Ralph Barby, el fútbol y «Crimen en la cancha»

 

 

-¿El balón? – repitió la inglesa, abriendo sus grandes ojos castaños, chispeantes como cielo agostino. Sus manos se entrecruzaron incapaces de controlar sus nervios.

-Sí, el balón blanco de cuero.

-¿Cómo han sabido que tengo yo un balón?

-Nosotros sabemos más cosas, guapa, quizá demasiadas para lo que a ti respecta.

 

Hace unos días tuve el gran privilegio de intercambiar unas palabras con uno de los mitos de la literatura popular: Ralph Barby (Rafael Barberán). Autor de más de 1000 novelas de géneros diversos (policiaco, westerns, ciencia ficción, etc.), con destacada importancia en el del terror, se trata de uno de de los más destacados representantes de la producción en formato bolsilibro, una tipología de novelas que protagonizaron gran parte del ocio de la sociedad de las décadas de los 40 a los 80.

El conjunto de su producción es tan variado que se me ocurrió que quizá se incluyera en su extenso catálogo alguna obra de temática futbolera, así que me decidí a escribirle y le pregunté por ello. Su respuesta no pudo alegrarme más, pues me informaba de que, efectivamente, en 1967 escribió una novela de título tan significativo y llamativo como «Crimen en la cancha«, publicada con el número 902 en la colección Servicio Secreto de la Editorial Bruguera. Como peculiaridad, indicar que el número de páginas es de 126, frente a las habituales 96 del tradicional formato de los bolsilibros. La portada es de Jaime Provenzal, y también incluye una ilustración interior obra de Peña.

 

 

El libro es una joyita en la que siendo el fútbol un elemento tangencial, sí que incluye un elemento plenamente futbolístico de cierta importancia en la trama: un balón con unas características un tanto particulares.

 

El estadio del Parc des Princes no tardaría en hervir frente a sus malabáricas jugadas y el cañoneo de sus fabulosas piernas. Shoren era el internacional que toda Europa ansiaba ver jugar a través de la pequeña pantalla. El partido iba a ser retransmitido por toda la cadena de Eurovisión.

 

La historia está ambientada en la ciudad de París, y se inicia justo en las horas previas a la celebración de la final internacional de Copa entre los franceses del Racing de París y los alemanes del Hannover-70. La estrella del equipo germánico es Karl Shoren, a quienes todos llaman el «Cañonero Bismarck«, y se verá envuelto en un turbio episodio mientras se encuentra en su hotel, un suceso que verá su continuación poco después, a los pocos minutos del comienzo del partido. Con este planteamiento, lleno de acción y dinamismo, como toda la novela, se abre el argumento y una intriga que te arrastra hasta la última página.

El protagonista es Tony Perck, un tipo atractivo y sin miedo a nada, inteligente y con un afilado sentido del humor, capaz de adentrarse en los rincones más oscuros del hampa sin ningún tipo de reticencia. Busca a Maurice Ben Anui, un franco-argelino líder de una banda de traficantes de droga con quien quiere hacer negocio. Ambos episodios, el de la muerte de Shoren y el las incursiones de Perck en el mundo del narcotráfico guardan, como es de esperar, una estrecha relación. Y una vez el autor ha puesto las cartas sobre la mesa la historia se va desarrollando a un ritmo frenético, con un gran dinamismo que arrastra al lector escena a escena, con un tratamiento muy cinematográfico y visual en el que las escenas de acción se suceden con gran detallismo. Los personajes son los propios de las novelas de este género, encabezados por el protagonista Perck -un auténtico James Bond-, y un escurridizo y avispado mafioso acompañado de sus secuaces entre otros.

 

Cuando saltó a la cancha entre sus compañeros, el verde llenó sus ojos. Arriba, en lo alto, grandes y potentes ocos iluminaban como soles el amplio terreno. En la oscuridad, como un gran monstruo, el público rugía.

 

La novela juega con todos los ingredientes de las tramas policíacas, y se devora porque el desarrollo de la trama te va arrastrando sin dejar espacio para pausas. Las situaciones se van sucediendo con un ritmo trepidante, sin que falten los inesperados giros argumentales que aumentan el interés por conocer el desenlace final. Diálogos ingeniosos y llenos de chispa, escenas, como antes decía, que uno lee como si estuviera viendo una película, y un argumento que oculta algunas de las claves hasta el final hacen de «Crimen en la cancha» una obra en la que la diversión está garantizada.

Os recomiendo que veáis este interesante reportaje que le hicieron hace apenas un año en su casa de Altafulla, en compañía de su esposa, parte destacada en su producción, y que leáis esta entrevista en la que aporta varias claves relacionadas con el mundo de los bolsilibros. También podéis seguirlo en su blog.

 

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