Manuel Vázquez Montalbán y el clásico

 

 

Cada vez que se acerca un Real Madrid-F.C.Barcelona (o un F.C. Barcelona-Real Madrid, que el orden de los factores no altera el producto) me acuerdo del gran Manuel Vázquez Montalbán. Y me acuerdo de él doblemente. Por los días previos, acerca de los cuales decía:

¿Qué he hecho yo para merecer esto? Cuando se acerca un encuentro entre el Barcelona y el Real Madrid intuyo que seré convocado para opinar asumiendo la representación de los barcelonistas, que es mucho asumir, y progresivamente me siento más desganado para cumplir el empeño; tal vez porque pertenezco, como algunos príncipes, al país de mi infancia: Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón… ah, y Gonzalvo III, casi nada, y además era rubio en un país en el que todos los hombres eran morenos o en su defecto se ponían boina». 

 

Montalbán, uno de los cracks de la literatura futbolera y autor de «El delantero centro fue asesinado al atardecer«, una de las joyas del género, dejó una abundante recopilación de artículos en los que el fútbol era el tema principal. Los podemos encontrar en «Fútbol. Una religión en busca de un dios«, con abundantes escritos sobre los enfrentamientos en Barça y Real Madrid, y con algunos capítulos titulados, por ejemplo, «Barça-Real Madrid: por los siglos de los siglos«.

Hoy, como decía, me he vuelto a acordar de sus artículos. Y a un par de horas de que el balón comience a rodar es buen momento para recordar al menos un fragmento de hace más de diez años que a los ojos de hoy parece casi de la prehistoria por lo que describe pero que es todo un placer por quien lo escribe:

«Una significación reduccionista de la esquizofrenia es el doble comportamiento, connotado literariamente en el mito del Doctor Jekyll y Míster Hyde, y se me ocurrió que el inmediato partido entre el Real Madrid y el Barcelona se plantea entre dos equipos esquizofrénicos o al borde de la esquizofrenia. Al Barça actual se le reprocha que pierde en las segundas partes lo que gana en las primeras, y al Real Madrid que ande a gatas den la Liga española y en cambio vuele como el águila, real naturalmente, en la Liga europea. El Barça presume de tridente atacante, Rivaldo, Saviola y Kluivert, pero hasta ahora ha funcionado mejor el tridente de contención y reserva espiritual, Puyo, Xavi y Luis Enrique, con el apoyo de Bonano, un portero que contempla los campos de fútbol como si fueran la pampa y husmeara el asado».

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