
El Athletic de Bilbao se proclamó el lunes campeón de la Supercopa de España tras empatar a uno con el Barça en el Camp Nou. Fue un partido claramente condicionado por el resultado del partido de ida en San Mamés, donde los leones ganaron por 4 a 0, lo que les permitió viajar a Barcelona con una más que considerable ventaja que hacía casi imposible que les arrebataran el título. Pese a ello, los blaugrana afrontaron el partido con la intención de luchar por conseguir «una remontada bestial” y no renunciar a nada.
Pese a los esfuerzos y voluntad del F. C. Barcelona, el título acabó volando hacia Bilbao, circunstancia que impedirá al conjunto culer ganar los seis títulos en juego, una proeza para la que tenían muchos números y que se evaporó al perder la Supercopa.

Lo más curioso del caso es que incluso estando en disposición de ganar cinco títulos en un solo curso –cinco títulos, que se dice pronto-, y pese a haber culminado hace apenas dos meses un triplete (Copa, Liga y Champions, que también se dice pronto), ya se oyen comentarios de tono catastrofista, como si un apocalipsis hubiera llegado al club blaugrana, como si nos encontráramos ante el final de un ciclo o como si el perder la Supercopa fuera un síntoma de que ha llegado “el fin de los buenos tiempos” a Barcelona.
Como siempre, el tiempo dará y quitará razones. Por mi parte, lo único que puedo decir, es que «El fin de los buenos tiempos» que conozco con certeza es el relato largo (o novela corta) de temática futbolera y escrito por uno de los autores más premiados y reconocidos de nuestro panorama literario: Ignacio Martínez de Pisón.

Imagen de www.pasiondelalectura.wordpress.com
Además de una de las historias del libro, «El fin de los buenos tiempos» es el título del volumen en el que se incluyen dos narraciones más: «Siempre hay un perro al acecho» y «La ley de la gravedad«, teniendo las tres como tema común el de las relaciones familiares, tal y como podemos leer en la contraportada:
«Unas vacaciones con un desenlace inesperado, un equipo de fútbol de provincias humilde pero ambicioso, un reencuentro con el pasado en la ciudad de juventud: tres escenarios, tres familias, tres viajes que sumergen al lector en los vínculos emocionales que rigen las relaciones entre los personajes. Los protagonistas de los relatos que componen este volumen están marcados por secretos silenciados, por acusaciones reveladoras, por el amor y el implacable paso del tiempo».

Portada de la edición de Booket
Como antes decía, en la historia que da título al libro el fútbol tiene un destacado protagonismo. Narrada en primera persona por el profesor de gimnasia del instituto, conocemos la exitosa situación que atraviesa el equipo local, el C. F. San Simeón, una modesta formación integrada por muchachos a los que el profesor conoce bien.
Quico, Romero, Tonín, Fernando, Izco, Abelardo, Prieto, Luis Miguel, Zapata, Bellido y Aníbal, jugadores del equipo, han conseguido dibujar una trayectoria impecable durante las últimas jornadas. Así, el optimismo ha llegado hasta los aficionados locales, que sueñan con revivir una época ya mítica, dieciocho años atrás, en la que el club alcanzó unos octavos de final en los que acabó cayendo heroicamente ante el Valencia.
«Los resultados de cada jornada habían ido poco a poco alimentando el optimismo de los seguidores, y al final todo el mundo parecía de acuerdo en que estábamos asistiendo a la resurrección del equipo».

La placidez con la que los acontecimientos se van desarrollando queda interrumpida cuando Sánchez Moreno, el entrenador del equipo, sufre un accidente de automóvil que lo obliga a estar casi seis meses de baja. Se hace necesaria entonces una sustitución rápida e inmediata, la búsqueda de un nuevo director técnico que mantenga el buen rumbo del equipo.
El elegido será Silvestre, el único futbolista salido del pueblo que llegó a triunfar en primera división, el candidato más idóneo para tomar las riendas del equipo según todas las opiniones. Pero su llegada traerá consigo también el conflicto que forma parte del núcleo del relato.
«Silvestre había sido el interior izquierdo de la gloriosa alineación y acaso el único futbolista local que había triunfado en equipos mayores. Yo lo recordaba como jugador del Racing de Santander y el Español de Barcelona: me acordaba de su destreza en el regate, de su zurda portentosa, de cierto gol que le había metido al Celta en un partido televisado. Concluida su carrera deportiva, había entrenado a un par de equipos modestos. Luego le había perdido la pista».

A lo largo de la narración se van entrelazando las consecuencias de la llegada de Silvestre, no solo para el equipo sino para alguno de sus jugadores, como Bellido, uno de los protagonistas de la historia. Y también para María, madre del jugador y guardiana de un secreto familiar que amenaza con salir a flote. Así, a lo largo de las páginas la incertidumbre, el desasosiego, la intuición de que todo puede estallar por los aires en cualquier momento es permanente.
El relato, de esta manera, se lee con la sensación permanente de que la aparente estabilidad de los personajes y el equipo es de una fragilidad máxima, planeando hasta la última página la incertidumbre sobre lo que podrá acabar sucediendo.
Una lectura en la que hay mucho más de lo que se ve, llena de sugerencias y recovecos y en la que conflicto familiar y trasfondo futbolístico construyen un relato que todo amante del fútbol y la literatura no debería perderse.
Encontraréis también un comentario sobre el relato en este enlace del blog «A ras de hierba». dedicado a algunos «cuentistas del balón«.

NOTA: Además de disfrutar del relato, he tenido la gran suerte de conseguir una dedicatoria del autor, que es la que podéis ver al principio de este artículo 😀
P.D. Las imágenes que ilustran este post son imágenes antiguas de fútbol que he buscado en internet y que no aparecen en el libro.
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