«El balonazo», de Belén Gopegui. Colección El Barco de Vapor. SM Ediciones

 

 

Hace unos días escribía un artículo en el que explicaba cómo llegó a mis manos un inesperado libro de  Belén Gopegui. a quien conocía por novelas como “La conquista del aire”. El libro al que me refiero es “El balonazo”, inesperado descubrimiento en tanto que desconocía la faceta futbolera de la escritora.

Se trata de un libro que  encaja perfectamente en lo que debería ser una propuesta de lecturas para esa franja de edad tan importante como la de los 11-12 años. Desconozco si alguna escuela lo utiliza ya como parte de su plan lector -estoy convencido de que sí-, pero por si acaso algún profesor o prefosora lee este blog en busca de recomendaciones de lecturas infantiles que se apunte esta.

Me parece una de esas lecturas que además de ofrecer la parte de placer que todo libro debería proporcionar, añade una importante cantidad de temas de actualidad, cercanos al tipo de lectores al que se dirige y que invitan a reflexionar y trabajar en torno de esas cuestiones. Una perfecta combinación que ofrece placer por la lectura + reflexión sobre lo que se explica, y el fútbol como marco de la historia.

 

 

SINOPSIS

Es mentira: no se ven las estrellas cuando te dan un balonazo, y lo importante no es participar, porque todo el mundo quiere ganar, y lo que pasa en los libros nunca ocurre en realidad. Por eso, Daniel está harto. Y quiere jugar bien al fútbol para ganar la final, y que por una vez los piratas sean los buenos y se saltan con la suya.

Una novela que propone una reflexión sobre la verdad y la mentira, sobre lo justo y lo injusto, y sobre el poder de la amistad.

 

El balonazo” fue publicado por Ediciones SM en el 2008, en la serie naranja (la destinada a los mayores de 8 años) de su colección “El barco de vapor”. Mi único pero en este sentido es que aunque no veo problema en que el libro pueda ser leído a partir de esta edad, creo que es más adecuada para lectores un poco mayores, a partir de 10 años, los correspondientes a la serie roja de la misma colección.

 

 

La historia parte de un supuesto muy simple pero a partir del cual se puede extraer mucho jugo. Daniel es un niño normal y corriente, aficionado al fútbol, deporte que practica en el equipo de su colegio. El equipo, por cierto, lleva el nombre de “Carmen Laforet”: otro ejemplo de la unión entre fútbol y literatura.

Daniel y sus compañeros se ven inmersos en plena competición. El protagonista es un habitual del banquillo, un rol que no parece importarle demasiado y que no impide que su implicación con el equipo sea máxima. El resto de jugadores son los que podríamos encontrar en cualquier grupo. Es decir, que nos encontramos ante niños y niñas completamente normales, lo que permite una completa identificación con los personajes a la hora de la lectura.

 

 

Además de la línea futbolística, existe otro eje central en la historia. Daniel conoce un día a un joven mantero, de nombre Maxama, con quien entabla una cierta relación. El joven ha tenido que salir huyendo de la policía en alguna ocasión con sus dvd ante los ojos de Daniel. Procede del Senegal, y está intentando conseguir el dinero necesario para marchar a París, donde vive un primo suyo que puede conseguirle un trabajo.

El encuentro con Maxama hará que Daniel tope con una realidad muy diferente a la que los libros acostumbran a describir. Tal y como el protagonista explica al comienzo de la historia, “empezaba a estar muy harto de los libros”, pues “nada de lo que explican es verdad”. En el mundo de la ficción, todo acaba siempre bien. Pero, ¿qué ocurre en la vida real?

Esta cuestión es una de las que sobrevuelan toda la historia. Porque la vida real es muy diferente a lo que acostumbramos a leer en esos cuentos que siempre terminan bien. El dilema se acabará de completar en cuanto Daniel deba enfrentarse a lo que es o no es justo, y de qué forma debe uno enfrentarse a problemáticas tan actuales como la de la inmigración, el pirateo, el top manta, etc.

 

 

Y todo ello, con otros temas de trasfondo de gran importancia, como por ejemplo el sentimiento de amistad, la importancia del trabajo en equipo, las preguntas respecto a lo que está bien o está mal, las consecuencias de determinadas mentiras, y otras muchas reflexiones de gran interés que hacen de este libro un ejemplo de lo que debería ser no una lectura obligatoria, sino una lectura recomendada.

Y todo ello complementado con unas atractivas ilustraciones obra de Oriol Vidal.

 

 

MÁS INFORMACIÓN

Podéis leer el primer capítulo en este enlace. Y encontraréis una propuesta de actividades complementarias relacionadas con el libro en este otro.

Futblog Capítulo 12: Miguel Ángel Ortiz y Belén Gopegui en «Letras y Fútbol»

 

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Como buen amante del fútbol y la literatura, hace tiempo que intento hacer una escapada a Bilbao y poder asistir a las jornadas Letras y Fútbol que organiza la Fundación del Athletic de Bilbao. Por unas razones u otras, nunca hasta ahora me había sido posible disfrutar in situ de las interesantes tertulias que en cada edición se organizan. Este año, sin embargo, la cosa cambiará. Como si de un regalo de Reyes anticipado se tratase, voy a poder cumplir mi deseo y, si no pasa nada, seré uno más de los asistentes a estos imprescindibles encuentros para los lectores futboleros.

Para redondear la jugada, el destino ha querido obsequiarme con un episodio paranormal que seguir llenando de combustible esta sección del blog. Aunque ya lo he explicado en más de una ocasión, no está de más insistir en que todos los austerianos episodios que por aquí voy contando son rigurosamente ciertos. Lo que cuento, por extraño y estrambótico que parezca, es real. No hay ni una gota de invención. (Ojalá la hubiera. Eso significaría que tengo capacidad inventiva, algo de lo que carezco por completo). Las cosas que hasta ahora he ido describiendo –insisto, aunque dudéis de su veracidad- se ciñen con exactitud a lo que me ha sucedido, y si lo que reflejan es más o menos acertado se debe, única y exclusivamente, a mis limitaciones como narrador.

O sea, que inspirándome en la advertencia de algunos libros y películas, afirmo que, en mi caso, cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia, sino realidad pura y dura.

 

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Real como lo que estoy a punto de explicar.

Volviendo al principio del artículo, a finales de noviembre me voy a Bilbao. Las jornadas «Letras y Fútbol» se desarrollan en días diferentes repartidos en dos semanas. Mientras no me toque la lotería no me puedo permitir el disfrutar de una quincena de vacaciones en noviembre. Por eso, me tengo que conformar con hacer una corta escapada de tan solo un par de días. Condicionado por esta limitación, mi decisión final fue que visitaré la capital vizcaína el lunes 27 y el martes 28 de noviembre, lo que me permitirá asistir a las sesiones programadas para esos días.

La del lunes lleva por título «Futbola eta Euskal Kultura«, y contará con la participación de Jon Maia, Gari, Juan Luis Zabala, e Iratxe Fresneda. En cuanto a la del martes, tiene como tema central el de «Fútbol, literatura y sociedad«, y tendrá como tertulianos a Miguel Ángel Ortiz, Belén Gopegui y Leire Palacios.

Esta segunda sesión, que es a la que asistiré, me interesa especialmente. De entrada, ya presenta una curiosidad, como lo es el hecho de que hace tiempo que Miguel Ángel (uno de los cracks del Fútbol Club de Lectura, y autor de «Fuera de juego» y «La inmensa minoría«) y yo intentamos quedar, pero por unas cosas u otras nunca conseguimos encontrar el momento, pese a vivir ambos en el entorno de Barcelona. Sin embargo, cosas de la vida, finalmente vamos a conseguir coincidir: en Bilbao.

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Pero existe otro episodio aún más extraño y paranormal. Conocí la existencia de un autor llamado Miguel Ángel Ortiz tras la publicación de «Fuera de juego«, su primera novela. Me pareció un gran libro, y publiqué un artículo en el blog explicando mis impresiones. Después, en el 2015, se publicó su segunda obra, «La inmensa minoría«, magnífica y más que merecedora de los reconocimientos que hasta el momento ha recibido. La novela está ambientada en el barrio de la Zona Franca, donde él estuvo viviendo durante un tiempo y en cuyo equipo -el Iberia– también llegó a jugar. En aquel barrio también vivió un histórico del Barça de las Cinco Copas, Eduardo Manchón, que es uno de los personajes al que se hace referencia en el libro.

Uno de los protagonistas está realizando un trabajo para el instituto sobre el mítico delantero, alguien que simboliza la posibilidad de prosperar y salir de una vida difícil a través del fútbol. Por circunstancias de la vida he llegado a conocer personalmente a la viuda de Eduardo Manchón, ya que cada año se organiza en Coma-ruga, donde vivo, un torneo con el que se le sigue rindiendo homenaje.

 

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Recuerdo el efecto que me produjo leer, al poco de comenzar «La inmensa minoría«, la referencia a Eduardo Manchón y, precisamente, el torneo de Coma-ruga. Me pareció una más que curiosa coincidencia, y se convertía en un episodio a comentar con Miguel Ángel el día que tuviera la oportunidad de conocerlo personalmente. Eso sucedió, en concreto, una tarde de sábado de febrero de 2015. Se me presentó la posibilidad de desplazarme hasta Barcelona, y aproveché para acercarme hasta el lugar en el que, según había leído en una entrevista, trabajaba Miguel Ángel: la desaparecida librería La Formiga d’Or.

Situada en el corazón de la ciudad, en la que quizá sea una de las calles más transitadas y comerciales de Barcelona, La Formiga d’Or fue, durante años y ya desde joven, uno de los puntos de visita obligada cada vez que iba a dar una vuelta por el centro. Ahora, años después, volvía a entrar allí, esta vez con mis ejemplares de “Fuera de juego” y de «La inmensa minoría» bajo el brazo.

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El encuentro con Miguel Ángel fue muy agradable, y tuvimos el tiempo suficiente para hacer cuatro rápidos comentarios, hacernos un par de fotos y que me dedicara las dos novelas. Como él estaba trabajando y la librería estaba llena de compradores no tuvimos tiempo para más.

Nos despedimos sabiendo que de un modo u otro seguiríamos en contacto. Él siguió a sus menesteres, y yo aproveché para echar un vistazo entre libros. Recuerdo que lo primero que hice fue dirigirme hacia la sección de Deportes, por si encontraba alguno de temática futbolera. También miré los de gran formato, y no me fui sin antes pasar por la sección de libros infantiles y juveniles, de donde no pude resistir la tentación de comprar uno de la colección «El Barco de Vapor«.

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Desde aquel día he mantenido un contacto más o menos fluido con Miguel Ángel. Pero siempre, circunstancias mandan, de forma virtual. En más de una ocasión hemos intentado coincidir para vernos aunque fuera un rato, pero sus horarios laborales y los míos no son lo que se dice «especialmente sociales». La figura de Eduardo Manchón también ha seguido estando presente, y de hecho tanto Roser (su viuda) como Josep Maldonado (quien fue uno de los mejores amigos del jugador y alma mater del torneo que se organiza cada año en su honor) fueron obsequiados con dos ejemplares de «La inmensa minoría» firmados por el autor. Incluso tenemos pendiente quedar con Roser para tomar un café con ella y hablar del artículo que no hace mucho escribió Miguel Ángel, en la sección Tiempo Extra de la revista Panenka, sobre la relación de Eduardo Manchón y la literatura, y en la documentación del cual puse un granito de arena.

 

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Como decía, la realidad es que no ha sido posible que nos volvamos a ver en Barcelona. Y ahora, cosas del destino, los astros se han alineado para que nos encontremos… en Bilbao. Pero si este hecho ya es de por sí sorprendente, existe otro que aún lo es más todavía. Ya he explicado al principio que la sesión en la que Miguel Ángel participa lleva por título el de «Fútbol y sociedad«, y que estará acompañado por una más que reconocida autora, a quien descubrí por su libro «La conquista del aire«.

Se trata de Belén Gopegui, varias veces premiada y también autora de varias obras para el público infantil y juvenil. Lo que seguramente muchos no sabrán es que aunque no se trata de una escritora reconocidamente futbolera, sí tiene, curiosamente, un libro de esta temática destinado al público más joven. Se trata de «El balonazo«, un volumen que viajará conmigo hasta Bilbao y que aprovecharé para que sea dedicado por su autora.

(Hago un paréntesis para añadir que además de la de Belén, aprovecharé para aumentar mi colección de dedicatorias con la de Galder Reguera, responsable de las jornadas y autor de «Hijos del fútbol«).

Y ahora la sorpresa. ¿Recordáis cuando he explicado que el día que conocía a Miguel Ángel Ortiz acabé comprando un libro? ¿Recordáis el título? No, no podéis, porque no lo he dicho. Pero ahora os lo diré. El libro que compré aquella tarde fue… «El balonazo» de Belén Gopegui. Es decir, que hace dos años, cuando conocí personalmente a Miguel Ángel, también estuvo junto a nosotros Belén Gopegui a través de su libro. Y ahora, dos años después, esa extraña conjunción se volverá a producir, aunque en un lugar separado 600 km. del primero.

Y todo, gracias a la literatura futbolera.

¿Algún adjetivo para definir este episodio?

 

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