30 de diciembre en «Una historia de fútbol», de Jose Roberto Torero.

 

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En las primeras páginas de «Mercado de invierno«, la primera novela de la trilogía sobre fútbol de Philip Kerr, podemos leer: «Tres encuentros en siete días. Eso no es deporte, eso es un puto Ironman. Cuando la gente del mundo del fútbol profesional habla de lo bonito que es este deporte, normalmente no contempla las vacaciones navideñas«.

El fútbol inglés no es el único en el que no existe parón vacacional. También en la literatura infantil encontramos algún ejemplo. Como el día hoy, 30 de diciembre en el que el Siete de Septiembre y el Barón del Noroeste, dos de los equipos que podemos encontrar en la maravillosa «Una historia de fútbol«, de José Roberto Torero y Blackie Books, disputan la final de un competidísimo campeonato:

El 30 de diciembre fue la gran final del campeonato. De los treinta y dos equipos que habían empezado la competición, solo quedábamos el Siete de Septiembre y el Barón del Noroeste.

Hacía un sol tremendo. Nuestros uniformes deslumbraban de limpios y un montón de gente fue a ver el partido, todos con ropa de domingo. Algunas mujeres hasta llevaban sombrero. Papá, mama y la señora Celeste se pusieron en el palco que estaba adornado con banderitas. El señor Dondinho se sentó en un banco al borde del campo, junto al señor Landao. Carmencita fue vestida de rojo, que era el color del uniforme del Barón, y Senira iba de azul, que era el color del nuestro. Unos chicos se subieron a los árboles para ver mejor.

 

Si queréis conocer el resultado final… tendréis que leer el libro 🙂

 

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30 de diciembre y el debut de Scirea en «Los fantasmas de Sarrià visten de chándal»

 

Imagen de www.gettyimages.es

Un 30 de diciembre como el de hoy, pero de hace exactamente 42 años, se produjo el debut oficial de Gaetano Scirea con la selección italiana.

Esta es la referencia que encontramos en «Los fantasmas de Sarrià visten de chándal«, de Wilmar Cabrera:

                Con el 7 en su espalda, un número más para un delantero que un defensa, Gaetano salió por el centro del campo con la pelota dominada. Ese era su trabajo. Como lo hacía siempre desde que Bearzot lo llamó a la Nazionale, aquel 30 de diciembre de 1975 contra Grecia.

                Y es que Scirea, que fue setenta y ocho veces internacional con la Azzurra, era uno de los jugadores que manejaban perfectamente los tiempos de un partido. Elegante y discreto. En el papel de atacante-defensa era limpio y efectivo. Y como defensa-atacante salía jugando cuando se le antojaba, sin más objetivo que el arco contrario.