«Todo por un maldito balón de fútbol», de Eva Moreno (B de Blok, 2017)

… y le pegó tal patada que salió volando a velocidad supersónica. Dos segundos después se había perdido en el horizonte, en dirección a la parte antigua de la ciudad.

El universo de los balones desaparecidos sigue aumentando su plantilla, y lo hace con el magnífico descubrimiento de Todo por un maldito balón de fútbol, una novela destinada al público infantil y juvenil escrita por Eva Moreno Villalba, ilustraciones de Cristina Picazo, y publicada en el 2017 por la editorial B de Blok. Se trata de una atractiva y entretenida historia cuya trama comienza con un balón que se cuela en la cripta de una iglesia.

-Creo que deberíamos intentar recuperar esa pelota -sugerí astutamente, confiando en que el entrenamiento se suspendiera por aquel día.

-Sí, porque no nos van a comprar otra -dijo Daniel.

-¿Alguien ha visto dónde ha caído? -preguntó Tomás

SINOPSIS

Todos en la escuela saben que Berto odia el fútbol. Por eso se sorprende cuando un grupo de chicos se acerca a él para pedirle que forme parte del equipo. La verdad es que necesitan quien los auspicie, y desde que Berto y su pandilla resolvieron el caso del humo rosa, él es una celebridad capaz de atraer un patrocinador. Tras un largo tira y afloja, Berto accede y comienza a entrenar.

Un día el balón se cuela en la cripta de la catedral y al intentar rescatarlo conocen al párroco, Juan, quien investiga la misteriosa desaparición de varios objetos de valor del templo.

¿Lograrán Berto y sus amigos ayudar a resolver el misterio? Y ¿conseguirán salir con vida de esta nueva aventura?

La historia está protagonizada por los mismos personajes que El día que el mundo amaneció al revés, obra de la misma autora, y la que el grupo de amigos también se veía envuelto en otra aventura con misterio a resolver. En esta ocasión, como al principio decía, el desencadenante de todo es ese acto tan universal y habitual en las calles como el de la desaparición de una pelota. Las peripecias para recuperarla los llevará hasta la cripta de un templo, donde descubrirán un misterio para la resolución del cual deberán esforzarse al máximo.

Los balones desaparecidos están más presentes que nunca. Y ya tenemos un tridente de libros que comienzan con la pérdida de una pelota:

  • Todo por un maldito balón de fútbol: «… creo que deberíamos encontrar esa pelota…»
  • El último verdugo, de Toni Hill: «… Que no hay ningún motivo para que su hermano tarde tanto cuando solo tenía que saltar el muro, recuperar el balón y volver corriendo a casa».
  • La hermandad de los balones desaparecidos: «Que el balón se haya colado en un lugar abandonado, al que resulta prácticamente imposible acceder y acerca del cual se explican misteriosas leyendas».

Los balones desaparecidos en la iglesia de Santo Tomás de Ascoli Piceno

Iglesia de Santo Tomás Apóstol en Ascoli Piceno (Italia)

Hace unas semanas se hizo pública una curiosa y maravillosa historia relacionada con el Convento de Santa Clara de Pontevedra que podéis leer aquí. Tras permanecer cerrado al público durante 700 años por su condición de clausura, y después de ser adquirido por el concello de la provincia, el pasado diciembre se pudo acceder libremente a sus jardines. ¿Y qué fue una de las cosas que se encontraron en su interior? Un gran número de balones de diferentes tipos y épocas. Todos ellos procedentes de la plaza que hay junto al convento, que fue y sigue siendo espacio de juegos para los niños de la zona.

Balones recuperados en el Convento de Santa Clara

Pues bien. Hace apenas unos días saltó otra noticia en esta misma línea. Se trata, en esta ocasión, de lo sucedido en la iglesia de Santo Tomás Apóstol de la ciudad italiana de Ascoli Piceno. Tras el terremoto sufrido en el 2016, que afectó a la estructura del edificio, se ha procedido a unas obras de reforma y restauración. ¿Y qué es lo que han encontrado los operarios en el tejado de la iglesia? Pues ni más ni menos que unas 40 pelotas de diferentes épocas, incluyendo un Adidas Tango Durlast, modelo utilizado en el Mundial de Argentina de 1978.

Imagen del Corriere della Sera

Dos noticias que además de ser munición para La hermandad de los balones desaparecidos, demuestran que tan universal como el fútbol es el acto de perder un balón.