En estos tiempos de confinamiento a uno se le ocurren las ideas más estrambóticas. Hoy he recordado uno de los párrafos de la maravillosa “Hijos del fútbol”, en la que Galder Reguera, su autor, escribe lo siguiente:
Trazaba el calendario de liga, y después eran los dados los que decidían los resultados. El seis de los dados era un cero en el marcador. Si muchos partidos quedaban con resultados abultados, restaba goles. Un 5-4 se convertí así, a veces, en un 1-0 que daba más realidad a los resultados de la jornada.
Jugar una liga con dados fue también uno de mis entretenimientos (y de más de un amigo del barrio) durante un tiempo. Recuerdo la cantidad de horas que llegué a pasar solo en mi habitación disputando partidos y competiciones con la única ayuda de una libreta, un bolígrafo de color azul y otro de color rojo, y un par de dados.
Siguiendo el ritmo de la jornada de la competición oficial, los resultados que el azar de mis lanzamientos de dados ofrecían eran el mejor equivalente a los goles que se marcaban sobre el césped. Y así, una vez celebrados todos los partidos, comenzaba a trasladar los resultados a mi libreta, que después completaba con la correspondiente clasificación. No faltaba, en esta, el máximo de datos posibles: jornadas disputadas, partidos jugados, ganados, empatados y perdidos. Goles a favor y en contra. Y algo que en aquella época existía y que hace años desapareció del mundo del fútbol: los puntos positivos y negativos. Lamentablemente, no conservo ninguno de aquellos inocentes y fantasiosos cuadernos.
Seguramente, en el mundo de los juegos, el dado sea, si no el rey, uno de ellos. A la hora de pensar en situaciones azarosas, es difícil que su imagen no sea una de las que se nos aparezcan. “Dios no juega a los dados”, el conocido libro de Einstein, así lo demuestra.
En el mundo de la literatura de ficción los dados se convierten en el epicentro de “El hombre de los dados”, de Luke Rinhehart, donde el psiquiatra que protagoniza la historia decide abandonar el método científico y dejar que los designios de su vida dependan de unos dados lanzados al azar.
¿Qué sucede en el mundo de la literatura futbolera? ¿Existe alguna relación entre dados y fútbol? Pues sí. Ya he citado la referencia de Galder Reguera en “Hijos del fútbol”. También podemos acudir a la extraordinaria “Las manos”, novela escrita por Miguel A. Zapata y publicada por la Editorial Candaya, y en la que su protagonista, Mario Parreño, es incapaz de tomar una decisión sin consultar previamente los dados que siempre le acompañan. La obra, sin ser estrictamente futbolera, tiene un trasfondo vinculado al mundo del fútbol pues el personaje principal, tras la desaparición de la Copa del Mundo obtenida por la selección española en el Mundial de Sudáfrica, emprende un estrambótico viaje para recuperarla.
Incluso existe el «Fútbol con dados«, un juego de mesa y de estrategia que simula la celebración de un partido de fútbol.
O el «Hat Trick«, otra original propuesta de juego de mesa para poder dar rienda suelta a las ansias futboleras cuando no hay más remedio que quedarse en casa y en la que los dados son elemento principal.
Y, en fin, si tenemos que hablar de fútbol y dados no podemos olvidar la espectacular afirmación del ya veterano futbolista alemán Lukas Podolski, quien dijo que “el fútbol es como el ajedrez, pero sin dados”.
Todo este paseo por la relación entre el mundo el fútbol y el de los dados se debe a que se me ha ocurrido que podría recuperar alguna actividad de este tipo para estos días de confinamiento. Me siento completamente identificado con uno de esos a los que se refiere Carlos Marañón en su magnífico artículo «A los que juegan«. Y aunque “Pensando no se llega a na”, como dice la canción de mi admirado Josele Santiago, se me ha ocurrido una idea para recuperar aquellos momentos de confinamiento infantil en mi habitación. Y la propuesta, claro está, tiene que ver con libros de fútbol, provincias y un dado.
Así que se me ha ocurrido aprovechar el Mapa Provincial del Fútbol y la Literatura que elaboré hace un tiempo y montar un campeonato un tanto particular. Durante los próximos días los libros y autores que representan a cada una de las ciudades se enfrentarán a partido único. ¿Y cómo se determinará el resultado final? Pues en función de lo que decida… un dado.
Como en total hay 50 provincias (no se incluyen las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), en el primer enfrentamiento se clasificarán 25 libros. De los 25 eliminados repescaré uno al azar, para que sean 26 los que pasen a la segunda ronda.
Para la segunda ronda se clasificarán 13, más otro que el azar repescará para que queden 14.
La tercera ronda nos dejará 7 equipos. Con el repescado obtendremos los 8 que pasarán a las semifinales y, por último, a la gran final.
Los participantes, como decía, son libros o relatos de temática futbolera escritos por algún autor nacido en cada una de las provincias. Hay casos en los que podrían haber sido otros los autores y libros seleccionados, pero el criterio que tomé a la hora de crear el mapa fue el de conseguir, al menos, una representación por provincia.
De momento, he asignado a libro/autor/provincia un número del 1 al 50. Y una aplicación ha hecho unos emparejamientos al azar que han dado el siguiente resultado para los partidos de la primera ronda:
Y esta tarde, si nada lo impide, se celebrarán los primeros partidos.
Ya que nos hemos quedado sin fútbol, habrá que ingeniárselas de alguna manera para que los dados… perdón, el balón, siga rodando.
Imagen de www.colombia.as.com
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