«Fútbol y fascismo», de Cristobal Villalobos Salas (Ed. Altamarea, 2020)

El deporte, que empezaba a convertirse en un entretenimiento de masas, no tardó en ofrecer a los regímenes políticos una nueva dimensión: igual que el cine y otros espectáculos de moda, se podía usar como soporte propagandístico. El adoctrinamiento era fundamental en un régimen totalitario.

Soy un convencido de que hay materiales propios de la literatura futbolera que pueden ser de gran utilidad para estudiantes si se introducen en las aulas como complemento del estudio de determinadas materias. Por ejemplo, en el caso de la historia, podemos encontrar un buen puñado de obras que analizan el papel del fútbol en determinados episodios históricos. En esta sección del blog tengo algunas recopiladas. Y, ahora que vuelven a estar de actualidad los movimientos de ultraderecha, puede resultar de gran interés la lectura de Fútbol y fascismo, de Cristóbal Villalobos, publicado por la Editorial Altamarea en el 2020.

SINOPSIS

El fútbol es un juego, una pasión, una forma de agregación social, un negocio; y, por todo ello, también una eficaz herramienta de control sobre las masas. Gracias a su inigualable capacidad de crear mitos, a su épica intrínseca, este deporte ha sido explotado desde sus albores como arma de propaganda ideológica y, más recientemente, también comercial. Los primeros en darse cuenta de su inmenso poder de sugestión fueron quizá los regímenes totalitarios del siglo XX, que, en su afán de calar transversalmente en todos los estratos de la sociedad, utilizaron esta popular disciplina como rudimentario pero poderoso instrumento de marketing político.

Las presentes páginas reúnen los episodios más significativos de esta inquietante simbiosis entre el fútbol y las dictaduras fascistas; anécdotas, hazañas -a veces trágicas y otras rocambolescas- en las que el fútbol ha sido empleado como venda para tapar los ojos del pueblo o como vehículo de adoctrinamiento en el marco de delirantes diseños propagandísticos concebidos por megalómanos déspotas de medio mundo.

El libro se divide en tres partes: la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, la España de Franco y el Portugal de Salazar, y las dictaduras latinoamericanas.

El fútbol se convierte de esta manera en un mecanismo para propagar el sentimiento de patria, que el fascismo equipara a la identificación con el régimen; se ensalzan la pertenencia al grupo, la fidelidad, la disciplina y la supeditación de los intereses individuales a los colectivos.

El libro está escrito de forma muy clara, con una estructura de capítulos cortos dedicados a cada uno de los momentos que se describen. Fútbol y fascismo, como decía al principio, es una ideal lectura para todos los públicos, y un magnífico complemento para las asignaturas de historia de ESO y de bachillerato, pues permite ejemplificar, con sucesos concretos, cuáles eran los mecanismos y objetivos de los movimientos dictatoriales. Además, al hacerse mediante ejemplos concretos relacionados con episodios futbolísticos, seguro que ayuda a comprender con mayor proximidad y claridad lo que en cada una de las situaciones descritas sucedía.

Centrado en los movimientos dictatoriales europeos y sudamericanos, en el libro se hace un repaso, por ejemplo, a la significación que determinados partidos tenían para los diferentes regímenes desde un punto de vista propagandístico o de exaltación nacional. Los encuentros entre la selección española y la soviética, la significación y el uso que del fútbol hicieron dictadores como Franco, Mussolini, Hitler, Pinochet o Videla, el papel que una eliminatoria llegó a tener como espoleta de un conflicto como el que mantuvieron Honduras y El Salvador, o el papel político que tuvieron jugadores como Pelé, Sócrates o Carlos Humberto Caszely son algunos ejemplos de entre los muchos que se describen en las páginas del libro.

Una lectura muy recomendable para todos, amena e instructiva, y que, como decía, puede ser muy provechosa en el ámbito estudiantil.

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