“El nacimiento de esta idea no se alimenta de otra cosa que de odio, pero es un odio que surge tras muchos años de devoción, de amor intenso e incondicional, de crecer amando algo que, cuando te quieres dar cuenta, ha cambiado. Al menos el objeto de deseo ha cambiado, porque tú te sigues sintiendo tan puro, tan fiel a tus principios y tus ideas como el primer día, aquella primavera”.
De vez en cuando le explico a mi hijo batallitas sobre mi época de jugador de fútbol en categorías regionales. Cuando eso sucede, existen una serie de temas recurrentes que siempre acaban acaparando la conversación. Son aquellos que se refieren a que hubo un tiempo en el que los campos eran de tierra, en el que los árbitros iban de negro, las botas de fútbol no tenían colorines, los balones, cuando no eran duros, tenían un bote imprevisible o eran imposibles de controlar cuando se mojaban por la lluvia…
Le cuento todas estas cosas y me mira con cara rara. Es lógico. Los tiempos han cambiado, y hay muchas cosas que le suenan a chino. También le digo que el fútbol profesional era muy diferente al actual. Le invito a que busque imágenes en YouTube, y miramos los escasos reportajes que se pueden encontrar protagonizados por jugadores de otra época como Mágico González, Sócrates, Roberto Baggio, Eric Cantona, Francescoli o, por supuesto, Maradona.
Por desgracia, las imágenes que se conservan son escasas y, lo peor de todo, de poca calidad, lo que hace que el visionado de aquellas jugadas, aquellos regates, aquella estética aparezca muy devaluada y no luzca lo que en realidad fue.
Y cuando le explico todo eso me entra una terrible nostalgia por aquella época que ya nunca volverá. Más que aquel fútbol –que también- lo que en el fondo añoro es mi infancia y mi juventud. Porque, una vez más, “el fútbol es la recuperación semanal de la infancia”, y durante aquel periodo el niño que fui vivía el fútbol como lo que era: un asunto que no era cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante, como decía Bill Shankly.
Echo de menos los cromos de entonces –¡qué sensación la de encontrar alguno de tus jugadores preferidos!-, y también echo de menos el goce que sentía con la revista Don Balón. Conservaba mis ejemplares como oro en paño, y recortaba fotografías para engancharlas en mi carpeta de estudiante. Nunca olvidaré el verde del césped de aquellas imágenes. Creo que la textura de aquellas fotografías tenía un encanto que, aún siendo de una calidad infinitamente superior no tienen las actuales.
No conservo nada de aquella época. Mis revistas se desintegraron en alguna mudanza, mis álbumes de cromos en algún arrebato juvenil de cambio de intereses. Y hoy me encantaría haberlos podido conservar y poderles echar un vistazo cuando añoro el pasado. Pero como eso no es posible, hasta ahora no me quedaba otro remedio que regalarme con algún paseo de vez en cuando por el Dominical del Mercat de Sant Antoni, y buscar, tocar, ojear y hojear revistas y álbumes de cromos.
Pero a partir de hoy eso ha cambiado en parte, porque acaba de aparecer un auténtico salvavidas para los nostálgicos de aquella época. Y es que la editorial Planeta acaba de publicar «Odio el fútbol moderno. Un homenaje al fútbol de antaño«, una obra de Carlos Roberto y Miquel Sanchis, los responsables de la misma página de Facebook que pusieron en marcha hace unos años y que durante todo este tiempo ha ido creciendo y actuando como terapia y manantial para añorados del fútbol de décadas atrás.
Recibo la publicación de “Odio el fútbol moderno” como una forma de recuperar el disfrute que los álbumes me proporcionaban en mis tiempos de niño. De la misma manera que en aquellos tiempos miraba embelesado los cromos que iba enganchando, he vuelto a revivir aquella sensación al ojear y hojear las páginas de esta obra que es un soplo de aire fresco que ayuda a rejuvenecer nuestra memoria futbolística. La foto de portada ya es de póster, pero el interior es casi hipnótico:
SINOPSIS
Si, en el sopor de la meseta de un martes insustancial —y sin Champions—, emergen en tu recuerdo, con toda su pompa, sugerentes nombres como Mágico González, Dennis Bergkamp o Losantos Omar, entonces este es tu libro.
Si conservas esa camiseta Meyba, Cejudo, Massana, Le coq sportif, o incluso sin marca —y por supuesto sin el nombre de ningún jugador a la espalda—, este es tu libro.
Si consideras que las transacciones más legítimas que se han hecho en el fútbol de los últimos veinte años las hiciste tú desde tu ordenador con el PC Fútbol, este es tu libro.
Si odias el fútbol moderno tanto como nosotros, vas a disfrutar de este libro.
Volver a escuchar nombres de árbitros –con dos apellidos, por supuesto-, de imaginar cómo debían ser aquellos estadios cuyos nombres escuchábamos por la radio –el Helmántico, el Sadar, la Condomina, Castalia y ¡goool en Las Gaunas!-, comprobar que nuestra memoria no nos traicionaba cuando recordábamos que los futbolistas de entonces vestían pantalones minúsculos y apretados, y botas en blanco y negro, que el césped de aquellos terrenos de juego era de todo menos una alfombra (y, aún así, qué maravillas conseguían hacer algunos jugadores sobre aquella superficie: qué no habrían sido capaces de hacer con las de ahora)…
Comprobar que sí, hubo un tiempo en el que los jugadores eran individuos para quienes las cuestiones estéticas eran secundarias (y si no, echar un vistazo a la sección bigotudos con Bergomi, Stielike, Panenka o Chalana) y que para ser un ídolo no hacía falta tener un careto especialmente afortunado (Spasic, Prosinecki o el gran «Míster Proper» Dertycia). Una época pasada en la que el fútbol era muy diferente, y nada mejor que este libro para comprobarlo y demostrarlo.
“Odio el fútbol moderno” viene a ocupar un hueco necesario en nuestros recuerdos, al mismo tiempo que abre la puerta a nuevas publicaciones en la misma línea, pues es mucho lo que aquel fútbol nos dejó, y es mucho lo que podemos recuperar y disfrutar con obras como esta.
Me gustaría también destacar el colorido presente en la obra, sobre el que me tomo la libertad de proyectar cierto simbolismo. El fútbol de mi infancia era mayoritariamente en blanco en negro: uniformes arbitrales, botas, imágenes de televisión y balones. El principal (e impactante) contacto que de niño teníamos con el color era cuando tenías la suerte de acudir a un estadio a ver un partido. Era entonces, cuando contemplabas por primera vez la alfombra verde del terreno de juego, cuando percibías que en el fútbol, también había colores. Gracias a este libro, he recuperado el color para gran parte de mis recuerdos futbolísticos de antaño.
El germen del libro está en la página de Factbook que los autores crearon con la intención de dar rienda suelta a su indignación ante la que consideran deriva del fútbol actual, donde el marketing tiene cada vez un mayor protagonismo. El espacio virtual se fue llenando de contenidos que reivindicaban el fútbol de antaño. Y una parte del abundante material que se ha ido incorporando ha servido para acabar dando forma a esta publicación.
Una obra que nos va a servir de terapia curativa para aquellos momentos en los que necesitemos recuperar una autenticidad en parte desaparecida del mundo del fútbol.
Las secciones en las que el libro está dividido es toda una declaración de intenciones: ‘Aquellos torneos de antes’, ‘Top Ten hazañas europeas’, ‘Franjas y colores, ‘Entrenadores’, ‘Estadios’, ‘Futbolistas de otra era’, ‘Árbitros’, ‘Mundiales’, ‘30 razones para odiar el fútbol moderno’, ‘Ni mechas ni gomina: calvos y bigotudos’, ‘Clásicos en horas bajas’, ‘Merchandising antes del merchandising’, ‘España en las grandes citas’, ‘El fútbol como arte’, ‘¿Es nostalgia lo que nos mueve?’, ‘Pasatiempos’ y ‘Agradecimientos’.
En la web de la editorial leemos que Miquel Sanchis y Carlos Roberto, responsables de la página y autores del libro, comparten una visión negativa del balompié de nuestros días, en el que el marketing y el mercantilismo tienen tanta importancia (o más) que si el balón entra o no en la portería. Con su página han intentado recuperar el recuerdo de futbolistas sin depilarse y de entrenadores en chándal, con la esperanza de que aquel deporte de valores y sentimientos pueda regresar algún día.
Esta maravillosa publicación, idónea para regresar continuamente a ella abriéndola por cualquier capítulo, consigue acercarnos de nuevo a aquellos tiempos en los que la esencia del fútbol era diferente a la actual.
Un comentario en “«Odio el fútbol moderno. Un homenaje al fútbol de antaño», de Carlos Roberto y Miquel Sanchis. Editorial Planeta”