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Si el calendario fuera un equipo de fútbol, octubre jugaría con el dorsal número 10. Y así es, más o menos, como juega este mes en la literatura futbolera.
Y los cuatro partidos que jugamos en octubre los ganamos todos y yo fuí el artífice de los diez goles que el Vitoria de Bahía marcó. En campo conrario las victorias eran ajustadas por temos a los hinchas de los equipos enemigos, pero en el nuestro nos desquitábamos. Ya nadie, ni el propio Sabará, discutía mi liderazgo, y el Herr seguía tratándome con deferencia…
Fragmento de «Ascenso y caída de Humberto da Silva«, de José Luis Muñoz.
Ediciones Carena, 2016