“El mundo ultra. Los radicales del fútbol español” (Temas de Hoy, 2005) y “Tolerància zero. La violència en el futbol”, (Angle Editorial, 2006), ambos de Carles Viñas, “Juego sucio. Fútbol y crimen organizado”,de Declan Hill (Alba, 2010), “Niños futbolistas”, de Juan Pablo Meneses (Blackie Books, 2013), “FIFA Mafia”, de Thomas Kistner (Córner, 2015), “Heysel”, de Armand Company (3i4 Edicions, 2015), “Hooligan”, relato de Jordi de Manuel, el monográfico sobre los radicales en el fútbol de la Revista Panenka…
Son ejemplos de libros que se ocupan de la cara más oscura del fútbol, el reverso del espacio que nos ofrecen los focos, las profundidades de la fauna abisal que casi nunca emerge a la superficie. Este es el territorio de la explotación, de las apuestas ilegales, de las trampas y la corrupción. Y, por supuesto, de la violencia de los radicales.
Aunque el artículo de hoy esté regido por una visión tan catastrófica, no todo está perdido. Afortunadamente, la literatura futbolera no solo sirve para mostrarnos la parte más tenebrosa del universo futbolístico, sino que también puede venir en nuestro auxilio para proporcionarnos la solución a algunos de tan graves problemas. Por ejemplo, el de la violencia en las gradas.
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Es así como hoy, 24 de enero, puede significar el final de los conflictos y la agresividad en los estadios, y el inicio de una nueva era de tolerancia, deportividad, diversión y fair play
La solución, es cierto, quizá esté cogida con pinzas. Pero ante la resolución de determinados problemas uno se agarra, si hace falta, a un clavo ardiendo. El caso es que la literatura futbolera nos ofrece un arma para combatir la conflictividad de los aficionados, mediante la invención de una grada un tanto especial: la “tribuna tolerancia”.
La salvación al enigma la encontramos en “Fútbol pensado”, un original libro cuyo autor es Edgardo Broner en el fútbol se convierte en acertijo, y en el que las rabonas, las bicicletas y las elásticas no se hacen con las piernas, sino con el cerebro.
Se trata de un libro en el que se proponen hasta 86 preguntas relacionadas con diferentes aspectos futbolísticos -reglamento, incidencias, curiosidades, etc.- y que son una original aproximación a este juego de una manera diferente. Una propuesta con la que además de aprender se mueve el balón… digo el cerebro, y permite que el juego -nunca mejor dicho- se siga desarrollando en las páginas de un libro.
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Uno de los desafíos de ingenio que se plantean en el libro tiene que ver, justamente, con el asunto que tratamos. El planteamiento es el siguiente:
¿Quiénes de ustedes tienen un amigo hincha de Boca y otro de River capaces de ver un partido juntos, respetándose y sin insultar?”, preguntó comenzando su exposición el sociólogo y matemático Alonso Paz. Algunos dudaron, pero finalmente todos los presentes levantaron la mano.
“Si eso es cierto, entonces está resuelto el problema de la violencia en los estadios argentinos”, anunció entre las exclamaciones de asombro. “La propuesta es organizar superclásicos todos los días a partir del 5 de enero. El primer día habrá solo 2 espectadores, por ejemplo mis dos amigos. A cada uno se le darán 2 entradas para que inviten para el día siguiente a otros 2 amigos tolerantes. Ya irán 4 personas. Y se repetirá el mismo procedimiento cada día”, remató Paz.
“Esto es una burla, irrumpió indignado el dirigente Atilio Vendetutti. No nos vamos a pasar meses jugando partidos para 10 tipos”. El sociólogo lo miró fijo, tomó un sorbo de mate cocido y retrucó: “Antes de fin de enero necesitarán un estadio para un millón de espectadores”.
¿Qué día se jugaría el clásico para 65 mil hinchas tolerantes?
¿Qué día hará falta un estadio para un millón de hinchas tolerantes?
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Planteado el problema matemático, la solución se nos ofrece justamente hoy, 24 de enero, un día que podría convertirse en histórico si, tal y como describe la secuencia numérica que resuelve el problema, nos encontramos ante la fecha en la que la tolerancia habría invadido los estadios y las conciencias de los aficionados.
¿Y qué operaciones matemáticas nos conducen a tal conclusión? Veamos.
Si partimos de que la secuencia de espectadores (tolerantes, no lo olvidemos) que asistirá cada día al partido, comenzando el 5 de enero, es de 2, 4, 8, 16, 32, 64,… (es decir, 21, 22, 23, 24, 25, 26, …,) llegaremos al resultado de que el día 24 de enero, es decir, hoy, el número de espectadores será de 220 = 210 x 210 = 1.024 x 1.024 = ¡1.048.576!
¿Qué día hará falta un estadio para un millón de hinchas tolerantes? El 24 de enero. Tal día como día.
Una fecha idónea para comenzar a trabajar en la construcción tanto del edificio como del millón de hinchas tolerantes.