Fútbol y literatura: mundiales muy literarios


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En la sección de literatura deportiva del miércoles 16 de noviembre del Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, he hecho referencia a algunas novelas en las que hay un Mundial de Fútbol de telón de fondo. Han sido, en concreto, las siguientes:


Asesinato en el Mundial 74, de Curtis Garland (Editorial Bruguera Colección Servicio Secreto, 1974)

Asesinato en el Mundial-74” es una novela de género negro publicada en la Colección Servicio Secreto (con el núm. 1249) de la Editorial Bruguera en 1974, es decir, el mismo año en el que se celebró el Campeonato del Mundo de Fútbol en Alemania, que actúa, además, como telón de fondo. La obra está firmada por Curtis Garland, uno de los pseudónimos de Juan Gallardo Múñoz (1929-2013), uno de los más reconocidos autores de “literatura popular española” (también conocida como ‘novelas de quiosco’, ‘novelas de a duro’ o ‘bolsilibros’),


La pena máxima, de Santiago Roncagliolo (Alfaguara, 2014)

Lima 1978. Un hombre que porta una mochila sospechosa es perseguido por las calles de uno de los barrios más populares de la ciudad y asesinado a plena luz del día. Pero nadie ha visto nada. El asesino ha elegido el momento perfecto para cometer su crimen: la ciudad se halla en ese instante desierta y concentrada ante el televisor. La selección peruana se juega mucho en el Mundial de fútbol de Argentina.

Ocho años después de la publicación de Abril rojo (Premio Alfaguara de novela 2006), su protagonista, Félix Chacaltana, se enfrenta a una nueva serie de crímenes. Estamos en un momento crucial para la historia de Perú. Con la operación Cóndor como telón de fondo, el país se esfuerza por salir de la oscuridad de la dictadura militar con la celebración de las primeras elecciones democráticas en mucho tiempo. Parece que también ha llegado el momento del cambio para Chacaltana, quien se debate entre la obediencia a una madre dominante y su amor por Cecilia, entre el reparo a salir de la protección que supone una vida ordenada y monótona, llena de reglas y procedimientos, y la lealtad a su amigo Joaquín.

La pena máxima es un thriller absorbente en el que la política, el fútbol, la lucha por sobrevivir y la muerte se entrelazan con ritmo vibrante. La investigación llevará a Chacaltana a descubrir hasta dónde están dispuestas a llegar algunas personas para defender sus ideales y cómo, en realidad, en el juego de la vida lo peor no es sufrir una falta sino tener que ejecutarla. Esto puede transformarte para siempre.


Todas las miradas del mundo, de Miguel Mena (Suma de Letras, 2013)

Málaga, 1982. Campeonato Mundial de Fútbol. Un miembro de la delegación neozelandesa desaparece el mismo día en que el equipo austral aterriza en la Costa del Sol. El inspector Luis Mainar, un policía solitario y sentimental, a veces atormentado por su divorcio y la enferme­dad de su hija, viajará hasta el sur con intención de buscarlo, el mismo viaje que emprende un comando de ETA para ejecutar un gran atentado.

Con pinceladas de novela negra, de crónica de la Transición y de relato emocional, Todas las mi­radas del mundo es una historia vibrante y con­movedora en la que confluyen el fútbol y la política internacional con terroristas iluminados, aficionados entusiastas, delincuentes de poca monta, jóvenes fascistas o enfermos de colza.

Un caleidoscopio de una época y un país que compaginaba la sonrisa de Naranjito con la rutina de los funerales.


Colombia 86, de Wilmar Cabrera y Nicolás García (Caballito de Acero, 2021)

En 1986, Belisario Betancur era el Presidente de Colombia. María Mónica Urbina era la Señorita Colombia. Miguel Maza Márquez era el director del DAS. Carlos Pizarro era el comandante del M-19. Alfonso Sénior era miembro del Comité de la FIFA. Gabriel Ochoa Uribe era el DT de la Selección Colombia.

Una ucronía es una reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos. Es por eso que hemos querido lanzar nuestro nuevo sello editorial Caballito Cómics con una novela gráfica en la que imaginamos lo que pudo haber sido el Mundial Colombia 86 si Colombia lo hubiera organizado en vez de rechazarlo. En esta novela, Bogotá tiene Metro y un comando del M-19 secuestra al presidente de la FIFA. Colombia está en el grupo A junto con URRS, Canadá, Hungría, Marruecos y Escocia.


Autogol, de Ricardo Silva Romero (Editorial La Navaja Suiza, 2014)

1994, Colombia, un país que se ha convertido en sinónimo de narcotráfico y violencia, vive pendiente de su selección de fútbol. El Mundial de Estados Unidos parece devolver la fe a un pueblo que hace mucho tiempo dejó de creer en milagros. Hasta que el jugador con el dorsal número 2, Andrés Escobar, marca un gol en propia puerta que desencadena varias tragedias.

En el mismo estadio se queda sin voz el comentarista deportivo Pepe Calderón Tovar, quien, días después, decide acabar con la vida del defenestrado héroe nacional. Para ello viaja hasta Medellín, ciudad en la que reinan la cocaína y los sicarios. Pero Calderón Tovar no solo recorre la geografía colombiana, sino también su propio pasado. Ese viaje por su vida y por un país en guerra es al mismo tiempo delirante, hipnótico y trágico.


La inmensa minoría, de Miguel Ángel Ortiz Olivera (Literatura Random House, 2014)

Barcelona, a las puertas del Mundial de Sudáfrica. Pista, Retaco, Peludo y Chusmari viven en la Zona Franca. Tienen entre quince y dieciséis años, estudian 4º. de la ESO y resuelven sus preguntas existenciales con porros, mucha música, novias, algo de sexo, bastantes cervezas y el fútbol como metáfora, aprendizaje, combate y sueño. Viven en ese entorno físico, urbano y social de la periferia barcelonesa cuyo horizonte no es otro que el de las expectativas defraudadas. Y tratan de meterle un gol a la realidad. Sus padres y madres sobreviven como pueden: friegan casas, conducen autobuses, trabajan en una peluquería o venden ropa en los mercadillos. Son esas gentes, esa inmensa minoría, que salen poco en los periódicos ypara los que la crisis es un llover sobre mojado. Luego los adolescentes crecen, es decir, unos aprenden a ser peores y otros tratan de que las desgracias no les aplasten.

La inmensa minoría viene a sumarse a esa magistral estirpe de extraordinarias novelas en las que Barcelona es paisaje, tiempo, luz, sombra, color y espacio: Los atracadores, de Tomás Salvador, Han matado a un hombre, han roto un paisaje de Francisco Candel, La plaça del Diamant de Mercè Rodoreda, Las afueras de Luis Goytisolo, Si te dicen que caí de Juan Marsé o El día del Watusi de Francisco Casavella.


Bravo. Una novela muy española, de Xavi Daura (Temas de Hoy, 2019)

Rafael Bravo se prepara para ser el seleccionador de España en el Mundial de Rusia. Ahora sus hombros deben soportar el peso de la mayor responsabilidad que puede recaer sobre un español. El orgullo y el futuro de toda una nación están en sus manos.

Una larga carrera como futbolista y entrenador lo avalan. Solo hay un problemilla: el día que recibe la noticia se desploma por un ataque de ansiedad. A partir de ese momento el contador empieza a correr y tiene menos de un mes para descubrir qué le está pasando. Para revivir junto al lector su disparatada infancia en Extremadura, sus primeros años de correrías futbolísticas, su ardiente matrimonio e inevitable divorcio, su surreal retirada en Japón… A su lado, la doctora Angulo, psicóloga especializada en deportistas, y Marta Prieto, relaciones públicas de la selección, no descansarán hasta verle preparado. Hay que echarle cojones, Rafael. El éxito aguarda al otro lado.

En esta novela, Xavi Daura usa el humor y la hipérbole para dar voz a un personaje a medio camino entre José Luis Torrente y Tony Soprano. El resultado es una historia para leerse a carcajada limpia sobre un macho ibérico tan reprochable como inolvidable. 


Mortadelo y Filemón. Mundial 2022, de Francisco Ibáñez (Penguin Libros, 2022)

Cada cuatro años con motivo de la celebración de los mundiales de fútbol, Mortadelo y Filemón viven sus aventuras en el país anfitrión. En esta ocasión los famosos agentes de la T.I.A., viajarán a Qatar en donde tendrá lugar en 2022 el mundial de fútbol.

El Súper llama a Mortadelo y Filemón para encargarles una nueva misión, deberán ir al mundial de fútbol de Qatar para desarticular una banda de revolucionarios que pretende derrocar al Emir y hacerse con el poder. Para ello cuentan con mosquitos salvajes que soltarán en los estadios, estos picarán a los futbolistas, dejándolos fuera de combate.

Fútbol y literatura en los «no lugares» de un estadio

 

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Hace unos años, el antropólogo Marc Augé acuñó el concepto de “no lugar” para referirse a espacios transitorios de escasa importancia en comparación con otros que sí podemos calificar como “lugares”. La diferencia entre ambos tipos es que en estos últimos tenemos experiencias vitales, mientras que por los “no lugares” nos limitamos a pasar sin mayor vínculo. Ejemplos de “no lugares” serían los aeropuertos o las autopistas.

¿Y un estadio de fútbol? Los estadios de fútbol, evidentemente, no pueden ser calificados de “no lugares”. Seguramente se trata de uno de los espacios ciudadanos en los que se producen más vivencias de tipo personal. En todo caso, sí se da la circunstancia de que algunos de sus espacios podrían, en mi opinión, considerarse “no lugares”, en tanto se trata de zonas de puro tránsito que ni tan siquiera acostumbran a tener contacto (ni visual) con el espacio sagrado que conforman la grada y el césped. Pienso, por ejemplo, en los pasillos y escaleras, o en el entramado de vigas y muros que sostienen la estructura. Incluso en la cubierta o techos de las tribunas.

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Esos “no lugares”, sin embargo, dejan de serlo en la literatura futbolera e incluso el cine. El pasado sábado, por ejemplo, vi en la televisión la película “La última jugada”, en la que malos y buenos acaban enfrentándose, entre otros espacios, en la tribuna del estadio del West Ham, mientras el estadio está lleno de espectadores viendo un partido de su equipo contra el Dinamo de Kiev.

En el caso del fútbol y la literatura, conozco al menos tres momentos en los que esos “no lugares” se convierten en el escenario de alguno de los momentos de la trama. El primero lo encontramos en “Asesinato en el Mundial 74”, un Bolsilibro de la Editorial Bruguera, publicado en 1974 en la Colección Servicio Secreto y cuyo autor es Curtis Garland. En uno de los pasajes del libro leemos:

—¡Eh, Jean Jacques, no te espero! ¡Sigo hacia la tribuna!

El agitó su brazo, dando por bueno lo que ella decía, sin volverse siquiera.

Saddie corrió a lo largo de los interminables corredores de cemento y hierro, el esqueleto frío de un ardiente y estruendoso recinto deportivo.

Estaba sola. Completamente sola, perdida, extraña y como abandonada, en aquel amasijo laberíntico de cemento, de barrotes, de escalones, de puertas, de vigas y columnas rígidas, tremendamente grises…

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El segundo ejemplo corresponde a “La ciudad de la lluvia”, una maravilla de novela escrita por Alfonso del Río y publicada este 2018 por la Editorial Destino. Uno de los protagonistas del libro es un jugador del Athletic de Bilbao, y también sucede algún episodio de la historia en el estadio de San Mamés (adapto y elimino algunas cosas para no dar toda la información):

– ¡Joder! Hay alguien en el arco. ¿Lo ves?

– Ya se colgó un aficionado en un Athletic -Real Sociedad en el cincuenta y dos -apuntó mientras miraba hacia donde le indicaba-. Oye, tienes razón. Está caminando sobre la tejavana del estadio, debajo del arco…

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Y, por último, un tercer ejemplo es el que encontramos en “Sangre en el estadio”, una de las historietas de la serie del “Inspector Dan”, en la que el malo de la película se acaba precipitando desde las alturas del estadio.

 

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«Asesinato en el Mundial 74», Curtis Garland. Editorial Bruguera (Colección Servicio Secreto)

 

 

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EL dardo mortal partió en medio de la llovizna de aquel día trece de junio en que se jugaba la jornada inicial a las cinco de la tarde, hora local de la World Cup Soccer 74, en Frankfurt.

 

Asesinato en el Mundial-74” es una novela de género negro publicada en la Colección Servicio Secreto (con el núm. 1249) de la Editorial Bruguera en 1974, es decir, el mismo año en el que se celebró el Campeonato del Mundo de Fútbol en Alemania, que actúa, además, como telón de fondo. La obra está firmada por Curtis Garland, uno de los pseudónimos de Juan Gallardo Múñoz (1929-2013), uno de los más reconocidos autores de “literatura popular española” (también conocida como ‘novelas de quiosco’, ‘novelas de a duro’ o ‘bolsilibros’), junto a nombres tan populares como los de Marcial Lafuente Estefanía, Corin Tellado, Silver Kane o Frank Caudett, entre muchos otros.

Especialistas en cultura popular como Jesús Cuadrado indican que Curtis Garland llegó a escribir más de 2.000 obras de este tipo, mayoritariamente repartidas entre los géneros policiaco, del oeste, ciencia-ficción, aventuras, terror y bélico, los más habituales en este tipo de producción. Con un catálogo de tal dimensión, y tratándose de una época en la que el fútbol ya se había convertido en todo un fenómeno de masas, era extraño que estos autores no hubieran dedicado al menos alguna obra al mundo del fútbol. La demostración de ello es esta novela. Y todavía existe al menos otra más de temática futbolera escrita por Garland.

 

Esta novela, naturalmente, ha sido escrita por su autor, con anterioridad a este Campeonato Mundial que se celebra actualmente en Alemania Federal. Téngase en cuenta que, para aparecer en estas fechas, el original tuvo que ser hecho con una antelación considerable. De ahí ciertas vaguedades en los detalles, y algunos puntos inconcretos a lo largo del relato que, sin embargo, no merman la intriga ni influyen en el transcurso de los acontecimientos novelescos, aquí reflejados, sobre el fondo apasionante de los encuentros finales de la World Cup 74.

 

En «Asesinato en el Mundial-74» existe una intención evidente de aprovechar la celebración de un acontecimiento de actualidad, como es la celebración de un Campeonato del Mundo de fútbol. El de Alemania fue, además, uno de los que mayor repercusión social han tenido a lo largo de la historia, sobre todo si tenemos en cuenta que en aquellos años la televisión comenzó a invadir los hogares, una circunstancia que permitió multiplicar el número de espectadores que pudieron seguir los encuentros del Mundial. Ese fue, precisamente, mi caso. Y la final que disputaron Alemania y Holanda es, seguramente, uno de los recuerdos de niñez más poderosos que conservo.

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En el prólogo, el propio autor explica algunas cuestiones relativas a la relación entre la novela y el Mundial. Al estar escrita justo antes del inicio del campeonato, gran parte de lo que allí se explica sobre partidos y clasificación de selecciones es inventado. Al margen de ello, existe un intento por ajustar a la realidad todo lo relacionado con Alemania-74: ciudades, estadios, los nombres de algunos jugadores… También existe una referencia a lo largo de la historia al ataque terrorista que la delegación de Israel sufrió durante la olimpiada celebrada en Munich en 1972.

 

El Mundial 74, iba a terminar cómo empezó entre bastidores, en las ciudades elegidas para el gran concierto internacional del Fútbol Asociación.

Con sangre humana derramada.

Con un crimen a distancia, cometido por un asesino desconocido.

 

En cuanto a la novela (con una impactante portada de Enrique Martín), nos encontramos ante una lectura típica del género, todo un magistral ejemplo de ofrecer entretenimiento con una trama negra llena de suspense y acción. Dice Santiago Roncagliolo que el mejor momento para cometer un crimen es durante un partido de fútbol, pues todo el mundo está pendiente de él. Aquí, la repercusión del Mundial de Alemania es utilizada como cortina de humo para la ejecución de un acto delictivo por parte de una poderosa banda internacional. Una serie de asesinatos con la intención de hacer callar a quienes tienen información sobre sus actividades será lo que ponga en marcha la trama.

 

—Un crimen fantástico —dijo lentamente Denk, arrugando el ceño. Oprimió una mano de Saddie, con ánimos—…Me recuerda las novelas de espionaje.

 

Mucho dinamismo, descripciones muy cinematográficas de algunos episodios, con persecuciones automovilísticas y tiroteos incluidos, un futbolista que se convierte en héroes involuntario, una figura femenina protagonista de alguno de los momentos clave, extraños asesinatos promovidos por unos enigmáticos mafiosos… Son elementos que consiguen mantener la atención del lector, que no descubrirá quien es el responsable hasta la última página. Puro divertimento.

 

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Juan Gallardo Muñoz (Curtis Garland), en una imagen de www.elpais.es