«Perder», de Francisco Cabezas (Panenka, 2022)

Sigo sentado en mi viejo pupitre del estadio. Mirando sin mirar. Como si los ojos, hartos de atender a un espectáculo que dejó de ser el mío, se hubieran dado la vuelta. En busca de algo que no estaba fuera, sino dentro de mí.

Francisco Cabezas, jefe de la sección de Deportes de El Mundo en Cataluña, cronista de los partidos del Fútbol Club Barcelona desde el 2004, y uno de los grandes del periodismo deportivo a quien siempre hay que leer, se ha marcado un novelón con Perder. Publicada por la revista Panenka, tuve la gran suerte de asistir al acto de presentación de la novela hace unos meses en Barcelona. Un diálogo-conversación con Marcel Beltrán y Miqui Otero en el que ya pude intuir las grandes expectativas que transmitía el libro, y que se convierten en realidad una vez te sientas junto al narrador en su viejo pupitre del estadio.

SINOPSIS

A Carlos García le dicen en el periódico que su nombre es demasiado común. Por eso, cuando empieza a escribir las crónicas del FC Barcelona, firma como K. Tras la máscara del pseudónimo, el estudiante que soñaba con redacciones envueltas en humo y gritos a la hora del cierre inicia su prometedora carrera sin haber salido de la universidad. Pero los sueños pocas veces están hechos de material real. Entre estadios de fútbol, tapones de bolígrafo y habitaciones solitarias de hotel, K. se autoimpone una felicidad de la que nunca será dueño.

El ascenso y la caída de un equipo legendario, la decrepitud de un oficio que solo encuentra refugio en los grandes titulares y unos periodistas que se esconden detrás de sus pantallas ambientan una crónica de crónicas en la que falta por descubrir el resultado final.

Futbolistas, el periodismo o K. ¿Quién encajará la derrota definitiva?

Imagen de http://www.elmundo.es

Perder la inocencia en la redacción de un periódico tuvo también su qué. Aunque tardé en darme cuenta, nunca imaginé que me dolería tanto descubrir que en aquel lugar, en el fondo, solo importaba sobrevivir.

Perder es un artefacto construido a partir del ensamblaje perfecto de varias piezas. La trama avanza como un mecanismo de relojería en el que van encajando partidos clave del Barça de los últimos años, la descripción de la carrera profesional de K., el protagonista, y la radiografía ficcionada de lo que es el trabajo de un cronista deportivo.

Una brillante combinación que nos permite disfrutar de una historia de ascenso y caída, la que experimentan de manera paralela tanto el narrador (en lo personal y lo profesional) como el FC Barcelona, durante el arco temporal que va del Barcelona 8 – Matador Púchov 0 del 15 de octubre de 2003, al Barcelona 2 – Bayern de Munich 8 del 15 de agosto de 2020.

Una especie de vía crucis compuesto de diecisiete estaciones correspondientes a otros tantos partidos significativos del Barcelona de los últimos años. Unos partidos que volvemos a rememorar desde el punto de vista de la significación que tuvieron en su momento. Algunos de ellos como elementos clave en el ascenso del club azulgrana. Otros, como detonantes de su caída a los infiernos.

Pero Perder es también una radiografía cruda y descarnada del oficio de cronista deportivo y de una profesión cada vez más amenazada por la invasión de las nuevas tecnologías y las nuevas formas de hacer periodismo. Un oficio en el que las redacciones se van quedando cada vez más vacías a medida que aumenta la invasión de las pantallas.

Los periódicos nacen para morir unas horas después. Con los periodistas dentro.

Siempre me ha fascinado la capacidad de los periodistas de escribir una crónica y entregarla trabajando siempre bajo la presión del tiempo. El oficio, evidentemente, te proporciona las herramientas para redactar el resumen más o menos atractivo de partidos de resultados más o menos previsibles. Pero tener que modificar un texto por culpa de un gol en el tiempo de descuento, por una situación completamente inesperada, por una variable con la que nadie contaba…

Sortear esas situaciones requieren, además de oficio, talento. Porque, además, hay cronistas (Francisco Cabezas es uno de ellos) que no solo consiguen hacerlo, sino que son capaces de convertir sus textos en brillantes piezas literarias. Eso es oficio, talento… y tener un don.

Esa es otra de las facetas del libro. Acompañamos a K. en su evolución como periodista, desde su etapa de estudiante hasta su entrada en la redacción, su proceso de aprendizaje y la llegada de su reconocimiento profesional. Y gracias a él conocemos en primera persona los entresijos de la profesión, mostrándosenos una perfecta radiografía de lo que significa el trabajo de los cronistas, las presiones con las que se trabaja, las condiciones de los viajes, el desgaste emocional que todo ello supone.

Y ese aspecto está encajado de manera perfecta en la novela, complementando el conjunto y estableciendo una simbiosis perfecta con el resto de la historia. Una trama que consigue mantener un interés creciente, pero que todavía esconde un sorprendente giro final en el último minuto.

No os la perdáis. Con la lectura de Perder la victoria está asegurada.

Fútbol y literatura: algunas novedades

En la sección de literatura deportiva del miércoles 19 de octubre del Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, hice referencia a algunas de las novedades de otoño recién publicadas en libros de temática futbolera. Fueron, en concreto, las siguientes:


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Cuero contra plomo. Fútbol y sangre en el verano del 82, de Alberto Ojeda (Altamarea, 2022)

Solo una hora después de que culminara la ceremonia inaugural del Mundial 82, ETA asesinaba a un guardia civil en el puerto de Pasajes. La banda había anunciado que no atentaría directamente contra la competición: a ellos también les gustaba el fútbol, decían, aunque quedaba intacto el riesgo de que el escaparate de la recién descorchada democracia española pudiera saltar en añicos.
Así, bajo el pánico a una irrupción terrorista, rodó el balón aquel verano. La selección española no dio pie con bola. Fueron nuestros «primos» italianos los que lo bordaron. Nadie daba un duro por que España lograse organizar un Mundial en una época tan convulsa y delicada; nadie tampoco daba una lira por que la azzurra hiciera algo meritorio. Pero el torneo cuajó, en lo logístico y lo deportivo: tuvo épica, lírica y magia.
El equipo del estoico Bearzot levantó la copa en el Bernabéu. Ambos acontecimientos pusieron —de manera más que simbólica— fin a los años de plomo que ensangrentaron a los dos países, los más martirizados de Europa por el terror, sembrado tanto por extremistas de izquierda como de derecha. Cuero contra plomo contrasta el cruento devenir histórico de Italia y España en los 70 y primeros 80. Un recorrido repleto de analogías (GRAPO-Brigate Rosse, Moro-Carrero, Piazza Fontana-calle del Correo, Pinelli-Ruano…) e imbricado con la narración de partidos memorables, como el petardazo de España ante Irlanda del Norte o la mayestática derrota infligida por Italia al jogo bonito brasileño en Sarrià. Una historia, pues, de goles y balas.


El fútbol no te da de comer, de Enrique Ballester (Libros del KO, 2022)

En Copenhague, en Basilea o en Soria. En tu pueblo o en el mío. A cuántos niños les habrán dicho, cuando se ponían tristes porque perdía su equipo, que no sintieran pena, que eso realmente no importa, que el fútbol no les da de comer ni les compra ropa.

Ese mensaje de no estar triste por el fútbol porque el fútbol no te da de comer es un mensaje ultramaterialista. ¿Qué pasa? ¿Que solo podemos estar tristes por aquello que nos dé dinero? ¿Eso le estás enseñando a un niño? ¿En serio?

Ojalá la infancia mundial coordine una respuesta en común para estos casos. Y sería muy fácil, porque vale, el fútbol no me da de comer, pero tú, tú que eres amigo de mis padres y me estás diciendo eso, ¿acaso tú me das de comer, hijo de puta? Cuando vengas a contarme tus problemas no esperes que empatice ni me sienta triste, porque no me das de comer y me dijiste que no me apenara por el fútbol porque no me daba de comer.

Lo bueno de sentir pena por cosas que en realidad no importan es que le da coherencia a sentir alegría por esas mismas cosas. E igual el fútbol no te da de comer, pero tarde o temprano te hará feliz, una certeza sólida como pocas. Solo se necesita una pelota.


Perder, de Francisco Cabezas (Panenka, 2022)

A Carlos García le dicen en el periódico que su nombre es demasiado común. Por eso, cuando empieza a escribir las crónicas del FC Barcelona, firma como K. Tras la máscara del pseudónimo, el estudiante que soñaba con redacciones envueltas en humo y gritos a la hora del cierre inicia su prometedora carrera sin haber salido de la universidad. Pero los sueños pocas veces están hechos de material real. Entre estadios de fútbol, tapones de bolígrafo y habitaciones solitarias de hotel, K. se autoimpone una felicidad de la que nunca será dueño. El ascenso y la caída de un equipo legendario, la decrepitud de un oficio que solo encuentra refugio en los grandes titulares y unos periodistas que se esconden detrás de sus pantallas ambientan una crónica de crónicas en la que falta por descubrir el resultado final. Futbolistas, el periodismo o K. ¿Quién encajará la derrota definitiva?


Las voces del gol, de Daniel Cabezas, Roger Freixa y Eric Guijarro (Hat Trick, 2022)

Un abrazo con alguien que no conoces. Una sonrisa en la victoria y una lágrima en la derrota. Un gol en el minuto 93. La herencia de quien más te quiso. El fútbol es el deporte que más pasiones levanta en España. Gracias a los testimonios de aquellos que lo viven en primera línea, Las voces del gol descifra la estrecha relación entre el periodismo y el balompié.

Ramón Besa, Rodrigo Fáez, Toni Padilla, Ilie Oleart, Alberto Edjogo-Owono, Miguel Ángel Román, Danae Boronat, Bárbara Quesada y Sique Rodríguez, analizan el pasado y el presente del oficio que tanto aman para saber qué le desparará el futuro.

Este es un libro que reúne todos los aspectos del panorama actual del mundo de la comunicación: la prensa escrita, la radio, la televisión y, sobre todo, las redes sociales y plataformas como YouTube o Twitch. Y, por supuesto, también hay hueco para la Superliga, el fútbol femenino y la pandemia. A veces se aman y otras se odian, pero el fútbol y el periodismo son inseparables.


Rondo de raticos de fútbol, varios autores (2022)

Dieciséis relatos reales de fútbol y vida, contados en primera persona, un rondo de dieciséis toques entre catorce jugadores que tiraron de balón y de pluma para compartir Raticos de fútbol, un subgénero literario que usa el fútbol para cocinar textos aderezados con historia, viajes, humor o sentimientos.


Messi, de Guillem Balague (Libros Cúpula, 2022)

La biografía autorizada de Messi. Edición revisada y actualizada con los últimos acontecimientos desde su llegada al PSG

Leo Messi es el jugador de fútbol más conocido del planeta, pero también un enigma como persona, por su hermetismo. Esta biografía, que fue publicada por primera vez en 2014, y posteriormente actualizada en 2018, se presenta de nuevo en una edición que recoge lo más relevante de los últimos años del jugador en el Fútbol Club Barcelona.

En esta nueva edición, el autor repasa lo más destacado desde aquel fatídico Mundial de Brasil hasta el final de la temporada 2017/18, así como su paso por el Mundial de Rusia y por la Copa América 2021, que coincidía con el momento en que expiraba su contrato con el Fútbol Club Barcelona, y que convirtió al astro argentino en foco de todas las miradas, generando
una enorme expectación.

En agosto de 2021, se anunció el desenlace que parecía imposible: Messi no pudo renovar en el Barça y se anunció su fichaje por el PSG. ¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que, queriendo quedarse, tuviera que salir?


Club a la fuga, de Vicent Molins (Barlin Libros, 2022)

La vinculación territorial de los equipos de fútbol a su propia ciudad es un hecho que, de tan evidente, apenas se nos ocurriría plantearnos. El Valencia es un equipo de València, el Real Madrid es de Madrid y el Barça de Barcelona, por ejemplo. ¿Qué duda hay? ¿Puede ser de otro modo? Las lógicas y prácticas contemporáneas del capitalismo global, sin embargo, comienzan a vaciar de contenido esta verdad de perogrullo, desligando clubes de sentimientos.

Al igual que el fenómeno airbnb acaba generando barrios sin vecinos —especialmente en los centros históricos de las ciudades—, matando comercios y vida asociativa y deviniendo en auténticos decorados de cartón-piedra, los equipos de fútbol, en manos de grandes magnates o de grupos empresariales mastodónticos, acaban desligándose del territorio que los acoge, donde se asienta su teórica masa social, para convertirse en marcas globales cuya única función es la de generar economía de escalas. Desde luego, esta realidad no resulta inocua para los equipos buitreados, generando desafección entre sus abnegados aficionados y la sensación de que el fútbol ya no es lo que era.

En Club a la fuga, el periodista y publicista Vicent Molins analiza en perspectiva histórica esta realidad, adentrándose en los motivos y consecuencias últimas de un proceso que no ha hecho más que comenzar.