«Terror en los mundiales», Silver Kane. Serie Servicio Secreto. Bolsilibros Bruguera

 

 

Kelby gruñó:

– ¿Orsay? No lo era.

Maldito si entendía de aquello.

Pero de algún modo tenía que justificar su presencia allí.

 

 

Uno de los autores más reconocidos e importantes de la denominada novela negra de corte social española fue Francisco González Ledesma (1927-2015). Su producción es extensa, e incluye numerosos e importantes premios, como el Planeta, en 1984, por “Crónica sentimental en rojo” o el RBA de Novela Policiaca en 2007 por “Una novela de barrio” entre otros muchos.

Pero, además, fue uno de los autores más destacados de novelas del oeste bajo el pseudónimo de Silver Kane, de las que se considera que llegó a escribir más de un millar. Bajo esa firma publicó también historias de otros géneros, como el terror, la ciencia ficción terror, de misterio o thrillers. Y, seguramente una rareza, conozco al menos una en el que el fútbol forma parte del título y actúa como telón de fondo de la historia: “Terror en los mundiales”.

Publicada en 1975 con el número 1288 de la serie Servicio Secreto de la colección policiaca de Bolsilibros de la Editorial Bruguera, la acción transcurre en Munich, durante la celebración del campeonato del mundo de Alemania de 1974, y cuya final (a la que se hace referencia en algún momento del texto) disputaron las selecciones de Alemania y Holanda.

 

¡La gran final va a empezar! ¡Alemania y Holanda se disputan el título de campeón del mundo! ¡Polonia, equipo revelación, ha quedado en tercer lugar!

 

Kelby, el protagonista, es un agente americano que obtiene permiso para desplazarse hasta el país alemán para resolver un asunto que arrastra desde años atrás: capturar al peligroso Lebian, un escurridizo asesino con quien tiene alguna cuenta pendiente que arrastra desde el pasado. En esa búsqueda se cruza un episodio inesperado, como es el secuestro de Mengele, uno de los jugadores reservas del cuadro alemán por parte de un comando árabe.

Escenas de gran acción en la que no se evitan las descripciones sangrientas, y una intriga que no se acaba resolviendo hasta el final hacen que el interés del lector no decaiga en ningún momento.

 

Vio a uno que bajaba por la escalera.

Tenía tres ojos. Los dos de la cara y el de la metralleta. Pero fue éste el que más fastidió a Kelby.

A un tipo que tiene tres ojos se le pude quitar uno.

No le pasa nada. Total, queda como los otros hombres.

En lo que al fútbol respecta, y aunque no faltan algunas referencias que van apareciendo a lo largo de la narración, su función es la de actuar como escenario en el que situar la acción. Aunque, por otro lado, uno de los momentos de clímax se sitúa justo en el momento de la celebración de la final que disputaron Alemania y Holanda.

 

Una buena pareja para «Asesinatos en el Mundial 74» de Curtis Garland, ambientada en el mismo Mundial y publicada en la misma colección.

 

Kane y Garland.jpg

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