Esta noche se inaugura oficialmente el campeonato de Liga 2015-2016. Será con el partido que disputarán a las 20.30 el Málaga y el Sevilla en el estadio de la Rosaleda. Tras los escarceos de los últimos días en forma de partidos de pretemporada, supercopas y previas de la Champions, llega por fin la competición de verdad, la vuelta a la rutina futbolística, o, como dice Javier Marías, “la recuperación semanal de la infancia”.
El inicio de liga es síntoma también de que las vacaciones de verano llegan a su fin. Y el regreso de la competición liguera también significa, para muchos, el final de un síndrome de abstinencia de dos meses que muchos sobrevuelan como pueden. Los años en que hay Olimpiadas, Mundial o Eurocopa el “mono” es más fácil de superar. Pero cuando el verano se convierte en un desierto sin balompié, la situación, para muchos, se vuelve insoportable.
Así las cosas, ¿os imagináis lo que sería que el fútbol desapareciera de nuestras vidas? ¿Que la competición, los equipos, los jugadores dejaran de existir sin remedio? Este inquietante escenario es el que describe Fulgencio Argüelles en su relato “Cuando los balones se volvieron invisibles”, una historia apocalíptica en la que un país acaba sumido en la mayor de las ruinas y destrucciones como consecuencia de la desaparición del fútbol.
El relato es uno de los que componen la recopilación «Cuentos de fútbol 1«, una selección de relatos futboleros realizada por Jorge Valdano -que además de escribir el prólogo participa también con un relato- y publicado por la Editorial Alfaguara en 1995. La propuesta tuvo continuidad poco tiempo después, ya que en 1998 la misma editorial lanzó al mercado «Cuentos de fútbol 2«, siendo el seleccionador, de nuevo, Jorge Valdano.
Héctor Guerrero, antiguo futbolista famoso, es el protagonista de la historia. A través de sus recuerdos, desde la miseria de su habitación, conocemos un pasado en el que el fútbol se acabó convirtiendo en una religión que acabó por invadir todos los espacios de la vida pública: la política, la economía, la educación, el deporte. Todo giraba en torno al fútbol.
“El fútbol llegó a convertirse en la religión de un país ajeno a su propia ruina. Los partidos de la liga se repartieron a lo largo de toda la semana, con el fin de que todos los días, y no sólo el domingo, fueran jornadas de fútbol”.
Hasta que la catástrofe llegó, la economía del país –sustentada en el único pilar del fútbol- entró en quiebra, la sociedad entró en una crisis como nunca se había conocido en la historia de la humanidad, y el orden social saltó por los aires hecho añicos. Pobreza, miseria, destrucción. Todo por culpa del fútbol, aquella religión que se había convertido en el núcleo central de la vida del país y que tras un paranormal episodio había llevado el apocalipsis hasta las vidas de sus habitantes.
“Y por último se establecía la pena de muerte para todo aquel que manifestara públicamente, de palabra o de obra, cualquier tipo de apoyo, consideración o referencia a la plaga del fútbol o a cualquier recuerdo, objeto o teoría que con aquel juego diabólico tuviera algo que ver”.
Imagen de www.footballstories.konbini.com
“Las voluntades se solidificaron en un solo objetivo: el fútbol de cada día; y todas las órbitas de la realidad confluyeron en ese objetivo hasta invadir bárbaramente las personalidades de la misma manera que lo hacen las pestes, el hambre o el frío”.
Una historia inquietante que es una magnífica metáfora de lo que puede llegar a suceder cuando los fanatismos y las creencias obsesivas se convierten en eje vital y se llevan hasta el extremo.
Podéis escuchar el cuento haciendo clic aquí. Se trata de un audio de La radio en colectivo que dedicó el programa del 7 de marzo de 2013 a relatos deportivos. Se leyeron varios, incluyendo «Cuando los balones se volvieron invisibles» a partir del minuto 31 y 25 segundos.
De momento, disfrutemos del inicio de una nueva liga y dejemos que el fútbol desaparezca tan solo en la ficción.