Jugadores de futbolín en portadas de libros de fútbol

 

El “futbolín” es, seguramente, el mejor sucedáneo que existe del fútbol.

Fue inventado por Alejandro Finisterre, un personaje con una vida increíble que podemos seguir en una más que recomendable novela gráfica de Alessio Spataro y cuyo título es, justamente, “Futbolín”.

Futbolín” (o “Metegol”, en Argentina) es también una historia de Eduardo Sacheri basada en el cuento “Memorias de un wing derecho” de Roberto Fontanarrosa. El texto fue convertido en película del mismo título en el 2013, con dirección de José Campanella.

Y el futbolín y, muy especialmente, los jugadores de futbolín, han sido uno de los motivos más utilizados en las portadas de los libros de literatura futbolera. En este artículo comparto 20 portadas que he conseguido ir reuniendo con el tiempo. Si conocéis alguna más estaré encantado de incorporarla a esta modesta exposición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Cartel de la película «Rivales» de Fernando Colomo (2008)

 

 

Johann Cruyff en «La vida es un balón redondo», de Vladimir Dimitrijevic. Ed. Sexto Piso

 

Imagen de www.arjyomitra94.wordpress.com

La marcha de Johann Cruyff coincide con la lectura de “La vida es un balón redondo”, de Vladimir Dimitrijevic, editor y fundador de L’Age d’Homme, una de las editoriales europeas de mayor prestigio. El libro, publicado por Sexto Piso, es una de esas joyas que deberían ocupar un lugar destacado en la tribuna del estadio de cualquier biblioteca de literatura futbolera que se precie.

Un volumen que pese a su brevedad ofrece una delicada visión de la pasión por el fútbol desde los ojos de un intelectual, de un miembro de la alta cultura. Una demostración más de que el fútbol es un inagotable manantial de materia para la narración, y que del césped, del balón, y de los aparentemente sencillos movimientos de los futbolistas pueden surgir grandes textos literarios cuando todo ello se combina adecuadamente con la memoria y el lenguaje.

Dimitrijevic nos cuenta el poso que el fútbol dejó en él durante más de cincuenta años, desde su niñez y el recuerdo mítico de la Hungría y la Yugoslavia de los años 50 hasta tiempos más recientes, dominados por la influencia de la televisión en el fútbol moderno. Y sobrevolando todo el libro, una fusión continua de alta cultura y memoria futbolística, de fútbol y literatura, sus dos grandes pasiones. Pinceladas de jugadores que han convertido este deporte en lo que es. De Czibor, Kocsis, Puskas o Sandor.

Y de otros quizá no tan conocidos para nosotros como Hidegkuti, Lantos, los hermanos Matosic o Dragoslav Sekularac, nombres de reminiscencias casi mitológicas. Y referencias a autores y obras literarias que lo llevan a comparar a Don Quijote con un buen futbolista, o considerar que Beckenbauer es un epígono de Paul Valéry.

Imagen de www.escritosdeunhereje.blogspot.com

Y, sobrevolándolo todo, cómo no, el recuerdo de los grandes futbolistas, entre los cuales encontramos varias referencias a Johann Cruyff. Aquí tenéis algunos ejemplos.

“¿Cuáles son los puestos clave? Los niños no se equivocan. Miradles correr para rodear a su equipo tras el partido: asaltan al guardameta y al delantero centro. Porque este último es como una adición de todos los rebotes imaginables, está siempre al acecho y se comporta durante todo el partido como el que acaba de perder su boleto justo antes de la salida del tren o del avión. Estos cazadores de goles son extraños. Miradles a los ojos. Sus pupilas bailan arriba, abajo, a la derecha, a la izquierda, se mueven en direcciones oblicuas. Y así todo el tiempo. Una sola idea en la cabeza, como en los poetas o en los grandes novelistas. Insensatez, sí, pero insensatez grandiosa, divina. Eso es el delantero centro, aquel que, más allá de la mitad del campo, encuentra soluciones inesperadas, rápidas, fulgurantes. Movimientos que son como los ojos prodigiosos de movilidad y de inteligencia de Johann Cruyff.”

Fragmento de “¿Quiénes son los héroes de las pasiones infantiles?«

Imagen de www.arjyomitra94.wordpress.com

 

He tenido ocasión de ver a un jugador pura sangre, filiforme en sus comienzos, pero manifiestamente sólido en su musculatura. Algunos meses más tarde, se había convertido en una flecha imparable a la que en vano se intentaba atrapar. Y como Maradona, con quien sin embargo no guarda parecido alguno, volaba, imparable: Johann Cruyff.

Fragmento de “La gracia del pura sangre

Imagen de www.futbol.as.com

“En aquellos tiempos corrían, eran los partidarios del sistema de la bicicleta. Trabajaban duro y conseguían trofeos: ya imaginarán a quién me estoy refiriendo… El equipo de holanda, con todos sus grandes jugadores y con ese genio que era Cruyff, inventó la cortina: una cortina compuesta por tres jugadores, tres aquí, tres allá. Condición física perfecta. Un genio que aporta el elemento imprevisible. Una nueva manera de golpear la pelota: primero sube muy alto, luego cae como una masa muerta y pesada. Tras ver esto en la televisión, tuve inmediatamente ganas de experimentarlo en el jardín. Era como para creer que esa gente se había hecho injertar un músculo suplementario en algún hospital de Eindhoven.»

Fragmento de “El fútbol total

Imagen de www.marca.com