«De todos modos, qué mejor escenario para cometer su atentado que aquel gran estadio.»
“Ritmo trepidante”, “acción continua”, “no dejar respiro”… son expresiones que aunque puedan resultar tópicas no dejan de servir para describir lo que sucede con determinadas novelas. Un ejemplo de ello es “La espada de Alá”, escrita por Jordi Calvet y publicada por la Editorial Gregal, una de esas obras que te enganchan de tal manera que no puedes dejar de continuar devorando páginas.
En otros tiempos, el planteamiento de la historia quizá habría resultado más inverosímil: un terrorista yihadista se propone realizar un atentado en el Camp Nou durante un partido entre el Barça y el Real Madrid. La utilización del fútbol como escenario para cometer un hecho de estas características ya lo encontramos también en otra magnífica y trepidante novela, “L’últim defensa”, de Jordi Agut. Y, desgraciadamente, las multitudes que mueve un partido de fútbol han llevado a que durante los últimos años hayamos visto como esa posibilidad se convertía en algo real en territorio europeo, con el destacado caso del Stade de France, en noviembre de 2015, durante un Francia-Alemania.
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En “La espada de Alá”, esa posibilidad se acaba convirtiendo en uno de los momentos culminantes de la novela, llegándose a él tras una acción que avanza de manera continua alternando personajes y escenarios geográficos.
En la sinopsis leemos:
“Pol Sahan, hijo de uno de los capos de la mafia tailandesa, no ha encontrado su lugar en el mundo. Su padre es un expatriado catalán y su madre una tailandesa musulmana que ha renunciado a la fe para estar con su marido y tener una vida mejor. Él se siente desplazado hasta uqe encuentra el sentido de la vida al lado de sus hermanos musulmanes, con quienes escogerá el camino de la yihad. Este camino lo llevará a enfrentarse a su familia asesinando a algunos de sus miembros. Después de esa acción, pondrá rumbo a Barcelona para seguir el camino de odio y destrucción, con la misión de sembrar el pánico en la Ciudad Condal. Allí, pronto verá que el mayor daño que puede inglifir a los ciudadanos es preparar un atentado en uno de sus símbolos más relevantes: el Camp Nou. El momento escogido, un Barça-Real Madrid.
Su padre recorrerá medio mundo para vengar los hechos de Bangkok. Junto con una de sus hijas, Monica Vallejo, repudiada por él hasta entonces, intentará dar caza al fugitivo. La chica, policía, tendrá que enfrentarse a un pasado turbio, a sus sentimientos, a sus miedos y a su propia moralidad.
Una trepidante novela cargada de acción, intriga, emoción, ritmo y sentimientos opuestos, en la que los protagonistas se verán envueltos en situaciones límite persiguiendo sus hitos personales: la gloria, la venganza o la justicia. Cada cual los suyos”.
Portada de la edición en catalán
El eje central de la historia es la relación de poder en la estructura de negocios y poder que Johny Sahan, un catalán que marchó años a Tailandia, consiguió montar en Bangkok. Salas de masaje y otros negocios vinculados al mundo del sexo, organización de combates y apuestas, y otras actividades más o menos turbias le han permitido levantar todo un entramado de gran poder económico.
En esta jerarquía, sus dos hijos son claves, aunque la ambición de uno de ellos, Pol, le llevará a renegar de su familia e incluso a intentar destruir al imperio de su padre. Ese desarraigo hará que caiga en las manos de una organización yihadista, descubriendo a partir de entonces que su vocación será luchar contra los “infieles” y comenzar a plantear atentados que causen el mayor daño posible.
«Nadie conoce su identidad ni qué tiene que hacer. Da la impresión de que será algo muy sonado, y solo me lo han dicho a mí porque saben que puedo conseguirles armas».
Por otro lado, y como complemento de la trama, nos encontramos con Mónica Vallejo, mosso de esquadra que además es una hija repudiada por Johny Sahan, fruto de su primera esposa, y de quien no ha querido saber nada desde que nació. En cambio, ahora, la persecución que emprenderá el padre para frenar a Pol, y la que llevará a cabo Mónica para detenerlo harán que sus caminos coincidan y se vean obligados a encontrarse.
La acción va saltando de Bangkok a Barcelona, en una sucesión de capítulos cortos que hacen que la historia avance con gran dinamismo. El interés por conocer lo que sucederá a continuación no decae en ningún momento, en un crescendo continuo que se hace incluso más vertiginoso a medida que nos acercamos al final. Existe una componente, en este sentido, muy cinematográfica a lo largo de toda la historia, con muchas posibilidades si algún día alguien se interesara por convertirla en una película. El éxito estaría garantizado.
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Además, la historia combina de forma eficaz los momentos de mayor acción con la evolución emocional de los personajes, que han de enfrentarse a algunas situaciones que se van desarrollando en paralelo a la trama. Y, al mismo tiempo, existe una amplia nómina de secundarios que complementan a la perfección la trama y ayudan a hacerla más sólida.
Aunque uno de los puntos culminantes de la historia es la posibilidad de un atentado en el Camp Nou durante uno de los partidos más mediáticos que se pueden celebrar, no es una novela en la que el fútbol sea el elemento más importante. De hecho, prácticamente todo el libro transcurre al margen de lo futbolístico, aunque sí se acaba convirtiendo en importante telón de fondo de la narración.
Por esa razón, se trata de una lectura más que recomendable también para los no aficionados al fútbol, especialmente para los amantes de esos thrillers que te acaban dejando sin aliento y de los que no puedes abandonar la lectura. Y todo ello rematado con una guinda final en forma de inesperado final.
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