«Iniesta», cómic de Miguel Gómez Andrea «Gol» y Enrique Ventura. Dibbuks Ediciones

 

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Seguramente, uno de los jugadores más especiales que ha dado el mundo del fútbol ha sido Andrés Iniesta. Además de una calidad técnica indiscutible y fuera de lo común, el particular carácter del manchego –sencillo, modesto, humilde- lo ha convertido también, en uno de los más respetados como persona.

A diferencia de otros, siempre ha intentado alejarse de los fastos de la fama. Respetuoso con el rival, enemigo de las polémicas, profesional intachable, la sencillez con la que ha manejado el ser una estrella del fútbol ha hecho que en más de una ocasión se le catalogue de … personaje aburrido.

Pero tras el crack futbolístico también hay una persona. Y en la trastienda de Iniesta hay más contenido del que a simple vista pueda parecer. Él mismo lo expresó en “La jugada de mi vida. Memorias”, biografía escrita por Ramon Besa y Marcos López y publicada hace un par de años por Malpaso Editorial. En la portada de aquel libro se destacaba una frase del propio jugador: “Si crees que me conoces por lo que te han contado de mi, no me conoces”.

Conocer tanto al jugador como a la persona es ahora más fácil gracias a “Iniesta”, el magnífico cómic que acaba de editar Dibbuks, inspirado, justamente, en la anteriormente citada biografía. El guión es de Miguel Gómez Andrea “Gol”, los dibujos de Enrique Ventura y color de Dani Seijas. La edición está muy cuidada: a todo color, tapas duras y papel de calidad para todas las páginas.

 

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SINOPSIS

El fútbol es el deporte popular por excelencia y, tal vez por eso, la competencia traspasa a menudo las fronteras de la educación y del juego caballeroso. Los aficionados nos exaltamos más de lo debido y las estrellas del fútbol no siempre tienen el comportamiento adecuado, capaz de atenuar las pasiones futboleras.

Andrés Iniesta es un héroe, tal vez el más popular, y como tal todos le perdonaríamos una actitud engreída y suficiente. Pero nada más lejos del paisano de Fuentealbilla. Iniesta es afable y comprensivo. Un hombre cercano. Esas cualidades le convierten en modelo a seguir y le han hecho ganar el corazón de todos los aficionados, no importa el color de su camiseta.

Este cómic habla de Andrés, el niño, el hombre, el padre de familia. Así, al conocer su humanidad, valoramos aún más su genio, su grandeza.

 

 

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El cómic se inspira en la biografía del jugador antes citada, y hace un recorrido por su trayectoria, desde sus inicios siendo niño en su pueblo natal hasta la actualidad. A lo largo de la historia se van intercalando las cuestiones futbolísticas con las de carácter más personal, haciendo quizás más énfasis justamente en estas. Porque, tal y como él mismo expresa, “tiene la necesidad de expresarse como futbolista, pero, sobre todo, como ser humano”.

De esta manera se ofrece un retrato de la persona que hay detrás del jugador, con sus problemas, preocupaciones e inquietudes. Creo que enfocar la historia desde esta perspectiva es un acierto, pues ayuda a entender que detrás del éxito y el triunfo y lo que en apariencia es una vida plenamente alegre y feliz se ocultan, la mayoría de veces, situaciones que el gran público desconoce.

En el caso de Iniesta, justamente, esto es especialmente interesante, pues se trata de un jugador que se ha ganado el respeto prácticamente unánime de todos los aficionados al fútbol sean del equipo que sean. Y, sin embargo, cuando uno conoce los aspectos más desconocidos de su vida descubre que no todo ha sido una balsa de aceite.

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En el cómic, en este sentido, incluso cuando se tratan de los momentos más destacables de su biografía como jugador, se hace acercándose a ellos desde la parte más humana. La dureza del alejamiento de la familia cuando aterrizó en Barcelona y la Masía, la decepción por no jugar algunos partidos, las frustraciones ante resultados adversos, los momentos de incertidumbre al sufrir alguna lesión, el sentimiento de amistad y homenaje por el amigo perdido…

«Iniesta» es, en este sentido, una obra que ayuda a conocer tanto al jugador como a la persona, combinando a la perfección ambas facetas. Pero vale la pena destacar que en lugar de centrarse en ofrecer un listado de los grandes momentos del jugador, no hay reparo alguno en reconocer sus debilidades como persona, un aspecto que humaniza al personaje, haciendo que el cómic se distancie de la simple obra biográfica centrada en mostrar un listado de éxitos.

Ese poner el foco en las cuestiones más personales convierte al cómic en una lectura más que interesante para cualquier tipo de lector, y no solo para los aficionados barcelonistas o los futboleros.

Al mismo tiempo, insisto una vez más en que obras como esta son idóneas para actuar como vía de acceso a la lectura para los más jóvenes, puesto que combina un formato –el cómic- que debería ser más explotado con este segmento, presencia de una temática (el fútbol) con miles de aficionados y una edición cuidada y visualmente atractiva.

 

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«Asesinatos en el estadio», de Peter Debry. Editorial Bruguera, 1951

 

 

A finales de los años 80 y principios de los 90 – es decir, allá por el pleistoceno – estuve trabajando en una empresa de servicios. Tenía un horario laboral de mañana y tarde, con un par de horas al mediodía para comer. Aunque en teoría me daba tiempo para desplazarme a casa, era habitual que acabara comiendo por algún bar de la zona. Si hacía eso era, unas veces, para volver antes a la oficina y adelantar trabajo atrasado. En otras, afortunadamente, la razón para quedarme era de tipo lúdico.

El caso es que uno de los compañeros con los que solía compartir mesa en aquellas ocasiones era muy aficionado a la lectura, y gran parte de nuestras de conversaciones giraban en torno a libros y autores. Recuerdo, por ejemplo, que era todo un experto en John Irving, autor que descubrí gracias a él.

Nuestro interés por la literatura hizo también que durante aquellos años compartiéramos una curiosa afición en nuestros mediodías. A unos cinco minutos de la zona en la que trabajábamos y por donde solíamos comer había un enorme centro comercial que incluía, además de las propias de productos alimenticios, secciones de mobiliario, electrodomésticos, ropa y, lo mejor de todo, una de libros y música. Aquella sección se convirtió en una especie de refugio por el que acostumbrábamos a deambular, tras nuestras comidas, al menos dos o tres veces por semana.

Una de las cosas más interesantes de aquel espacio era que además del correspondiente apartado de “Novedades” en libros y música, disponía también de una sección de “Ofertas” o «Liquidación» en la que podías encontrar auténticas perlas: los típicos libros de pasatiempos, de recopilaciones de partidas de ajedrez, de cuidados de animales, sobre plantas, biografías de músicos, tutoriales para aprender a tocar la guitarra, los signos del zodiaco… en fin, una variopinta oferta de publicaciones, en ocasiones, de lo más estrámbotico.

 

Imagen de www.todocoleccion.net

 

Recuerdo, especialmente, que en aquella época tenían allí un montón de volúmenes de la colección “Best seller. Serie negra” publicada por la Editorial Planeta entre 1985 y 1986. El precio (lo tengo grabado) era de 100 pesetas cada uno, e incluía títulos de autores como Patricia Highsmith, Raymond Chandler, Nicholas Blake , Manuel Vázquez MontalbánGraham Green, John Le Carré o Dashiell Hammett entre otros muchos maestros del género. El formato era el típico de las novelas populares que tan importantes fueron durante la segunda mitad del siglo XX, ediciones de bolsillo que hacían una gran labor al conseguir que la literatura fuera accesible para el gran público.

A mi me encantaban aquellos libritos, y era extraño que no acabara comprando un par o tres de ejemplares cada vez que hacíamos nuestra sobremesa en aquel lugar.

 

Viene todo esto a cuento del feliz descubrimiento que hice hace poco mientras navegaba por Internet. Se trata de la figura de Peter Debry, uno de los pseudónimos que utilizaba Pedro Víctor Debrygode Dugi (1913-1982). Se trata de uno de los grandes escritores de novela popular durante la época que va de los años 40 a los 70 del siglo XX. Escribió centenares de títulos (se dice que más de mil) de todos los géneros: desde el romántico a la ciencia-ficción pasando por el western, aunque destacó especialmente en la novela de aventuras y la de género policiaco.

Peter Debry es el principal de los pseudónimos que utilizó para firmar sus obras, aunque también utilizó muchos otros como Arnaldo Visconti, P. V. Debrigaw, Arnold Briggs, Geo Marvik, Peter Briggs, V. Debrigaw, y Vic Peterson. Encontraréis una introducción a tan apasionante personaje en la entrada que tiene en la Wikipedia, y, muy especialmente, en el blog «Peter Debry, padre de la novela negra» , en el que encontraréis un amplísimo análisis de su obra.

 

Pedro Víctor Debrigode («Peter Debry»)

 

Si hablo de Peter Debry es, como podéis imaginar, porque entre su extensísima producción era difícil que no hubiera algo relacionado con el fútbol. Y efectivamente, lo hay. Se trata de una novela de género negro titulada “Asesinatos en el estadio”. Fue publicada en 1951, siendo el número 46 de la colección Servicio Secreto de la Editorial Bruguera. En el citado blog se indica que la portada es (presumiblemente) de Provensal, mientras que las ilustraciones interiores son obra de Macabich.

SINOPSIS

Tras el mundial de Brasil de 1950, Estados Unidos, que ha participado con dignidad, vive una pasión por este deporte creándose las primeras ligas potentes y obteniendo el favor del público. Jim Vespa es un atlético muchacho que vive en Atlantic City y que además de inventor ocasional, se dedica a probar automóviles. Un día recibe un encargo del millonario Henry Cardigan: convertirse en conductor del autobús del equipo de fútbol de Atlantic City; él acepta encantado y a ello ayuda no sólo su pasión por el equipo sino el hecho de que la propuesta venga de Burt Burlington, un pintoresco octogenario naturista que ejerce de hombre de confianza de Cardigan.

 

La historia es impecable desde el punto de vista de este tipo de novelas de consumo rápido. La historia está ambientada en Atlantic City, con presencia de equipos como el del Atlantic y el de Princeton, y la trama gira en torno a un asunto relacionado con apuestas vinculadas a resultados de partidos de fútbol. A partir de aquí, la acción se va desarrollando con la participación de una femme fatale de encantos irresistibles, una banda de gángsters, un multimillonario, una cándida aunque enigmática joven y un humilde protagonista que se acabará viendo envuelto en un peligroso asunto.

 

La existencia transcurría plácidamente para Jim Vespa, cuyas dos principales pasiones eran la fotografía y el fútbol. Pero poco podía imaginar que, debido a que el equipo de los Estados Unidos había sido la sorpresa en los Campeonatos Mundiales de Río Janeiro, y a que a él le gustase apretar un disparador fotográfico, iba a verse envuelto en una serie de dramáticos acontecimientos.

 

Además de los elementos clásicos del género también hay espacio para la presencia de un peculiar y sorprendente individuo que defiende el naturismo y otros curiosos hábitos para conseguir un vida saludable, así como algunas otras curiosidades relacionadas con la ocupación del protagonista, quien además de probador de coches es inventor. De hecho, en la historia se describe una de sus creaciones. Se trata de algo relacionado con el fútbol, de utilidad para los entrenadores, y que leído hoy, en una novela escrita en 1951, me parece totalmente revolucionario.

Por si fuera poco, hasta los nombres de los personajes me parecen atractivos: Jim Vespa, Henry Cardigan, Bart Burlington, Bárbara Lombard… y Sterling Zarco.

(Nota: Zarco es también uno de los personajes de “Mercado de invierno” de Philip Kerr. Dos Zarcos en dos novelas negras de temática futbolera).

 

 

Con todos esos ingredientes Peter Debry construye una novela que se devora de un tirón. El ritmo es trepidante, y contiene numerosos momentos de acción. Es un tipo de escritura muy visual en ocasiones, como si las frases estuvieran dibujando viñetas de cómic. Y esto sucede tanto a la hora de describir peleas como descripciones de tipo futbolístico.

A lo largo de la narración se describen con detalle momentos de partidos, jugadas y goles. También es útil para hacerse una idea de cómo era el fútbol en los Estados Unidos de los años 50, muy diferente, evidentemente, al actual, y en el que un miembro del cuerpo técnico podía llegar a sustituir a un jugador por lesión.

 

—Hombre, si nos pusiéramos a discutir quién es más gandul, si un mecánico o un futbolista, no creo que saliera yo peor que tú. Lo que quiero decirte, Tim, es que esta vampiresa no es trigo limpio; no es la mujer que te conviene.

 

Leída hoy, lo cierto es que “Asesinatos en el estadio” es una magnífica novela negra que aguanta perfectamente el tipo, y que ofrece lo que los aficionados a las obras de este género buscan: una atmósfera especial, unos personajes atractivos, y una trama original y bien trabada que no se desvela hasta el último momento.

Un más que agradable y hasta sorprendente descubrimiento.

 

«Falso nueve», de Philip Kerr (Serie Scott Manson). RBA Serie Negra

 

 

          – No sabía que el fútbol supusiera tal reto intelectual. Y yo que creía que se trataba de veintidós hombres corriendo detrás de un balón y dándole patadas”.

            – Ese es un error muy común.

 

Decía Philip Kerr en una entrevista que se había propuesto intentar que los hombres volvieran a leer, y conseguir algo similar a lo que J. K. Rowling había conseguido con los jóvenes gracias a los libros de Harry Potter. Con ese objetivo, el autor escocés decidió adentrarse en el mundo del fútbol y dedicarle una trilogía de novelas. Kerr, que lamentablemente falleció en marzo de este año, tuvo tiempo de cumplir su propósito y escribir los libros, de temática futbolística, que se había propuesto.

El primero de ellos fue “Mercado de invierno”, al que siguió “La mano de Dios”. El tercero, cerrando la trilogía, es “Falso nueve”, publicado poco antes de la muerte del autor. El protagonista de todas las novelas es Scott Manson, un exjugador y entrenador con grandes dotes para la investigación. Conocedor de todos los entresijos del fútbol profesional, se verá envuelto en diferentes casos que lo obligarán a adentrarse en los recovecos del universo futbolístico del máximo nivel.

El fútbol del que Kerr habla en las tres novelas es el de los grandes clubes, jugadores, competiciones… y lujos. Un universo que el autor describe con la sensación de que conoce bien sus entresijos, y acerca del cual, aunque sea por boca del narrador, aprovecha para expresar lo que opina al respecto. Esto es así, especialmente, en esta tercera novela. Y todo ello camuflado en una trama en la que pasa por la desaparición de un futbolista del FC Barcelona, lo que da un especial interés en tanto que hay todo un clásico como partido de fondo.

 

 

SINOPSIS

Que el fútbol sea un deporte no implica que haya que jugar limpio.

Una joven estrella del F. C. Barcelona ha desaparecido sin dejar rastro. ¿Ha huido, lo han secuestrado o ha muerto? Scott Manson, exfutbolista y técnico de élite, también ha demostrado una gran habilidad como investigador y puede que sea la única persona capaz de encontrarlo. Pero tendrá que hacerlo rápido, para que pueda jugar el clásico. El reloj avanza implacable cuando tienes el marcador en contra.

 

 

 

“- Tus nuevos jefes están ansiosos por que vuelvas conmigo a Barcelona lo antes posible –le expliqué-. Se acerca un partido muy importante”.

 

Como en todas las novelas de un maestro del género negro como Kerr la diversión está garantizada. Una extraña desaparición, nuevamente la figura del entrenador/detective Scott Manson haciéndose cargo de la investigación, personajes interesantes, giros argumentales, intriga hasta el final… Todo lo que uno espera en este tipo de libros lo va a encontrar, y creo que quien lea “Falso nueve” va a quedar más que satisfecho.

La acción pasa por Shangai, París, Barcelona y las caribeñas islas de Antigua y Guadalupe. Un periplo encaminado a encontrar cuanto antes al desaparecido, pues un crucial Barça-Real Madrid se acerca, y su participación puede ser clave en el desenlace del partido.

Una vez más el autor demuestra un gran conocimiento de los engranajes internos de las poderosas estructuras del fútbol. Y aquí, en lo que a su ámbito respecta, aprovecha para formular una durísima crítica hacia la Federación Inglesa, que considera obsoleta y anticuada. Además, Kerr habla del fútbol actual, con referencias continuas a jugadores y partidos más que conocidos, consiguiendo que la identificación por parte de los seguidores de las grandes ligas sea mayor.

Fútbol y cultura no están reñidos

En un momento de la historia Manson dice: “Me encantan las bibliotecas. Que trabaje en el mundo del fútbol no quiere decir que no lea”. Y hay que decir que la novela es una auténtica demostración de ello, pues las referencias de tipo literario (autores, novelas, etc.) son abundantes. En las páginas de “Falso nueve” se habla de los libros de fútbol con ejemplos incluidos, y también desfilan nombres como Proust, Orwell, Kurt Wallander, Sherlock Holmes o Lorca, entre muchos otros, y obras como Otelo, Lolita o Los tres mosqueteros. Lo mejor de todo es que Kerr tiene la gran habilidad de intercalarlos en las conversaciones de los personajes de forma magistral, quedando integrado con absoluta naturalidad en el desarrollo de la historia.

Además de las referencias relacionadas con el mundo de la literatura también abundan las vinculadas con otros ámbitos de la cultura, como el mundo del arte y, sobre todo, el cinematográfico. Star Trek, James Bond, películas como Infiltrados o Troya, entre otros muchos ejemplos ayudan a comprender mucho mejor el carácter del protagonista, además de enriquecer la lectura.

Particularmente me encanta la aparición de este tipo de referencias de otros ámbitos como la literatura, el cine o la música. La novela de Kerr, en este sentido, es una auténtica mina, como si uno de sus objetivos fuera, también, el de demostrar que fútbol y cultura no tienen porqué estar reñidos.

Kerr, así mismo, es un maestro en ir salpimentando la trama con opiniones sobre diferentes temas de actualidad. Además de la citado visión sobre el fútbol actual y el funcionamiento de los clubes, aprovecha para hablar sobre racismo, política, literatura futbolera e incluso sobre el independentismo en Catalunya, teniendo en cuenta que uno de los clubes protagonistas es el FC Barcelona.

 

El fútbol según Kerr

 

“El fútbol es, de hecho, lo más importante del mundo. Mientras la gente no lo comprenda, no seremos capaces de entender cuál es el verdadero sentido de la vida, el universo e incluso todo lo demás. De hecho, el del fútbol total es el único teorema plausible. Todo lo demás fallará antes o después”.

 

En “Falso nueve” abundan también las reflexiones en torno al mundo del fútbol. Su relación con la vida, su simbolismo… Es como si Kerr, con esta terca novela, en tanto que cierre de la trilogía, hubiese querido aprovechar para terminar de soltar lo que un apasionado del fútbol como él (pero crítico con su actual vertiente de negocio) opina. Hay muchas reflexiones en este sentido esparcidas por las páginas de la novela y puestas en boca de Scott Manson. Son los suficientes pensamientos como para llegar a escribir un artículo que perfectamente podría haberse titulado “El fútbol según Philip Kerr”.

Por último, he leído en alguna reseña que quizá esta sea la más floja de las tres novelas escritas sobre el mundo del fútbol. A mi, en cambio, no me lo parece, pues valoro, como al principio decía, la capacidad de Kerr para engarzar una interesante trama de suspense con una breve colección de reflexiones sobre el mundo del fútbol. Le da un contenido extra que me parece de lo más interesante, convirtiendo a “Falso nueve” en una lectura más que recomendable.

 

 

TRILOGÍA FÚTBOL DE PHILIP KERR. SERIE SCOTT MANSON

  1. «Mercado de invierno» (2015)
  2. «La mano de Dios» (2016)
  3. «Falso nueve» (2018)

Letras y Fútbol 2018

 

Uno de los acontecimientos más importantes del mundo del fútbol y la literatura es el encuentro «Letras y Fútbol» que cada año organiza la Fundación del Athletic de Bilbao.

La de este año será la novena edición, y se desarrollará los días 12, 13, 15, 19 y 20 de noviembre en Bilbao. Una cita imprescindible con un programa espectacular.

 

 

Y, como en cada edición, se ha publicado un cuento de temática futbolera del que se han impreso 20.000 ejemplares para ser distribuidos por bibliotecas, librerías y centros escolares. El título es «TALISMANA«, y es una narración que se compone de dos cuentos inéditos escritos por las autoras Katixa Agirre y Aixa de la Cruz que versan sobre una familia que tiene un don que explica algunos de los éxitos de la historia del Athletic Club. Los cuentos se pueden leer individualmente o como parte de una misma narración y están destinados al público juvenil.

Así mismo, desde la Fundación Athletic Club se ha convocado un concurso de cuentos dirigido a jóvenes entre 14 y 18 años. Para poder participar, hay que escribir el tercer cuento que continuará las historias de Katixa Agirre y Aixa de la Cruz.

Se pueden consultar las bases desde este enlace.

Si andáis por Bilbao durante esos días no os lo perdáis.

 

El fútbol en la infancia en «Vuelta a la vida en 30 años», artículo de José Antonio Lizana Arce

 

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El nacimiento de la afición por un equipo, el disfrute de encontrar y enganchar cromos en un álbum, la primera vez que se acude a un estadio… Experiencias que se viven durante la infancia y que se quedan para siempre enganchadas a nuestros recuerdos.

El periodista y escritor chileno José Antonio Lizana Arce ha tenido la gentileza de enviarme un emotivo artículo, publicado en la edición chilena de Le Monde Diplomatique, en el que habla de todo ello y con el que es fácil sentirse identificado.

 

 

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Imagen de www.futboldesiempreydehoy.blogspot.com

 

Vuelta a la vida en treinta años

(José Antonio Lizana Arce)

 

Dedicado a José Eugenio Lizana V.

 

En mi infancia me asombraron muchas hazañas de Súperman, de la Mujer Maravilla y del Chapulín Colorado, pero ninguna como cuando en una noche de lluvia, mi viejo salió en busca de las láminas que me faltaban para completar el álbum Fútbol ‘88.

Una bolsa en la cabeza y otras en los zapatos le bastaron para ir recorrer los bazares del barrio. Eran tiempos difíciles, donde la integridad cotidianamente estaba en peligro, pero mi papá nunca le tuvo miedo a esas cosas.

Se demoró harto, pero cuando abrió la puerta respiré aliviado. Traía una bolsa colmada de sobres, pero también un asfixiante olor a pólvora.

A él no le apasionaba el fútbol tanto como a mí. Prefería mirar una película a un partido, pero decía que era simpatizante de la Universidad de Chile. Por lo mismo, cuando me preguntaban por mi equipo favorito, yo respondía que era de la U, porque era el elenco de mi padre. Éramos sanguíneamente hinchas del Ferroviarios en el fútbol amateur, por lo que no estaba tan convencido de mi adhesión por los universitarios en el profesionalismo. Esta opción también me diferenciaba de mis amigos que eran acérrimos hinchas del Colo-Colo.

Me encantaba pegar monitos, porque esos simples papeles multicolores cobraban vida propia en mi mente. Las estampitas del “Ligua” Puebla, del “Jurel” Herrera, del “Pititore” Cabrera, del “Condorito” Ugarte eran las que más se me repetían, pero me interesaban las de la U: Patricio Reyes, Horacio Rivas, Valdir Pereira y Héctor Hoffens.

La primera vez que asistí al Estadio Nacional, fue el 9 de enero de 1988 y se jugó el clásico entre la U y la UC. Pero lo que más me impresionó en esa ocasión, fue el marcador electrónico que se había inaugurado hace algunos meses en el recinto de Ñuñoa. Nunca había visto nada igual.

Después de esa experiencia, llegué alucinado a la casa y le pedí a mi madre que con sus manos nobles y cálidas me bordara una bandera que de vez en cuando asomaba desde la ventana de mi casa en el pasaje de la calle Antofagasta.

La campaña de esa temporada la registré en un cuaderno. El debut en el Campeonato Nacional lo consigné el 9 de julio de 1988, con un empate a uno frente a Palestino con gol de Marcelo Silva. Un periplo donde todo fue cuesta abajo, incluyendo la racha de cinco fechas sin marcar un gol. Los hinchas estaban choreados con el entrenador Manuel Pellegrini, porque dejó botado al equipo varias semanas para ir a un curso de perfeccionamiento a Inglaterra y en su ausencia los resultados fueron paupérrimos.

A final de la competencia, no bastó el triunfo por 3 a 0 ante Colo Colo, porque el 15 de enero de 1989 se produjo la debacle total. Tras empatar a dos goles en el Estadio Nacional ante Cobresal, descendió por primera vez en su historia a la segunda división. El equipo había obtenido veintiséis puntos en treinta partidos y había ganado siete encuentros, empatado doce y perdido once. Si bien O’Higgins y Unión Española también habían terminado el campeonato con veintiséis puntos, la diferencia de gol los salvó de perder la categoría: tenían menos siete goles contra menos ocho de la U. Un tiempo después, se habló de que esos equipos se habían confabulado para que los azules bajaran.

Aquella tarde íbamos con mi familia a visitar al tío Ángel Cornejo a su casa nueva en Puente Alto y en la micro nos enteramos de la terrible noticia. Vimos gente llorando en la calle junto a sus hijos o acompañados de sus vecinos. Yo no lloré, pero abracé a mi padre, a mi madre y a mi hermana. Ese fue el año de la huelga de ferrocarriles, el año en que cursé el sexto básico y en el que se inauguró el Estadio San Carlos de Apoquindo. Ese fue el año en que Alfonso de Iruarrizaga ganó medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl, en el que Los Prisioneros lanzaron la edición latinoamericana de “La Cultura de la Basura” y en el que se estrenó Sussi con la magistral actuación de Marcela Osorio. Ese fue el año en que nació Alexis Sánchez y en el que murieron el poeta Enrique Lihn y el dibujante Lukas. Ese fue el año en que el 53% de los chilenos le dijo No a la dictadura de Augusto Pinochet. La vida dio una vuelta en treinta años y ese fue el año en que tuve un efímero entusiasmo por el tinte azul de una camiseta que a mi papá le gustaba.

 

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Banksy, el fútbol y la literatura

 

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«Girl with balloon»

Sin duda, una de las noticias más sorprendentes de los últimos días es la referida a la autodestrucción de «Girl with balloon«, la obra del popular y enigmático Banksy, uno de los grandes representantes del arte urbano. El cuadro fue vendido por 1,4 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s. En cuanto el martillazo de adjudicación resonó en la sala, un mecanismo oculto en el lienzo trituró la obra ante la mirada atónita de los asistentes.

El debate, ahora, gira en torno a si la persona que adquirió la obra debe o no pagar lo acordado por ella. Aunque, en cualquier caso, dicen los expertos que lo sucedido ha conseguido incluso aumentar su precio en un 50%.

Banksy es un artista cuya auténtica identidad sigue siendo un enigma después de más de 20 años. Sería, en el campo del arte, el equivalente a lo que sucede con Thomas Pynchon en el de la literatura. Las ganas de conocer a quien se oculta tras ese nombre son tan importantes como el valor de sus obras, siendo uno de los grafiteros de mayor reconocimiento a nivel internacional. De hecho, «Girl with balloon» fue la obra artística más valorada por los ingleses en el 2017.

Sobre la persona de Banksy se han formulado varias hipótesis. Y, curiosamente, en una de ellas podemos establecer una relación con el fútbol y la literatura. El caso es que todo el halo de misterio que envuelve al susodicho está alimentado por el hecho de que apenas existen fotografías de quien se oculta bajo ese nombre.

Algunas de las pocas que hay fueron obtenidas en el año 2001, en Chiapas (México). Banksy, por aquel entonces, formaba parte de un peculiar equipo de fútbol, el Easton Cowboys and Cowgirls de Bristol, ciudad de la que el artista es originario. Tal y como escribe Diego Barcala en el artículo que la revista Líbero dedicó a este episodio, se trataba de «una especie de escuadra benéfica que se define como anarquista, socialista, antiracista, antisexista y contra la homofobia. La foto se hizo pública en 2010 y el secretario del club, Will Simpson, confirmó a la prensa británica que Banksy viajó con ellos, que jugaba en los 90 en las pachangas y que era un “buen portero”.

 

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El episodio aparece en «Freedom Through Football: The Story Of The Easton Cowboys & Cowgirls«. El libro, publicado en el 2012, está escrito por Will Simpson (secretario del club por aquel entonces) y Malcolm McMahon, y publicado por la editorial Tangent Books.

Una vinculación con el fútbol, por otro lado, que no es extraña en el artista y que podemos ver reflejada en algunas de sus obras.

 

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MÁS INFORMACIÓN

En los siguientes enlaces tenéis más información:

https://www.plataformadeartecontemporaneo.com/pac/imagenes-nunca-vistas-de-banksy/

https://revistalibero.com/blogs/contenidos/un-portero-de-bristol-llamado-bansky

https://culturacolectiva.com/arte/el-mural-de-banksy-en-mexico-que-casi-nadie-conoce/

https://lomioes.com/enredados/confirmado-la-primera-imagen-de-banksy-haciendo-un-graffiti-fue-en-chiapas-mexico

 

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Jugadores de futbolín en portadas de libros de fútbol

 

El “futbolín” es, seguramente, el mejor sucedáneo que existe del fútbol.

Fue inventado por Alejandro Finisterre, un personaje con una vida increíble que podemos seguir en una más que recomendable novela gráfica de Alessio Spataro y cuyo título es, justamente, “Futbolín”.

Futbolín” (o “Metegol”, en Argentina) es también una historia de Eduardo Sacheri basada en el cuento “Memorias de un wing derecho” de Roberto Fontanarrosa. El texto fue convertido en película del mismo título en el 2013, con dirección de José Campanella.

Y el futbolín y, muy especialmente, los jugadores de futbolín, han sido uno de los motivos más utilizados en las portadas de los libros de literatura futbolera. En este artículo comparto 20 portadas que he conseguido ir reuniendo con el tiempo. Si conocéis alguna más estaré encantado de incorporarla a esta modesta exposición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Cartel de la película «Rivales» de Fernando Colomo (2008)

 

 

11 Intelectuales futboleros versus 11 intelectuales antifutbol

 

Viñeta de Forges

Como soy un tipo transversal, puedo decir que tengo amigos a quienes el fútbol no le interesa lo más mínimo. Que alguno de ellos tenga ese defecto tampoco es que me afecte demasiado, la verdad. Cada cuál tiene los gustos que tiene. A mi tampoco me gusta el queso y no por ello me han retirado la palabra mis colegas talibanes del roquefort. Aunque, ahora que lo pienso, jamás me invitan cuando celebran algo en una fondue.

Más que la desafección por el fútbol, me preocupa más el desinterés por la literatura futbolera de alguno de los más lectores. Aquí es donde me brota la vena peleona y acabo cayendo en discusiones literarias para intentar convencerles de su gran error. Ellos, normalmente, siempre recurren a lo mismo: «A Borges tampoco le gustaba el fútbol. Y, de rebote, seguro que no leía nada que tuviera que ver con ello«.

Hoy me he despertado con ganas de convencer al personal antiliteratura futbolera. Para ello, voy a utilizar la psicología inversa, a ver si de esa manera consigo algún adepto para la causa. En lugar de la típica alineación con los once autores de literatura futbolera, lo que he hecho ha sido convocar a once autores a los que el fútbol NO les interesa para nada. Con ellos sobre el terreno de juego, he montado un partido en el que los enfrento a once autores que sí son futboleros.

No he seguido ningún criterio especial a la hora de escoger ni a unos ni a otros. Afortunadamente, cuesta bastante más encontrar intelectuales antifútbol que a favor. En el caso de los favorables, podría haber escogido muchísimas otras citas. Las elegidas se deben únicamente a la intervención del azar.

A continuación, las alineaciones:

 

 

1. Jorge Luis Borges

«El fútbol despierta las peores pasiones. Despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, que es el nacionalismo referido al deporte, porque la gente cree que va a ver un deporte, pero no es así».

2. Fernando Savater

«El espectador de fútbol no hace incesantemente más que perder. Mientras los equipos juegan, pierde los nervios; cuando su equipo es derrotado, pierde la compostura y la decencia; pero si su tribu vence, él pierde la cabeza».

3. Salvador Pániker

«¿Fútbol? ¡Panem et circenses! Es un negocio desmesurado y aborregante. En él se descansa de las ocupaciones del día, pero también es un lugar donde conseguirse una identidad colectiva: esta adhesión a un equipo es una necesidad antropológica. Poderte enajenar es un descanso ontológico, y los intelectuales han encontrado su coartada al culturizar el fútbol, con lo que además aparentan democratizarse».

4. Fernando Sánchez-Dragó

«Los adultos aficionados a ese deporte –a verlo, no a practicarlo– son personas que no han crecido. Adolescentes perpetuos, como lo son hoy casi todos los seres humanos. Vivimos en un mundo infantil. Basta encender la tele o ver lo que, excepciones aparte, se lee para comprobarlo».

5. Alejandro Jodorowsky

«Por un lado, canaliza el instinto gregario nacionalista, sirviendo de catarsis a los impulsos guerreros primitivos. Esto satisface el espíritu competitivo de los hombres de conciencia poco desarrollada. Sin embargo cabe preguntarse el porqué de esta inmensa atracción hacia el futbol, sobrepasando a las otras actividades deportivas. Creo poder explicarlo: el ser humano, al mismo tiempo que es atraído por impulsos cavernarios, también es objeto de una fascinación por lo sagrado. Y el futbol reúne estos dos aspectos».

6. Umberto Eco

«Yo no odio al futbol, yo odio a los apasionados del futbol. El aficionado tiene una extraña característica: no entiende por qué tú no eres aficionado, e insiste en hablar contigo como si tú lo fueras».

7. Óscar Wilde

«El rugby es un juego de bárbaros practicado por caballeros; el futbol, un juego de caballeros practicado por bárbaros».

8. Fernando Marías

«El aborregamiento del fútbol es evidente. Recelo cuando veo que todos se visten igual y gritan las mismas consignas enclaustradas y obsoletas. La psicología de masas del fascismo juega un papel en toda esa agitación. Aunque lo más molesto es el ruido: mi partido ideal sería en blanco y negro, en «fast-forward» y con Chaplin entre los jugadores».

9. Juan José Sebreli

«El acto de patear una pelota es ya de por sí esencialmente agresivo y crea un sentimiento de poder, amén de que la picardía de vencer al adversario basada en la trampa, la mentira, el disimulo, la zancadilla, tan alabada por todos los apologistas del fútbol como una forma de inteligencia natural y espontánea, no es sino una característica de la personalidad autoritaria».

10. Guillermo Cabrera Infante

«Ese juego nefasto incita a la violencia porque es violento en sí mismo: se juega con los pies, y pocos movimientos hay tan feroces como el que supone dar una patada».

11. George Orwell

«Hay ya bastantes causas reales de conflicto para que además las incrementemos incitando a los jóvenes a darse patadas en las tibias en medio del rugido de los espectadores enfurecidos».

 

 

1. Camilo José Cela

«El intelectual debe interesarse por todo lo que está vivo, y el fútbol lo está».

2. J. B. Priestly

«Decir que pagaron para ver a 22 mercenarios dar patadas a un balón es como decir que un violín es madera y tripa, y Hamlet papel y tinta».

3. Gabriel García Márquez

«No creo haber perdido nada con este irrevocable ingreso que hoy hago públicamente a la santa hermandad de los hinchas. Lo único que deseo ahora es convertir a alguien».

4. Dante Panzieri

 «Asociar el fútbol a las letras y las artes puede parecer irrespetuoso, pero, operando siempre sobre el supuesto de que fútbol y deporte son integrantes del hombre lúdico que juega cuando cultiva su intelecto en aquello que le divierte, la asociación de fútbol y humanismo intelectual no parece tan disparatada».

 5. Ricardo Piglia

«Estoy siempre más atento a los jugadores que a los equipos, a las individualidades más que a la disposición táctica. En el fútbol, como en la literatura, lo que interesa es la creatividad y el estilo».

6. Juan Cruz

«El fútbol no es una tontería y no es tan solo un juego en el campo, es un juego de metáforas que luego tienen un correlato en la escritura».

7. Santiago Segurola

«Los grandes países futbolísticos son aquellos que tienen un gran discurso literario».

8. Manuel Rivas

«Yo tampoco sé si el fútbol puede ser definido como arte, pero sí que estoy seguro de que el irlandés Best era un artista. Tenía ideas en la cabeza, ponía todo el cuerpo en vilo, y conseguía transmitirlas hasta la punta de los dos pies».

9. Almudena Grandes

«El fútbol es como la vida, una educación sentimental. Pretender que sea algo banal sería como trivializar la vida misma. Esa idea de que el fútbol atonta a la gente y aliena a las personas en una sociedad con esta degradación me parece estúpida, hay cosas mucho peores».

10. Santiago Roncagliolo

«El fútbol es el máximo teatro de nuestra identidad. Es donde todos ponemos en juego en un escenario lo que somos, lo que deseamos, lo que aspiramos como sociedad. Además, es estéticamente hermoso ver los movimientos de los equipos».

11. Laura Restrepo

«Para mí Pelé ha sido un dios, Chilavert un papá, Maradona un ídolo, Batistuta un amor imposible, el Palomo Usuriaga un sex symbol, el Pibe Valderrama un hermano y Ronaldinho Gaúcho -meu mininho mais lindo-, el otro hijo que siempre quise tener».

 

 

 

2 de octubre: fútbol y apuestas en la Superliga China

 

 

 

 

Hace tiempo que China forma parte de las grandes potencias mundiales. Esto es así en lo económico y, cada vez más, en lo futbolístico. Aunque el fútbol chino todavía no pueda situarse a la altura del europeo, pocos dudan de que dentro de una o dos décadas quizá todo haya cambiado.

En “Falso nueve”, la novela que cierra la trilogía de Philip Kerr sobre el mundo del fútbol, Scott Manson, el protagonista de la serie, firma un contrato para entrenar un equipo de Shangai. Durante la conversación en la que alcanzan un acuerdo, el multimillonario dueño del club le dice: «Cuando compré este equipo, quería hacer énfasis en el gran poderío que iba a demostrar y en la mucha esperanza que deposito en su futuro, que es donde entran en juego tanto el número nueve como usted, señor Manson. Tengo grandes planes para el futuro de este club de fútbol y para la Superliga china«.

Sin duda, China y su fútbol serán, en un futuro cercano, un goloso pastel para las televisiones… y las casas de apuestas. De hecho, para estas últimas ya lo es. Y precisamente un 2 de octubre como el de hoy, pero del 2004, se produjo un hecho jamás visto en un campo de fútbol. Sucedió, justamente, en un partido de la liga china, y encontramos la descripción de lo sucedido en «Juego sucio. Fútbol y crimen organizado«, de Declan Hill:

El 2 de octubre de 2004, Yang Zuwu, el entrenador del equipo chino Pekín Hyundai, hizo una cosa extraña. A los ochenta y cuatro minutos de partido, frente a miles de seguidores en el estadio Wulije de Shenyang, ordenó al equipo que saliera del campo. El árbitro acababa de pitar un penalti en su contra. Sin embargo, tras la orden de Yang, sucedieron cosas más extrañas aún. Todos los jugadores le obedecieron y, mientras estaban en el vestuario, salió Yang y anunció que el equipo no acabaría de jugar el partido ni seguiría participando en la superliga china.

Yang no era un entrenador cualquiera de un equipo cualquiera, cuya conducta pudiera atribuirse a una pataleta. El Pekín Hyundai, patrocinado por el fabricante de coches coreano, era uno de los equipos más poderosos de la liga. Yang Zuwu, con más de cuarenta años de experiencia en el fútbol chino, declaró que en la liga había demasiados «partidos amañados, árbitros comprados, apuestas ilegales y otras cosas igual de repugnantes». Todas esas actividades se habían impuesto tan descaradamente que, en su opinión, era imposible ser honrado en la liga. Yang recibió el apoyo de otros clubs muy importantes. Un dirigente de la federación, Xu Ming, propietario del Dalien Shide y el inversor privado más influyente del fútbol chino, lo apoyó públicamente: declaró que varios equipos estaban pensando en la posibilidad de abandonar la liga china por culpa de la corrupción.

 

La verdad es que el gesto de Yang Zuwu daría para escribir una novela, ¿no?

 

Imagen de www.taringa.net