Arsenal – Leicester City o Nick Hornby – Julian Barnes

 

Arsenal - Leicester

 

Tras el duelo futbolístico-literario de ayer entre el Valencia y el Espanyol, hoy tenemos la oportunidad de disfrutar de un nuevo enfrentamiento en el que la literatura forma parte de la alineación.

Se trata del partido correspondiente a la jornada 26 de la Premier League que disputaran sobre el césped del Emirates Stadium el Arsenal y el Leicester City. O dicho de otra manera, entre el equipo de Nick Hornby y el de Julian Barnes, dos de los más destacados escritores británicos.

Tanto uno como otro han convertido su pasión futbolera en material de alguna de sus libros. Hornby, gunner hasta la médula, es el autor de una de las obras imprescindibles para los amantes del fútbol y la literatura, un libro en el que reconoce que su pasión por el fútbol no es ni una vía de escapa ni un entretenimiento, sino toda una forma de ver y estar en el mundo.

Se trata de “Fiebre en las gradas”, el “relato autobiográfico de la tumultuosa relación del autor con el fútbol y con su equipo, el Arsenal londinense, durante más de veinte temporadas”. La obra es un repaso por los momentos más importantes de su vida siempre vinculados al devenir de su equipo, y cualquier acontecimiento destacable del que tiene recuerdo es vinculado automáticamente a algún partido.

En sus páginas encontramos dos referencias a enfrentamientos con el Leicester. La primera corresponde al 2 de abril de 1977, un partido que Hornby asocia al hecho de que aquel año “me enamoré perdidamente, hasta el punto de que me daban retortijones, de una chica muy guapa, vivaracha y lista, que estudiaba para dedicarse a la enseñanza”.

Aquella chica fue “la primera de mis novias que fue conmigo a Highbury”. También pudo ser, quizá, la responsable de que en el partido de aquel año contra el Leicester, el Arsenal acabara ganando tras varias jornadas sin hacerlo:

“La promesa de renovación que vivimos con el arranque de la temporada se había volatilizado; a decir verdad, el Arsenal acababa de batir el récord histórico del club en lo referente a una larga racha de derrotas: habían conseguido perder consecutivamente contra el Manchester City, el Middlesbrough, el West Ham, el Everton, el Ipswich, el West Brom y el Queens Park Rangers. En cambio, la presencia de esa chica encandiló al equipo al igual que me había encandilado a mí, y marcamos tres tantos en la primera media hora de partido. El primero lo hizo Graham Rix la tarde en que debutaba; David O’Leary, que quizás marcó como mucho otra media docena de goles a lo largo de la década siguiente, metió dos en menos de diez minutos. Una vez más, el Arsenal tuvo muy en cuenta su costumbre de hacer las cosas más raras que se pueda imaginar. Tanto, que el partido, y no sólo la ocasión, terminaría por ser memorable para mí.”

Imagen de www.futboltelevisionretro.blogspot.com

La siguiente referencia a un Arsenal–Leicester corresponde a un partido celebrado casi doce años más tarde, el 31 de agosto de 1985, una época marcada por los terribles sucesos de Heysel. En relación con aquel partido, Hornby explica:

“Una de mis alumnas italianas, una joven que tenía en Turín un abono de temporada para ir a los partidos de la Juve, se enteró no sé cómo de que me entusiasmaba el fútbol, y me pidió permiso para ir conmigo a Highbury a ver el partido contra el Leicester. Aunque estuviera muy a gusto con ella, aunque no se presente muy a menudo la ocasión de charlas con una mujer y además del continente europeo sobre las diferencias que hay entre su obsesión y la mía, dudé mucho hasta decir que sí.”

La causa de que Hornby dudara en aceptar la invitación era el nivel futbolístico de su equipo:

“Fue más bien porque me daba vergüenza todo el tinglado: la calidad inexistente, lamentable del fútbol que jugaba el Arsenal, el estadio medio vacío, el público tranquilo y desinteresado”.

Pero finalmente aceptó a ir con ella al estadio:

“Una vez allí, dijo que se lo había pasado bien, e incluso añadió que la Juventus también era un desastre a principio de temporada (el Arsenal marcó en el primer cuarto de hora y dedicó el resto del partido a especular y mantener a raya a un decepcionante Leicester). Yo no me tomé la molestia de decirle que nunca habíamos hecho un fútbol mejor que ése”.

Imagen de www.telegraph.co.uk

En cuanto a Julian Barnes hace le dediqué un artículo en relación a la referencia al fútbol que aparece en su relato “El sueño”, perteneciente a su obra “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”. Entre otras cosas, explicaba allí que se trata de un autor del que no imaginaba que fuera especialmente aficionado al fútbol, pero que, sin embargo, las referencias de ese relato me habían convencido de lo contrario.

El caso es que se trata de un seguidor del Leicester, un club que protagoniza parte de los sueños del protagonista del relato. Una de las referencias al fútbol y al Leicester que aparecen en el relato es la siguiente:

“Abrí el periódico que Brigitta había tenido el detalle de poner en mi bandeja y casi derramo el té. Bueno, lo derramé, sólo que esas cosas ya no le preocupan a uno. Era noticia de primera plana. Bueno, lo habría sido, ¿no? El Leicester City había ganado la Copa. En serio, ¡el Leicester City había ganado la Copa! No se lo habrían creído, ¿verdad? Bueno, puede que ustedes se lo creyeran, si no entienden nada de fútbol. Pero yo sé unas cuantas cosas sobre fútbol, y he apoyado al Leicester City toda mi vida, y yo no me lo hubiera creído, ésa es la cuestión. No me malinterpreten, no estoy criticando a mi equipo. Es un buen equipo, muy bueno a veces, pero nunca gana las grandes competiciones. Campeones de Segunda División, tantas veces como quieran, oh, sí, pero nunca han ganado la Primera División. Subcampeones, una vez, sí, sin problemas. Respecto a la Copa…, es un hecho innegable, que en todo el tiempo en que yo he sido hincha del Leicester City (ni antes de eso tampoco) nunca han ganado la Copa. Tuvieron un buen historial de llegar a la final en los años de posguerra… y un historial igualmente bueno de no llevarse el trofeo. 1949, 1961, 1963, 1969, ésos fueron los años negros, y una o dos de esas derrotas fueron, en mi opinión, especialmente cuestión de mala suerte, de hecho yo señalaría… De acuerdo de acuerdo, ya veo que no les interesa el fútbol. No importa siempre y cuando entiendan el dato fundamental: el Leicester City nunca había ganado nada que valiera la pena y ahora se había alzado con la Copa posprimera vez en la historia del club. Y además el partido debió de ser la mar de emocionante, según el periódico: el City ganó por 5 a 4 en la prórroga después de ir perdiendo nada menos que cuatro veces. ¡Qué actuación! ¡Qué mezcla de destreza y puro carácter! Me sentía orgulloso de los muchachos. Brigitta me conseguiría el vídeo al día siguiente, estaba seguro de que podría. Mientras tanto, bebí un poco champán con el desayuno que tomé de cena.”

Así que, como podéis ver, el partido de hoy también se disputará en el terreno de juego delimitado por las páginas de los libros.

Se suele decir ante estas situaciones: que gane el mejor. Y yo añadiría: leed a los dos.

Imagen de www.arsenal.com

Julian Barnes, «El sueño» y el Leicester City

 

 

Una vez más, me veo navegando en un episodio paranormal. El causante, en esta ocasión, es uno de esos escritores que durante unos años seguí y cuya obra siempre me ha parecido más que interesante: Julian Barnes.

En 1983, el número 7 de la revista Granta publicó un artículo en el que hablaba de una nueva generación de autores británicos, de un “Dream Team” de las letras inglesas integrado por Martin Amis, Ian McEwan, Hanif Kureishi, Salman Rushdie y Kazuo Ishiguro.

Y como capitán de tan poderosa escuadra el citado Barnes, en relación con quien, como decía, os quiero explicar uno de esos extraños episodios que tan a menudo me suceden, que tanto gustaría a Paul Auster y en el que el azar, la casualidad o la simple chiripa es el gran protagonista.

Imagen de www.theguardian.com

A medida que mis investigaciones sobre fútbol y literatura han ido avanzando, he descubierto que son numerosos los autores interesados por el mundillo futbolístico, a la vez que son cada vez más los que no se esconden y se atreven a escribir y hablar sobre ello. En el caso del listado anterior, puedo mencionar algunas aproximaciones al mundo del balón. Por ejemplo, la frase de Martin Amis:

“Sé cuál es el atractivo del fútbol. Es el único deporte que habitualmente se decide por un tanto, así que la presión en el momento es más intensa en fútbol que en cualquier otro deporte”.

Imagen de www.theguardian.com

O de Salman Rushdie:

“Vale, publicar un libro y lanzar una película está muy bien, pero que el Tottenham le gane 3-2 al Manchester United no tiene precio”.

Imagen de www.elcolombiano.com

En el caso de McEwan, leo en una entrevista relacionada con la aparición de su última novela, “La ley del menor”, una referencia a la visita a un estadio de fútbol.

Y en lo que a Kureishi respecta, conozco referencias al mundo del fútbol en una de sus obras cumbre, “El buda de los suburbios”, cuyo narrador, en un pasaje de la novela, explica:

“Durante un tiempo realmente quise ser el primer delantero centro indio que jugara para Inglaterra y la escuela me mandó al Millwall y al Crystal Palace para que me pusieran a prueba”.

Y poco después:

“Y no es que me encantaran los partidos en vivo. Había que estar ahí de pie, con ese frío y carámbanos en los huevos, y cada vez que un jugador estaba a punto de marcar un gol, el estadio entero daba un brinco al aire y lo único que se alcanzaba a ver eran gorros de lana.»

Imagen de www.lavoz.com.ar

En resumen, que como la mayoría de los ingleses el fútbol es un polo de atracción incluso para intelectuales del nivel de los citados.

Pero, ¿y Julian Barnes? ¿No habíamos comenzado hablando de él? ¿Tendrá algún tipo de relación con el fútbol?

Exquisito, elegante, erudito, intelectual, el más francés de los autores ingleses para algunos críticos (de hecho, sus padres eran profesores de francés y él creció siendo un apasionado de la cultura francesa), Barnes es una de esas figuras que me cuesta imaginar fuera del ámbito de la filología y la creación literaria, lejos del mundanal ruido, en un entorno de recogimiento creativo, llevando una vida metódica. Me cuesta visualizarlo siguiendo a un equipo de fútbol, apasionándose ante un partido, declarándose aficionado de algún club, repasando los diarios deportivos del lunes y los resultados de la jornada.

Sin embargo (vamos con las casualidad que os quería explicar) resulta que el gentleman Barnes es un gran aficionado al fútbol y seguidor de un equipo de la Premier League. ¿De cuál? Paciencia, que ahora os lo explico.

Imagen de www.elpais.com

El otro día, mientras ponía orden entre los libros de una estantería de casa, tropecé con los libros de Barnes que tengo. “El loro de Flaubert”, “Amor, etcétera”, “Hablando del asunto”… y “Una historia del mundo en diez capítulos y medio”. Cogí este último volumen e inmediatamente recordé cuanto me había gustado en su momento, uno de aquellos libros que te dejan una huella imborrable, pese a que el paso de los años (como ocurre con tantos y tantos otros) hace que olvides gran parte de su contenido.

El caso es que me puse a ojearlo y a hojearlo, hasta que en el rápido pasar de páginas me pareció haber visto una palabra: “fútbol”. Busqué más detenidamente y descubrí que la palabra aparecía en el último capítulo del libro, cuyo título es “El sueño”.

El sueño” es un relato que transcurre en el cielo. Un cielo al que va a parar el narrador, en el que nada es como se había imaginado y en el que, entre otras cosas, se puede conseguir todo lo que uno desee. Una historia, como tantas y tantas otras (por desgracia) que mi memoria no recordaba.

Y ahora, lo que nos ha traído hasta aquí. En el relato hay una serie de referencias al fútbol, puesto que el narrador es aficionado de un equipo de la Premier League. ¿Sabéis cuál? El Leicester City. Sí, el actual líder de la liga inglesa.

Imagen de www.leicestershirefa.com

Resulta que Julian Barnes es aficionado de ese equipo. De hecho nació en Leicester, y uno de los deseos del narrador del relato en cuestión es, justamente, que su equipo de siempre consiga algún triunfo. La referencia es esta:

“Abrí el periódico que Brigitta había tenido el detalle de poner en mi bandeja y casi derramo el té. Bueno, lo derramé, sólo que esas cosas ya no le preocupan a uno. Era noticia de primera plana. Bueno, lo habría sido, ¿no? El Leicester City había ganado la Copa. En serio, ¡el Leicester City había ganado la Copa! No se lo habrían creído, ¿verdad? Bueno, puede que ustedes se lo creyeran, si no entienden nada de fútbol. Pero yo sé unas cuantas cosas sobre fútbol, y he apoyado al Leicester City toda mi vida, y yo no me lo hubiera creído, ésa es la cuestión. No me malinterpreten, no estoy criticando a mi equipo. Es un buen equipo, muy bueno a veces, pero nunca gana las grandes competiciones. Campeones de Segunda División, tantas veces como quieran, oh, sí, pero nunca han ganado la Primera División. Subcampeones, una vez, sí, sin problemas. Respecto a la Copa…, es un hecho innegable, que en todo el tiempo en que yo he sido hincha del Leicester City (ni antes de eso tampoco) nunca han ganado la Copa. Tuvieron un buen historial de llegar a la final en los años de posguerra… y un historial igualmente bueno de no llevarse el trofeo. 1949, 1961, 1963, 1969, ésos fueron los años negros, y una o dos de esas derrotas fueron, en mi opinión, especialmente cuestión de mala suerte, de hecho yo señalaría… De acuerdo de acuerdo, ya veo que no les interesa el fútbol. No importa siempre y cuando entiendan el dato fundamental: el Leicester City nunca había ganado nada que valiera la pena y ahora se había alzado con la Copa posprimera vez en la historia del club. Y además el partido debió de ser la mar de emocionante, según el periódico: el City ganó por 5 a 4 en la prórroga después de ir perdiendo nada menos que cuatro veces. ¡Qué actuación! ¡Qué mezcla de destreza y puro carácter! Me sentía orgulloso de los muchachos. Brigitta me conseguiría el vídeo al día siguiente, estaba seguro de que podría. Mientras tanto, bebí un poco champán con el desayuno que tomé de cena.»

Las referencias futbolísticas no acaban ahí, puesto que en el siguiente párrafo vuelve a aparecer la “soñada” gesta del Leicester, en forma de dos pinceladas separadas por unas pocas líneas:

“El Leicester City ganó la Copa, como creo haber dicho”.

“El entrenador nacional elegía a todo el equipo del Leicester City en bloque para representar a Inglaterra en la Copa del Mundo y volvían con el trofeo Jules Rimet (derrotando a Brasil 4 a 1 en una final memorable)”.

Imagen de www.thecomeback.com

 

El mundo del fútbol sigue presente un poco después, esta vez en relación a otro equipo:

“Conocí a Duncan Edwards y al resto de los jugadores del Manchester United que iban en el avión que se estrelló en Munich. También conocí a algunos jugadores de los primeros tiempos del Leicester City, la mayoría de cuyos nombres probablemente no les dirían nada”.

Y continua más adelante, ahora sobre futbolistas:

“Por ejemplo, conocí a todos los futbolistas que habían existido. Empecé por los famosos, luego los que yo admiraba aunque no fueran especialmente famosos, luego los corrientes, luego aquellos cuyos nombres recordaba sin recordar su aspecto ni su forma de jugar; finalmente pregunté por los únicos que aún no conocía, los jugadores antipáticos, aburridos o violentos a los que no admiraba en absoluto. No disfruté conociéndolos –eran tan antipáticos, aburridos y violentos fuera del terreno como en él- pero no quería quedarme sin futbolistas. Finalmente me quedé sin futbolistas. Pedí ver a Margaret otra vez.

         – He conocido a todos los futbolistas –le dije.

         – Me temo que tampoco sé mucho de fútbol.

Por si todo eso no fuera suficiente, unas líneas después regresa con una fantasía futbolera en la que marca un gol con su equipo:

“Dejé el tenis. Jugué con el Leicester City en la final de la Copa y me llevé una medalla de ganador (mi tercer gol, un potente cabezazo desde una distancia de doce metros, decidió el partido)”.

Y, ya al final del relato, una nueva referencia al histórico partido en el que su equipo ganó la Copa.

“Vi mi vídeo de la victoria del Leicester City por 5 a 4 en la final de la Copa, aunque no era lo mismo, sabiendo lo que sucedió”.

Así que, como podéis comprobar, no solo existe una afición de Julian Barnes por el mundo del fútbol. De hecho, he descubierto otra frase suya vinculada al fútbol:

“He estado jugueteando durante décadas con la idea de escribir sobre un linier de fútbol: un tío (ahora también puede ser una mujer) que es periférico, necesario y poco valorado”.

Leicester lider Premier League

Quien sabe si tendrá que cambiar el argumento de su posible historia y adaptarlo al deseo que manifestó hace más de treinta años en relación con su equipo. Vista la situación actual de la Premier League, la pregunta es: ¿se acabará cumpliendo “El sueño” de Julian Barnes?

Y la otra pregunta que me hago es: ¿Por qué después de años sin tocar ese libro regreso a él precisamente ahora, por pura casualidad, cuando el Leicester City va líder? Estos sucesos, ¿me ocurren solo a mi?

Imagen de www.doblecinco.mx