas.com

L’article és tot una “Història abreviada de la porteria del Barça”, com perfectament l’hauria pogut titular Enrique Vila-Matas parafrasejant el seu “Història abreviada de la literatura portàtil”. Hi trobem condensats i –el millor de tot- brillantment adjectivats fins a 33 defensors dels pals del Barça, des de l’admirat Ramallets, el seriós Sadurní, el gloriós Sant Artola o el carismàtic Urruti fins al porter sense mans Busquets, el de la cua i la cara pintada Rustu, o els empassats Lopetegui, Vítor Baia i Dutruel, entre molts altres.

En resum, que tot aquest escalfament és per explicar dues coses. La primera, evidentment, és que us llegiu l’article. És més, aquest (trobareu el link al començament d’aquest text) i tots els que escriu el Ramon Besa, autèntiques joies literàries.

I la segona és que a l’article també es fa esment d’un altre històric de la porteria del Barça i que té una gran relació amb el món de la literatura. Es tracta de l’ós ros Platko, “immortalitzat per l’oda d’Alberti a l’heroica final de Copa de 1928”.

Imatge de www.abc.es

La referència que trobem a la viquipèdia sobre Platko és la següent:

Franz Platko, també conegut com a Ferenc Platko i Francisco Platko, va néixer a Budapest, Hongria el 2 de desembre de 1898. Jugava a la posició de porter i va defensar els colors de clubs com el Vasas SC, WAC Viena i MTK Hungária FC, abans d’arribar a Catalunya per defensar els colors del FC Barcelona. L’any 1922, el MTK jugà dos partits amistosos enfront del Barça que finalitzaren amb empat a zero. Aquells temps, el club tenia la necessitat de trobar un porter que substituís al gran Ricard Zamora, que havia retornat a l’Espanyol, i quedà tan impressionat amb l’actuació de Platko que decidí oferir-li un contracte. Ràpidament es convertí en un mite al club, on en set anys guanyà sis campionats de Catalunya, tres copes d’Espanya i una lliga espanyola. A la final de copa de l’any 1928, en què el Barça derrotà la Real Sociedad després de tres partits, Rafael Alberti li dedicà el poema Oda A Platko en el seu honor, impressionat per la seva actuació. Platko finalitzà la seva carrera com a jugador al Recreativo de Huelva abans de retirar-se el 1931.

I també a la viquipèdia trobem que Platko va ser entrenador a França, fitxant pel FC Barcelona la temporada 1934/35, sent reemplaçat la temporada següent per Patrick O’Connell. Després va donar el salt a Sud-amèrica  amb notable èxit, dirigint a Xile dirigí el Colo-Colo i la selecció nacional entre altres clubs, i entrenant també els dos grans de l’Argentina: River Plate i Boca Juniors.

Dues dècades després retornà a Barcelona, la temporada 1955/56. Malgrat establir un brillant rècord de deu victòries consecutives a la lliga (que no fou superat fins a l’any 2005) només va poder acabar segon al campionat i fou, de nou, reemplaçat la temporada següent.

(Val a dir, com a curiositat en relació amb aquest rècord de victòries, que qui el va batre l’any 2005 va ser Frank Rikjaard. Després, l’any 2008, Guardiola també va superar aquesta xifra de victòries seguides. I el més recent va ser Luis Enrique, diumenge passat, amb la seva victòria per 5 a 0 davant el Llevant.)

Platko va morir a Santiago de Xile el 2 de setembre de 1983.

Imatge de www.proceso.com.mx

El que ara ens interessa és la vinculació que Platko va establir, segurament de manera involuntària, entre futbol i literatura. Més concretament entre futbol i poesia. I és que com s’esmenta a l’article del Ramon Besa, Rafael Alberti li va dedicar un poema, “Oda a Platko”, després de la final de Copa de l’any 1928.

El cas és que aquella final de Copa de l’any 1928 la van disputar el F. C. Barcelona i la Reial Societat. Una final que es va jugar als Camps d’Esport del Sardinero de Santander i que va necessitar de tres partits per proclamar un campió, ja que aleshores encara no existia el llançament de penaltis per desempatar.

Els dos primers partits van acabar amb el mateix resultat d’empat a 1 després de la pròrroga. En el tercer i últim, el resultat ja seria favorable al Barça per 3 a 1, amb gols de Samitier, Arocha i Sastre, pels blaugrana, i de Zaldúa de penal per a la Reial.

Imatge de www.andreugonzalez.cat

L’episodi que va commoure a Rafael Alberti es va produir en el primer dels partits. Al bloc Football Citizens trobem una descripció perfecta:

El primero de los partidos dejó un lance para la historia. El portero húngaro del Barcelona, Ferenc Platko, que vino a suplir la marcha de Zamora, recibió una patada en la cara de Cholin, ariete vasco. Evitó un tanto que parecía inevitable. A causa del golpe, quedó tumbado y tuvo que ser retirado del terreno de juego con el rostro ensangrentado. Volvería con un aparatoso vendaje. Sin embargo, se perdería la final de dos días después.

El periódico Sport Cantabria relató la acción del siguiente modo: “Cuando la Real estaba achuchando la portería catalana, su delantero centro Cholin, en una posición envidiable, avanzó hasta la portería. Cuando el gol parecía inevitable, el guardameta Platko realizó una gran estirada y se arrojó sobre el pie del jugador donostiarra conteniendo así el tiro, pero a cambio de recibir en la cabeza el golpe destinado al balón. La patada fue brutal, Platko quedó conmocionado y tuvieron que retirarle del campo para aplicarle 6 puntos de sutura en la herida ensangrentada”.

Esta acción, y el resto del encuentro, atrajo la atención del poeta gaditano Rafael Alberti (1902-1999). Quedó prendado del espectáculo, de lo épico del portero, de la magia del balón. Quiso dedicarle unos versos al héroe del Barcelona.

Imatge de www.todocoleccion.net

I a continuació el famós poema, publicat en la primera pàgina del diari “La Voz de Cantabria” del dia 27 de maig de 1928

 

Oda a Platko

Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,
guardameta en el polvo,
pararrayos.
No nadie, nadie, nadie.
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
Camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiente en la yerba de otro país.
¡ Tú, llave, Platko, tu llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo !
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Volvió su espalda al cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas sin viento.
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por ti, sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar.
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.
Azul heróico y grana,
mando el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin plumas,
escalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
¡ Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría !
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
¡ Oh, Platko, Platko, Platko
tú, tan lejos de Hungría !
¿ Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte ?
Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.

Rafael Alberti

 

Per acabar, un documental de l’Arxiu de la Televisió de Catalunya sobre la història del Barça que inclou la lectura del poema feta de la pròpia veu de Rafael Alberti.

 

Mini Futbolmania: «Tres gols i un barret», de Gerard van Gemert. Símbol Editors

 

Tres gols i un barret

 

Escrit per Gerard van Gemert i publicat per Símbol Editors, “Tres gols i un barret” (“La danza del sombrero”, en la versió espanyola, publicada per Bruño Editores) és un llibre de gran format i amb gran importància de la il·lustració, a càrrec de Mark Janssen.

El llibre pertany a la sèrie “Mini futbolmania”, del qual em consten publicats tres volums: el que ens ocupa, “El salt del cangur” i “La fiesta del azúcar”, aquest darrer només disponible en castellà pel que he vist.

El salt del cangurPortada

Es tracta d’una col·lecció d’àlbums il·lustrats que segueix l’estela de la sèrie “Futbolmania”, dels mateixos autors. Adreçada als infants a partir de 10 anys ja té publicats 8 volums.

Tres gols i un barret” està destinat als infants a partit dels 7 anys, i ens explica una senzilla història en la que un grup de nens hauran de superar una por sense fonament i convèncer-se que guanyar o perdre només depèn del seu esforç i de la confiança en les seves capacitats. Com a peculiaritat, indicar que es tracta d’un equip integrat per nens de diferents països del món.

Heus aquí els nens de l’equip del Futbol Club Tossa Plana. És un equipo molt especial perquè els jugadors són de diferents països del món. Sempre estan contents i animats, i els encanta jugar a futbol.

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A la sinopsi trobem:

Els set jugadors del F. C. Tossa Plana són tots de països diferents, i jugar a futbol és el que els uneix. Avui, precisament quan juguen el partit de futbol que els pot posar primers de la lliga, en Rafa ha perdut el seu barret. No poden fer la dansa del barret, la dansa que els porta tanta sort…

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Un llibre, en definitiva, molt recomanable i atractiu per introduir els que ja no són tant petits en la literatura sobre futbol i les sèries d’aquesta temàtica, i ajudar-los a donar el salt, més endavant, cap a sèries com l’esmentada “Futbolmania”.

 

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«Fútbol» y «San Valentín»

 

Imagen de www.elbocon.pe

 

Hoy, día de San Valentín, vale la pena preguntarse si hay espacio para el amor en el fútbol. Y no me refiero solo al amor por un equipo, o al amor por el fútbol en general. Me refiero al amor que podemos encontrar entre las páginas de la literatura futbolera.

Historias de amor, más o menos, como la encontramos en «Lucha por la victoria«, de Gerard van Gemert, entre Hans y Femke:

Femke esbozó una tímida sonrisa y susurró:

– ¿Sabes que no solo me pareces un buen FUTBOLISTA?

Hans se preguntó qué querría decir con eso. Se le ocurrió una idea descabellada, pero ni se atrevió a considerarla, así que prefirió quedarse callado.

Femke siguió hablando:

– Me gustas mucho, Hans. Cuando estoy contigo, siento mariposas en el estómago.

Él la miró, alucinado.

– A mi me pasa lo mismo -consiguió balbucear.

Femke se echó a reir, y a continuación le tomó la cara entre las manos… y lo besó.

Por un momento, Hans se olvidó de todo. La cabeza le daba vueltas.

Cuando Femke lo soltó, Hans la contempló maravillado, le dedicó una amplia sonrisa y se puso en pie.

 

O como la declaración que encontramos en «El misteri dels àrbitres adormits«, primer número de la serie «Els futbolíssims«, de Roberto Santiago y publicada por Cruïlla. Una declaración de uno de los protagonistas, Francesc Parxet Cases hacia la Xantal, la jugadora más guapa de su equipo:

– La Xantal és una noia molt…, guapa i molt simpàtica i juga molt bé al futbol…, i a mi…, diaxò…, a mi m’agrada… Tampoc no és que m’agradi gaire, però, vaja, que si, que m’agrada… I aquesta nit he quedat amb ella al camp de futbol i estic una mica nerviós.

 

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Otro ejemplo de amor en la literatura futbolera es el que encontramos en «Fuera de juego«, de Miguel Ángel Ortiz:

 

 

Noelia cruzó los brazos.

– Ya lo sabes -dijo-. No te hagas el tonto.

– Dilo.

– Eres un payaso. -Se volvió a Fichu-. Él.

– ¿Quién?

– Fichu.

– Su nombre -dijo Koldo.

– No te cebes -dijo Salva-. Ya lo ha dicho.

– Su nombre, o fuera.

– Jesús.

– ¿Ves cómo no era tan difícil? -dijo Koldo acercándose a Fichu; le cogió por la barbilla, pero Fichu se revolvió-. Uhhh, las orejas rojas: amor del bueno.

 

Y, por si no es suficiente, aquí tenéis un par de ejemplos más del amor que podemos encontrar en la literatura futbolera.

 

 

Que paséis un buen y futbolero San Valentín!

«Las cuatro torres», de Leandro Pérez. Editorial Planeta

 

portada con faja

«Una novela negra, futbolera y sentimental. Y además, muy bien escrita»
Arturo Pérez-Reverte

 

Recuerdo perfectamente el día que descubrí “Las cuatro torres” en una librería. Estaba curioseando entre las novedades de las estanterías, siguiendo la infalible táctica que siempre aplico cuando intento averiguar si se ha publicado algo nuevo que se pueda catalogar de literatura futbolera. ¿Y cuál es esa táctica? Elemental, querido Watson: miro las portadas. ¿Buscando qué? Pues buscando un balón, una portería, un jugador de fútbol, un banderín de córner o qué se yo, cualquier imagen relacionada con el deporte del balompié.

La mayoría de los libros (y me refiero a los de ficción) que tienen relación con el fútbol son fácilmente identificables por la fotografía de la portada. Cuando este elemento visual no aparece es porque el título es ya de por sí lo suficientemente descriptivo como para dejar claro que allí dentro, entre aquellas páginas, late el fútbol.

En “Las cuatro torres”, en cambio, no existe ningún vínculo futbolero ni en el título ni en la imagen de la portada. Sin embargo, y pese a esa circunstancia, las alarmas saltaron en cuanto mis ojos se posaron en su faja y leí: “Una novela negra, futbolera y sentimental. Y además, muy bien escrita”.

Quien firmaba esa descripción tan concisa y contundente era, ni más ni menos, que Arturo Pérez-Reverte. “¿Novela negra, futbolera y sentimental?”, me pregunté, volviendo a analizar la fotografía de la portada y el título. Hmmm, veamos que dice la sinopsis.

Sinopsis

¿Quién es Juan Torca? ¿Un mercenario, un detective, un asesino? Al desembarcar en Madrid, Torca es un náufrago que vive en un hotel de Gran Vía y corre por el Retiro. Todo cambiará cuando se reúna con su compadre Javier Marsé en una de las Cuatro Torres. Y cuando se crucen en su camino Nerea, una joven recepcionista del hotel, y Adriana, la mujer de Marsé.

En el otoño de 2011, el Real Madrid de Mourinho encadena una victoria tras otra, pero está perdiendo un partido que no juega con el balón. «Tienes que averiguar quién es el puto topo que está filtrando a Ramón Ribeyro lo que se cuece en el vestuario del Real Madrid», le encarga a Torca su compadre. ¿Atrapará Torca al topo?

Las Cuatro Torres, debut literario de Leandro Pérez, es una novela negra de espléndida factura, un thriller emocionante y absorbente que no podrás dejar de leer.

Una sinopsis tan sugerente, con un anzuelo tan efectivo –una temporada reciente, la del Real Madrid del 2011 entrenado por Mourinho– y una presentación tan contundente – la de Pérez-Reverte– componían una ecuación con un único resultado: hay que leer la novela. Y ahora que la he terminado, solo puedo añadir que ha sido todo un acierto, que se trata de un libro que acaba dando todo lo que promete y que no puedo hacer más que recomendarla.

leopoldo roldan

Imagen de Leopoldo Roldán extraída de www.leandro-perez.com/las-cuatro-torres

Publicada por la Editorial Planeta, “Las cuatro torres” es una novela que encantará a los amantes de la intriga, la novela negra, el fútbol y a los aficionados a los libros de Pérez Reverte, cuya recomendación no está, para nada, en fuera de juego, por utilizar el símil futbolístico.

Y es que a lo largo de sus páginas se respira un aire muy revertiano en algunos de los personajes y situaciones. Pasado militar del protagonista, Juan Torca, con participación (entre otras misiones) en la guerra de Bosnia-Herzegovina, un sentimiento de extrañeza en medio de la nada, una actitud de lobo solitario, un continuo recomponerse para continuar deambulando por la vida, un pasado lleno de recuerdos…

Son ese tipo de personajes que acaban dejando huella y que pese a la apariencia de rendición y derrota siempre miran hacia adelante y nunca le pierden la cara al destino. Un personaje que, afortunadamente, tendrá continuidad según ha manifestado su autor.

Kim Philby

Fotografía de Kim Philby, el espía más célebre del siglo XX, a quien se parecía Juan Torca de joven. Imagen de www.leandro-perez.com/quien-es-juan-torca/

Juan Torca es el protagonista de “Las cuatro torres”. Como consecuencia de sus antiguas relaciones con “Los compadres” recupera el contacto con uno de ellos casi sin pretenderlo viéndose envuelto en una intrigante trama vinculada con el Real Madrid. La historia, tal y como informa el autor, se sitúa en el año 2011, una temporada todavía fresca para los aficionados al fútbol y en la que el fútbol español, con la presencia de Mourinho, vivió episodios muy convulsos.

“Cuando apareciste por la puerta dabas miedo. Sin embargo, al acercarte al mostrador tan hecho polvo me diste mucha pena. _Calado, barbudo, con la costra mal curada. – Nerea le rozó la frente-. Y unos ojos tan, tan tristones. Olía a perro mojado. Eso, parecías un perro abandonado.»

Es la época del dedo en el ojo de Tito Vilanova, de la rivalidad a cara de perro y excesivamente agresiva entre Madrid y Barcelona, de los conflictos entre los jugadores de uno y otro club en la selección, de la persecución a Casillas… Una temporada que dejó huella y que la novela acierta a utilizar como marco temporal, puesto que el lector se siente continuamente en terreno conocido.

dibujo portada

Imagen de www.leandro-perez.com/las-cuatro-torres

La historia parte, más o menos, de lo que ocurrió en la realidad. Durante un tiempo se habló de la existencia de un topo en el vestuario del Real Madrid, y el encargo que recibe Juan Torca es justamente el de descubrir al responsable de todas las filtraciones. Para ello, deberá volver a poner en modo “on” todos los conocimientos adquiridos durante sus épocas de misiones activas.

Al mismo tiempo, se verá obligado a sobrellevar todas las dudas que le irán asaltando a medida que vaya avanzando en sus investigaciones, puesto que lo que aparentemente parece un encargo claramente definido estará lleno de sombras.

Un thriller absorbente, de los que agarra al lector por el cuello y sin soltarlo lo obliga a avanzar página a página, con una estructura muy futbolística y numerosas referencias futboleras que permiten al lector situarse continuamente en terreno reconocible: jugadores conocidos, partidos que recordará, periodistas populares, un contexto histórico y social cercano…

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Imagen de www.leandro-perez.com/las-cuatro-torres

Muy interesante también es la presencia de numerosas referencias relacionadas con temas diversos. A mi, particularmente, las lecturas que están repletas de este tipo de citas me resultan especialmente atractivas, y me encanta interactuar con la lectura mientras busco en Google la fotografía del lugar que se describe, de la canción que se escucha, del gol que se narra o de la situación geográfica de la ciudad de la que se habla.

En este sentido, “Las cuatro torres” es una novela idónea para ser editada también en algún formato de lectura enriquecida en la que podríamos completar diferentes secciones con la informaciones gastronómicas, artísticas, literarias, musicales o viajeras, entre otras opciones, que salpican las páginas del libro.

Como no podía ser de otra manera, las redes sociales no son ajenas al devenir de los protagonistas, siendo otro acierto la existencia de una App con contenidos complementarios, destacando también la lista de reproducción que podemos encontrar en Spotify con las canciones que «suenan» en el libro.

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Y a mi, en relación a este tipo de referencias, me toca la fibra sensible encontrarme en una misma novela una cita de Blade Runner y un cuadro de Rothko.

En resumen, una novela más que recomendable, que cualquier persona interesada en este género disfrutará enormemente, puesto que los personajes son de los que dejan huella y la trama, bien resuelta, presenta los suficientes recovecos como para mantener la atención hasta la última página.

Y no penséis que hace falta ser aficionado al fútbol para disfrutarla. Si sois futboleros y además madridistas la novela os encantará. Pero si no sois futboleros no lo dudéis: leedla, porque no os defraudará.

Yo soy culé y me he lo he pasado bomba.

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También os recomiendo que os paséis tanto por la App que antes mencionaba como por la página web de la novela, en la que encontraréis una completísima recopilación de artículos, entrevistas, noticias y otras reseñas sobre el libro mucho más interesante que esta que acabáis de leer.

EL AUTOR

Leandro Pérez. Foto de Félix Ordóñez

Leandro Pérez (Burgos, 1972) hasta ayer guardaba sus libros en un cajón. Escritor y periodista, además de otras cosas, ha trabajado en Madrid, en  El Mundo, y es uno de los creadores de Trestristestigres.com, empresa que ha puesto en marcha numerosos proyectos en Internet, a menudo periodísticos y culturales. Además de blogs, columnas y dossieres, Leandro Pérez ha escrito un par de narraciones que jamás publicará y varios primeros capítulos que quizá retome algún día. En algunos figura Juan Torca, el personaje que protagoniza Las Cuatro Torres, su primera novela. Corre, como Torca. Pero todavía no fuma.