Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc… Los que conviven con niños futboleros reconocen esta tortura insoportable. Es el sonido de un renacuajo dándole patadas a un balón.
“Un estadio es un buen lugar para tener un padre. El resto del mundo es un buen lugar para tener un hijo”. La frase corresponde al gran Juan Villoro, y si no me equivoco aparece en su obra Balón dividido. Aplicándola a mi última lectura, la novela Las incorrectas, escrita por Paloma Bravo y publicada por la editorial Espasa el 2019, podría decir que las gradas de un club de fútbol base de barrio es un lugar idóneo para hacer grandes amistades. Porque es ahí, entre entrenamiento y partidos de los hijos de las cuatro protagonistas del libro, donde arranca toda la historia.
SINOPSIS
Esta novela es el único manifiesto feminista que firmarían el 100% de las mujeres, unidas por el humor, por las amigas y por la pelea con la vida.
Eva, Cristina, Candela e Inma no tienen nada en común (ni el estado civil, ni la profesión, ni la actitud ante la vida) pero se encuentran en el club de fútbol de sus hijos. Allí, inmersas cada una en su propia crisis vital, descubrirán que la amistad lo puede todo.
Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida… Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección. Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.
Esta, entre balonazos, es la historia de unas mujeres que podrían ser tus amigas.
Las incorrectas no es una novela futbolera. De hecho, si tuviéramos que calificarla de alguna manera, podríamos decir que es una obra femenina y feminista, que hace un homenaje a la amistad entre cuatro mujeres de procedencias y problemáticas diferentes a quienes la vida las lleva a coincidir y acabar unidas por fuertes lazos de amistad. Eva es actriz, está separada, tiene una hija y mantiene una magnífica relación con su ex. Inma, a quien su marido abandonó, trata de tirar adelante como puede con el hijo que ambos adoptaron. Candela, una eficaz abogada felizmente casada, con dos hijos, pero con un problema algo especial en su familia. Y Cristina, atractiva y triunfadora, ve cómo su vida comienza a tambalearse cuando su esposo ingresa en prisión.
Cuatro vidas que se acaban conociendo, como decía, gracias a que los hijos juegan en el mismo equipo de fútbol, y aunque lo futbolero no es más que un accesorio en la trama, sí que ejemplifica que se trata de una actividad presente en la cotidianeidad de muchas personas. Y, al mismo tiempo, permite también, casi al principio de la historia, hacer referencia a los problemas que todavía existen en cuanto a las reticencias que algunos tienen todavía a la hora de permitir que las chicas jueguen al fútbol en el mismo equipo que los chicos.
Una historia donde prevalecen los diálogos, con reflexiones muy interesantes en torno al feminismo, personajes bien construidos y una confluencia de caminos en los que el fútbol, desde la retaguardia, actúa como un ingrediente muy bien escogido como aderezo.
-¿Pronto? Llevas ocho años de retraso. Estás todo el día taladrándome con la pelota. Ya va siendo hora de que chutes fuera de casa.
-A veces lo hago… En la terraza de papá.
-Una semana, sí, pero la otra yo no tengo terraza. Y has perdido ya doce balones… No gano para comprarte pelotas.
A continuación, un video en el que la autora habla del libro:
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