2 de marzo: «¿Día de los futbolistas calvos y los melenudos?»

 



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Que los futbolistas son y han sido modelos a imitar por los niños no es ningún descubrimiento. Querer ser como Messi o Cristiano Ronaldo no es ningún descubrimiento. Y es por esa razón por la que los fabricantes de botas se ponen las ídem con cada modelo que las estrellas del fútbol estrenan a lo largo de la temporada. O por la que se imitan determinados aspectos estéticos de su indumentaria, como ahora las medias hasta el muslo de Neymar. Esto, de todas maneras, no es nuevo. En mis tiempos, fue tendencia llevar aquella especie de tobillera blanca que distinguía a Neeskens. O, también, fue habitual el que –quien pudiera- intentara lucir el melenazo de Schuster o el peinado de Cruyff.

Seguramente, durante los últimos años ha aumentado la importancia del futbolista como modelo estético, especialmente en lo que se refiera al cabello. Esta influencia, sin embargo, tampoco es ninguna novedad. Y si no, mirad esta viñeta de 1983, publicada en el TBO núm. 101.

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Pero si tenemos que hablar de fútbol y peluquería, o de fútbol y cabello, nada mejor que recurrir a Juan Tallón, especialmente un día como hoy, 2 de marzo, en el que se cumplen exactamente 42 años de un episodio ocurrido sobre un terreno de fútbol y en el que el pelo tiene un gran protagonismo. La historia está explicada en “Manual de fútbol. Un libro en fuera de juego”, del citado Juan Tallón, publicado por la editorial Edhasa el 2014.

En realidad, el fútbol siempre ha tenido siempre mucho que ver con el pelo. La historia de Crisanto García Valdés, Tati, es conocida. Jugaba en el Sporting de Gijón y era calvo con veintipocos años. Un drama. Alguien le habló un día de una peluca de fabricación alemana, y quiso probar. El invento funcionó. Valdés jugó con peluquín muchos partidos. Pero el 2 de marzo de 1975, el Sporting recibió a la Real Sociedad. El Molinón estaba a reventar. Daba gusto verlo. El partido se emitía en directo por televisión. En un balón dividido, Tati jugó de cabeza y perdió la peluca. El estadio emitió un respetuoso «¡Ooooohh!». El interior la recogió del suelo y volvió a acomodársela en la calva, con aparente dignidad. Pero en el segundo despeje la perdió otra vez. Una tragedia. El murmullo de la grada fue general, y Tati enfiló los vestuarios anticipadamente.

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Imagen de Crisanto García Valdés, Tati, de www.cromopedia.es

El capítulo en el que se explica la historia de Tati se complementa con otras suculentas curiosidades en las que el cabello es protagonista, como la de Stanley Matthews, que durante un partido disputado en Turín en 1940 procedió de una inesperada manera. Buscad la maravilla que es “Manual de fútbol” si queréis descubrir cuál fue.

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Ratón Ayala, en www.colchoneros.com

Por mi parte, recuerdo a jugadores de cabello abundante o de vistosa melena: desde el Ratón Ayala la trenza de Pinto, o el peludo globo de Valderrama. Pero también recuerdo el caso de Derticia, aquel delantero a quien todos llamaban Míster Proper y que padecía una grave alopecia que hacía que su cabeza fuera como una bola de billar.

Quizá estaría bien convertir el 2 de marzo en el Día de los futbolistas calvos y melenudos.

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Imagen de www.colgadosporelfutbol.com
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