Diré que este libro habla sobre el oficio del portero y sobre la castidad. Y habla sobre ambas cosas porque el portero de fútbol libra una batalla desesperada contra los deseos del cuerpo; un cuerpo pulsional, empecatado y siempre en busca de la consumación.
Vladimir Nabokov, Albert Camus, Miguel Delibes, Mario Bendetti… son algunos ejemplos de escritores que jugaron en algún momento de sus vidas al fútbol, y lo hicieron ocupando la posición de portero. No sé si durante su actividad reflexionaron en torno a tan peculiar y anómala figura –un tipo con uniforme diferente del resto de su equipo, y que puede coger el balón con las manos, lo es-, pero de lo que sí estoy seguro es que no llegaron al nivel de profundidad de análisis que muestra Cancerberos. Teoría y sentimiento del portero de fútbol, de José María Contreras Espuny, y editado por Ediciones Monóculo. Una auténtica resonancia magnética y estudio psicológico de la figura del cancerbero rica en reflexiones, referencias culturales, humor y capacidad de análisis casi microscópico para definir tanto lo que forma parte del sistema solar del portero como de lo que siente y pasa por su cabeza.
Lo dice Juan Bonilla en el magnífico prólogo que abre el libro: “Un libro delicioso en el que uno aprende muchísimas cosas, se sorprende riéndose a menudo con sus comparaciones, y entre bromas, experiencias y veras, incurre en filosofía…”. Y es que nos encontramos ante una maravilla que explica lo que todo portero siente pero sería incapaz de explicar, y que sirve, también, para que el resto de jugadores de campo comprendan la idiosincrasia de tan compleja posición.
Este deporte está embrujado, cautivado por la portería, que es umbral y matriz, una excepcionalidad espacial acotada por dos puntos, un vacío atento, una oquedad ubérrima..
El libro es brillante en su análisis. Hay momentos para la intervención efectista (como haría René Higuita) y también para la parada sobria (al modo del chopo Iríbar). Los temas que se abordan son ejemplificados con casos sucedidos a porteros por todos conocidos, pero también con episodios vividos durante la etapa del autor como cancerbero. Y, además de rigor, reflexiones profundas y muy pensadas, originalidad en identificar lo que los simples aficionados no habríamos sido capaces de hacer, sin que falten los apuntes que van de la filosofía a la mitología. Y de humor. Un humor que a menudo despierta la sonrisa del lector sin perder un ápice de seriedad en lo que se escribe.
Cancerberos. Teoría y sentimiento del portero de fútbol se estructura en torno a los nueve grandes temas que podríamos considerar determinan las circunstancias de todo guardameta: la portería, la pelota, el portero, la vocación, la titularidad, el fallo, el penalti, el estilo y la parada. Cada uno de ellos es despiezado a conciencia, tratando todo lo que tiene que ver con esos aspectos hasta el último detalle. Desde el deseo de virginidad de la portería, el primigenio origen de la pelota, el ensimismamiento del portero y su soledad, los caminos que conducen a uno a convertirse en portero, la dualidad entre la titularidad y la suplencia, la maldición de las repeticiones de los errores de los porteros, el intercambio de responsabilidades entre lanzador y guardameta ante el penalti, la controversia entre porteros palomiteros y sobrios, o la imposibilidad de baremar la eficacia del cancerbero… Los citados son tan solo una pequeña muestra de la enorme cantidad de aspectos tratados.
En el libro encontramos mitología y episodios callejeros, referencias a conocidos porteros y a la poesía de Baudelaire, citas de autores y obras y hasta se asoma por el área Heinrich von Kleist, poeta y dramaturgo del romanticismo alemán a quien estudié en la asignatura de Estética cuando cursé la carrera de Historia del Arte.
El objetivo del portero no es tanto acertar como no fallar, y que, asimismo, la forma más de fallar es tener miedo a hacerlo. Y si el fallo, además de un gol, puede costarte la titularidad, el temor se acrecienta, y a más temor, más probabilidades de meter la pata.
Hasta ahora, la figura del portero había sido protagonista de varios libros. El miedo del portero ante el penalti, de Peter Handke, algún relato o poema como el que Rafael Alberti dedicó a Platko o el de Miguel Hernández. Tan solo cabe destacar, en la bibliografía porteril, el magnífico La utopía del portero, de Ángel Silvelo Gabriel, libro que reseñé aquí. Y se me ocurre que sería fantástico poder organizar un diálogo entre este último y José María Contreras. Y a esa escasa producción se suma este maravilloso Cancerberos. Teoría y sentimiento del portero de fútbol, que se convierte en un libro de referencia y lectura obligatoria tanto para los que gustan de situarse bajo palos, para quienes estén pensando en hacerlo o, simplemente, para cualquier aficionado al fútbol y la buena literatura.
Una joya de lectura. Un auténtico paradón de libro.
He ahí el dilema: salir o no salir. ¿Qué es mejor, permanecer al abrigo de la portería esperando el tiro, ya se verá si penetrante, o dar un paso al frente, oponer los brazos y procurar dar fin prematuro a la jugada? No se sabe.



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