¿Música o fútbol? ¿Seguir los dictados de los deseos propios o hacer lo que esperan de nosotros? ¿Luchar por escribir nuestro propio destino o dejar que nos lo escriban? Dilemas difíciles de responder y a los que deberá enfrentarse Buddy Badía, el protagonista de la magnífica y más que recomendable novela “El millor dels 22” , de Vicent Dasí.
Publicada por la Editorial Bromera en su colección “El Micalet Galàctic”, e ilustrada con dibujos de Pau Valls (fantástica la portada) nos encontramos ante una historia protagonizada por un niño de 12 años, aparentemente destinada al público juvenil pero de la que perfectamente pueden disfrutar (e incluso aprender) los lectores adultos.
De hecho, me atrevo a decir que bajo la aparente sencillez de una ficción para jóvenes lectores se ocultan grandes cuestiones que deberían ser objeto de reflexión por parte de los adultos, como lo es el de la no interferencia en el camino que los hijos deben tomar en sus vidas. Pero vayamos por partes.
L’admira, simplement, perquè té el valor de fer allò que més li agrada.
ARGUMENTO
Buddy, el protagonista de la historia, acaba de convertirse en el héroe de su equipo de fútbol, el Russafa City FC. Hasta hacía tres semanas era el portero suplente, pero un episodio con el portero titular le ha llevado a pasar al primer plano y defender la portería de su equipo.
El caso es que sus intervenciones han sido tan destacadas que se ha convertido en una pieza decisiva para llevar a su equipo hasta lo más alto. Pero en este proceso Buddy descubrirá la que será su auténtica pasión: el rock-and-roll. Y justamente el día que su equipo juega el partido más importante de su historia se celebra un casting en la ciudad para el concurso de cazatalentos “Somnis i estrelles”.
Nada haría más ilusión a Buddy que poder presentarse al casting. Pero tampoco se siente capaz de traicionar a su equipo ni a su padre, alma Mater del club. ¿Qué decidirá Buddy?
“… per si l’assetjament futboler no fóra prou dur, l’audició de Somnis i Estrelles és el mateix dia, i a la mateixa hora, en què es juga el partit més important de la història del club.”
La encrucijada descrita es el punto de partida de la historia. A partir de aquí, vamos conociendo el entorno del protagonista y a los personajes más cercanos a él: sus padres, sus abuelos, su compañera de equipo y amiga Martina y su profesor de inglés, un cantautor irlandés afincado en Valencia para quien la música lo es todo.
Como remate, un famoso personaje que también es importante para el relato pero cuyo nombre, evidentemente, no descubriré, pero que imagino debe estar muy agradecido por el papel que se le otorga, y la enseñanza que su aparición significa.
A medida que avanza la narración vamos conociendo los problemas de identidad que afectan a Buddy. Un conflicto propio de esa edad en la que infancia y adolescencia comienzan a mezclarse y en la que la definición de nuestra personalidad y la búsqueda de nuestro lugar en el mundo comienza a manifestarse.
“Hi ha gent que mai no arriba a saber el que vol fer en esta vida. But don’t worry, my friend. Who knows? Potser quan tornes a nàixer tingues la increïble sort de saber què és el que més t’agrada i pugues llançar-t’hi de cap”
Buddy, de hecho, va adquiriendo conciencia de ello al mismo tiempo que comienza a asimilar que las transformaciones de su nombre quizá oculten algún significado. Que en todo ese continuo hacer y deshacer haya una razón oculta cuya explicación todavía no logra comprender.
Y a medida que nos acercamos al momento decisivo, el del día en el que deberá tomar una decisión, cobra cada vez más fuerza la batalla por la identidad en la que Buddy se debate. Lo mejor de todo es que el autor consigue tratar un tema de gran importancia de una manera muy ágil, mediante una narración muy dinámica y en la que el lector cae rendido a los pies de Buddy a las pocas páginas. Y es que la identificación con lo que debe estar pasando el protagonista es inmediata, encontrándonos ante una de esas vidas de ficción a las que se les coge un cariño especial.
La novela, además, presenta ciertos elementos fantásticos que actúan como contrapunto muy acertado en la historia. Pinceladas de fantasía que le dan un toque muy especial a la historia, en la que la normalidad se mezcla de forma muy natural con ese elemento inesperado, cercano a la magia.
Existe una gran presencia de la música, con numerosas referencias, como no podía ser de otra manera en una historia en la que esa es, justamente, una de las pasiones de su protagonista. Los Beatles, Fito y Fitipaldis, Elvis Presley, Jazon Mraz o The McFly, entre otros, van desfilando por las páginas del libro construyendo una particular banda sonora. Y lo mismo sucede con las referencias cinematográficas, de las que también podemos encontrar unas cuantas repartidas por la novela.
Una novela, como decía, en la que se entremezclan temas tan importantes como la búsqueda de la propia identidad y su posible colisión con las expectativas que los padres depositamos sobre nuestros hijos. Por esa razón, vuelvo a lo que citaba al principio: es un libro perfectamente recomendable para los adultos, especialmente para aquellos padres cuyos hijos son futboleros y pretenden proyectar en ellos ilusiones o anhelos que son los suyos, pero no los de sus hijos. En este libro encontrarán una lectura amena pero también instructiva.
Un libro que me ha parecido magnífico, que me ha hecho reflexionar sobre determinados aspectos que me tocan muy de cerca (soy padre de hijo futbolero de once años) y que no puedo hacer más que recomendar. Por si todo ello fuera poco, también cabe destacar que termina de una forma redonda, muy lograda, consiguiendo un desenlace muy atractivo y logrado. Por utilizar un símil futbolístico, diría que al final todo encaja como lo hacen los «doce pentágonos y los veinte hexágonos que forman un balón de reglamento«.
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