Si el calendario fuera un equipo de fútbol, el dorsal número 8 lo llevaría agosto. Y así es, más o menos, como juega este mes en el terreno de juego de la literatura futbolera.
Esa era mi Valencia. El campo de Mestalla, la sangre emboscada de El Vampiro, las ruinas ferroviarias donde vivían los gitanos. Más allá, a menos de diez minutos, estaba el mar. Pero el mar era una promesa inalcanzable, una ilusión, la quimera escondida al final de un paisaje laberíntico de sendas, acequias y barrios huérfanos de sentido que tenían nombre y apellidos: las alquerías de Beteró, Isla Perdida, las vías del tren que nos separaban del Cabanyal y sus playas.
A esa ciudad sin músculo de ciudad llegó Mario Alberto Kempes Chiodi en agosto de 1976. Se fue a vivir a la plaza Honduras, que era una de esas manzanas sin gracia dejadas caer entre Mestalla y el mar, entre el barrio de San José y La Isla Perdida. Ir a la plaza Honduras exigía un máster en enfermedades tropicales. Para llegar había que atravesar campamentos gitanos y solares fronterizos donde las bandas rivales se hacían fuertes. A la plaza Honduras sólo íbamos cuando había que decirle a Kempes que metiera un gol. La última vez fue en octubre de 1980. Y Kempes cumplió. Le ganamos al Madrid 2-1. Mario marcó los dos.
El sábado, a las 20.30 horas, tendrá lugar uno de los partidos más interesantes, atractivos y disputados de la liga española. Se trata del Valencia – Fútbol Club Barcelona, en Mestalla, uno de los míticos estadios de la primera división.
Aunque desde hace unos años el resultado ha sido generalmente favorable para los azulgrana (si los datos que he consultado no son erróneos, los locales no ganan desde el 2007), el partido entre ambos equipos ha sido tradicionalmente uno de los señalados como difíciles por la dificultad de ganar a los valencianos.
Un equipo, por otro lado, que ha contado entre sus filas a jugadores que se acaban grabando en la memoria de los aficionados al buen fútbol. En mi particular álbum de cromos de la memoria todavía resuenan nombres de mi infancia, como el de Kempes, Claramunt o el «Ratón» Ayala. O, más recientes, los de Pablo Aimar, Lubo Penev o el Piojo López, entre otros muchos.
Y es que tanto en la ciudad de Valencia como en el conjunto de la comunidad ha existido siempre una gran afición al fútbol, siendo territorio de equipos históricos habituales de las emisiones radiofónicas de los domingos, como el Hércules o el Elche, sin olvidar a otros como el Levante o el Vila-real, además del Valencia, habituales de la máxima división de la liga.
Esa afición futbolera no se limita solo a la visita a las gradas, sino que también tiene su traslado al ámbito de las letras. Y como recientemente se han publicado algunas obras cuya temática es el fútbol, ir preparando el próximo Valencia–Barça con unas buenas lecturas es la mejor forma de comenzar a calentar.
De hecho, hace más o menos un año se publicó un artículo en la edición valenciana del diario El País en el que se hacía referencia precisamente a esa producción literario-futbolera. En concreto, el texto, cuyo título era «El futbol abraça la literatura valenciana» hacía un repaso por el boom de la literatura futbolística en valenciano así como por algunos de los libros publicados en el 2014, cuya temática principal es el fútbol y que vale la pena recordar ahora.
EL FÚTBOL EN EL CATÁLOGO DE LA EDITORIAL DRASSANA
Gran responsabilidad del boom del que habla el artículo es de la Editorial Drassana, en cuyo catálogo se incluye una colección, ‘Onze‘, que se presenta con la siguiente descripción:
El fútbol y los libros comparten más cosas de las que cabría imaginar… Nuestro punto de vista gira en torno al fútbol valenciano, pero no de forma privativa.
Uno de los libros citados en el artículo pertenece a esta colección. Se trata de «Créixer sense Maradona«, una recopilación de textos escritos por cuatro autores (Albert Asunción, Carles Fenollosa, Antonio Mateo y Alejandro Zahínos), con ilustraciones de Víctor Visa, y cuya sinopsis explica:
«Créixer sense Maradona és el relat polifònic d’una passió vehiculada pel futbol. Fenollosa, Asunción, Zahínos i Mateo -reciteu-los així, de carrera, amb soroll d’estadi de fons- s’expliquen la seua pròpia vida i la relació amb el temps, l’estètica, la política o els vells herois a través del vol d’una pilota. Per a això, plantegen una col·lecció de peces magistrals a cavall entre la literatura i el periodisme, on s’ajunten l’aurèola laica de Guardiola, la barba de llenyater inversemblant de Baggio, els túnels labertíntics d’Aimar o les successives reencarnacions del València CF. És un llibre que fa olor a herba banyada i deixa marques de calç en la pell dels que es llancen, de genolls i amb els braços oberts, a la gesta de créixer. Sense Maradona».
También destacaba el artículo de El País el que puede ser la versión valencianista del «Fiebre en las gradas» de Nick Hornby. Hablamos de «La balada del bar Torino«, de Rafa Lahuerta Yúfera, publicado en este caso en la colección Izmir de la editorial, destinada a las obras a escritas en castellano.
En la sinopsis leemos:
«Estas memorias apasionadas y escritas en carne viva son en realidad un alegato a favor y en contra del fútbol y de la literatura, con la ciudad de Valencia como fondo y territorio único de sueños y realidades y donde el eco del estadio de Mestalla marca el ritmo de los días como un reloj exacto. Por las páginas de este libro se asoman las afinidades convertidas en destinos, la urdimbre siempre azarosa, hermosa y cruel de las tramas familiares, la pura militancia futbolística reconocible más allá de concretas filiaciones o la devoción contradictoria por las formas más elevadas de cultura.»
En este caso, sin embargo, el libro no se incluye en la colección «Onze«, sino en «Estar en un núvol«, destinada a los «Libros de fantasía para soñadores de todas las edades«.
Así mismo, además de los libros de Drassana, el artículo hace referencia a otro libro, en este caso de la 3i4 Edicions. Se trata de «Heysel«, de Armand Company, y cuya sinopsis explica:
El 29 de maig de 1985 es va disputar a l’estadi Heysel Park, de Brussel·les, la final de la copa d’Europa de futbol (Champions League) entre la Juventus Football Club di Torino i el Liverpool Football Club. Dos joves, el Gary Cooper, un hooligan del Liverpool, i la Giuseppina Conti, una afeccionada de la Juventus, assisteixen al partit, cadascun amb el somni de veure el seu equip campió d’Europa. Però el somni es transforma en un malson. Res no tornarà a ser com abans després de la final del campionat. Aquest fet produirà la fi de l’edat de la innocència de la Unió Europea de Futbol Associació i canviarà la història del futbol per sempre. Heysel és un al·legat contra la violència en l’esport. És una història basada en un fet real amb personatges reals, i alhora una crònica novel·lada i aproximada de la manera com es va produir aquell succés.
Así que ya sabéis. Tomar nota de todas estas lecturas para ir preparando el partido del sábado como se merece.
Hay libros que tienen la extraña capacidad de hacerte descubrir que también estás compuesto de fibras, y que esas fibras, a menudo sepultadas por capas y capas de caparazones también existen y están deseando salir a flote. En mi caso, he conseguido mantener en forma la fibra literario-futbolera, ejercitándolas a menudo, sacándolas a pasear al menos tres veces por semana y haciéndolas disputar el partido de los domingos.
Lo que ya no es tan habitual es que a ellas se sume también la fibra sensible, esa a menudo desconocida que todos llevamos dentro y cuya timidez la lleva a manifestarse en contadas ocasiones.
Hace años tuve un entrenador que llevaba un estudio pormenorizado de tres biorritmos de cada jugador: el físico, el anímico y el intelectual. Según la fase en la que cada uno de ellos se encontrara (alta o baja) el rendimiento durante el partido sería uno u otro. Pues bien.
Si tuviera que aplicar esa misma metodología al libro que protagoniza esta reseña, y en lugar de biorritmos lo que debiera evaluar fueran fibras, el resultado sería óptimo, puesto que ha conseguido tocarme la fibra literaria, la futbolera y la sensible con una gran intensidad.
Y es que “Soñar goles. Fútbol (y cuentos) de padres a hijos”, escrito por Miquel Nadal e ilustrado por Luis Galbis, y publicado por la editorial valenciana Llibres de la Drassana, es una de esas pequeñas maravillas con la que de tanto en tanto tropiezas y sabes que pasarán a convertirse para siempre en uno de esos compañeros de viaje que siempre llevarás contigo.
El libro es el número 1 de la colección «Estar en un núvol«, destinada a «libros de fantasía para soñadores de todas las edades«.
Fijaos en la sinopsis:
Miquel Nadal ha escrito un libro que, aún sin saberlo, están esperando todos los padres y madres aficionados al fútbol. Ha adaptado 13 relatos infantiles de la literatura universal y los ofrece a los lectores como él los contaba a sus hijos, con la misma delicadeza y sensibilidad.
Y en el índice podemos ver el nombre de los cuentos incluidos en el libro y su equivalencia con los cuentos tradicionales de los que derivan:
La previa
El futbolista de plomo (El soldadito de plomo)
El alfabeto feo (El patito feo)
La nueva camiseta del equipo (El vestido nuevo del emperador)
El suplente (La cenicienta)
Los tres delanteros (Los tres cerditos)
Borumballa (Pinocchio)
El portero de la gorra roja (Caperucita roja)
El clarinete de Benimaclet (El flautista de Hamelín)
Nacho y las pipes mágicas (Pedro y las alubias mágicas)
Ester, la Rubiasol (Blancanieves)
Toni y Andreu (Hansel y Gretel)
El capitán feliz (El príncipe feliz)
El cuento de la tanda de penaltis (El cuento de la lechera)
«Si el mundo se podía explicar con el número tres, y si las pirámides estaban hechas de triángulos, los tres hermanos Valero podían ser una lanza con la que asustar a los defensas gigantes y con sus pases hacer triángulos imaginarios para despistar a los porteros, por mucho que gritaran con la potencia del lobo en el cuento de los tres cerditos».
Fragmento de «Los tres delanteros«, en «Soñar goles«
Las tocadas de fibra de este libro lo han sido por tres bandas. Por un lado, porque soy un firme defensor de la frase de Javier Marías que no me canso de repetir en cuanto tengo ocasión: “El fútbol es la recuperación semanal de la infancia”. A la que añado: “Y el Fútbol Club de Lectura es mi juguete de adulto”. Ante semejante silogismo, imaginad cómo me siento al descubrir un libro en el que la infancia se manifiesta en una de sus máximas expresiones: los cuentos más tradicionales para dormir, y además ¡futboleros!
Pero también me toca la fibra la componente de padre que ha de actuar de inventor de narraciones, porque sé muy bien en qué consiste ese papel. Yo lo he practicado, con una temática diferente (castellera, en concreto). Yo también me inventaba cuentos durante una época a petición de mi hijo, a oscuras.
Por eso, lo de “Soñar goles” me parece una de esas jugadas que pocas veces suceden sobre el terreno de juego y que todo el mundo acaba recordando y convirtiendo en leyenda. Porque durante unas noches me he visto leyendo a mi hijo la adaptación al mundo del fútbol de cuentos tan tradicionales como “Caperucita roja”, “El soldadito de plomo”, “Pinocho” o “La Cenicienta”, entre otros. Una adaptación realizada por un padre a quien sus hijos pedían que se inventara cuentos. Lo dicho: una jugada de “traca y mocador”.
Así, he visto como una especie de círculo se cerraba, el que me llevó un día a comenzar a leer a mi hijo libros infantiles cuya tema central era el fútbol. Y durante los últimos días he leído a mi hijo la adaptación al fútbol de cuentos tradicionales realizada por un padre que explicaba cuentos a sus hijos.
«Todo surgió en alguna de esas noches de la infancia de mis hijos. Del relato nocturno pasaron a la escritura. Siempre he sabido acerca del valor intrínseco de los cuentos».
Miquel Nadal, en «La previa» de «Soñar goles».
Las adaptaciones realizadas tienen muchos elementos a destacar. Por un lado, pensar que no es nada fácil coger cualquiera de los cuentos citados y traspasarlos al entorno futbolístico. Lo que ha hecho Miquel Nadal es de una creatividad y originalidad espectacular, ya que el nuevo desarrollo de las historias es muy atractivo.
Pero es que además consigue mantener la esencia del cuento y su función incorporando un claro mensaje en cada uno de ellos, una moraleja futbolística que incita a la reflexión, y que refleja un amplio conocimiento de la realidad del fútbol base.
«Es posible que estos cuentos nacieran en la acumulación de horas perdidas durante muchos fines de semana, cientos, siguiendo el fútbol infantil. Viendo que además de los sesenta minutos de juego y un concreto marcador, pasaban muchas más cosas que esas que refleja el frío guarismo de los números y las clasificaciones».
Así, encontramos referencias a padres gritones o que no muestran el apoyo que deberían a sus hijos, críticas a la excesiva competitividad que impera a veces en estas categorías, referencias a entrenadores que en lugar de dar ánimo a sus jugadores se limitan a verlos como meros números, alusiones a la falta de comprensión ante los sentimientos de los niños considerados suplentes…
En fin, todo un catálogo de mensajes que bajo la carcasa del cuento nos invitan a pensar si en realidad no estamos olvidando que el fútbol no debería ser más que un juego para los niños de determinadas edades.
«En muchas ocasiones lo importante del cuento no es el fútbol, que es la excusa, el hilo argumental. Es lo que se cuenta, una forma de transmitir valores. De educar. El tránsito íntimo de las luces apagadas de la habitación de mis hijos a plasmarlo en público en un cuento. Incluso en ocasiones me hago preguntas sobre si no puedo estar haciendo el ridículo».
Un libro, en definitiva, que todos los padres de niños futbolistas en edad benjamín, alevín e incluso infantíl deberían tener en la mesilla de noche, para ir leyendo conjuntamente estas magníficas y emotivas historias. Una obra, además, acompañada de unas fantásticas, poderosas y contundentes ilustraciones obra de Luis Galbis que son una delicia visual.
Y ahora que la Navidad se acerca yo apuntaría este libro en una lista de posibles regalos.
FICHA TÉCNICA
Soñar goles. Fútbol (y cuentos) de padres a hijos
Miquel Nadal | 80 páginas | Estar en un núvol, núm. 1. 14 ilustraciones a color de Luis Galbis
MIQUEL NADAL TÀRREGA (Valencia, 1962) es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia. Escritor. En materia deportiva, es autor de El nacimiento de la ciudad deportiva. La Valencia de hurras y alirones y cofundador y responsable del blog Últimes Vesprades a Mestalla.
LUIS GALBIS FUSTER (Valencia, 1984) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y tiene un máster en ilustración y diseño.
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