Fútbol y literatura en Perú

Aunque soy poco televisivo, de vez en cuando me gusta ver el concurso Pasapalabra de Antena 3. Eso es lo que hice el jueves, y me llevé una más que agradable sorpresa con una de las preguntas, la correspondiente a la letra M del rosco de uno de los concursantes. Le preguntaban, en relación con esa letra, por el apellido del sociólogo que escribió el libro Fútbol en la escuela, goles en las aulas. Se trata de un título que no había escuchado jamás, aunque parecía señalar, claramente, que se debía tratar de un ensayo que defendía las bonanzas de vincular lo futbolístico con lo educativo.

Tras buscar información al respecto he descubierto que se trata, en efecto, de un ensayo académico, publicado en el 2018, por el Fondo Editorial de la Universidad Científica del Sur, en Lima (Perú).

SINOPSIS

Este libro es el resultado de un trabajo de equipo, como lo es el fútbol. Las gracias van, en primer lugar, a los estudiantes. Las ganas infantiles y juveniles de vivir el gozo del esfuerzo compartido fue la energía que hizo posible el proyecto. Y gracias a las profesoras y profesores del colegio República del Paraguay, especialmente de la sección primaria, cuyos nombres aparecen al pie de sus ejercicios de articulación curricular. Rompieron rutinas y saborearon la libertad de renovar su práctica pedagógica. Tuvieron la respetuosa compañía de las psicólogas Leonor y María Chávez Ferrer. Y la presencia amiga de padres, pero, sobre todo, de madres de familia. Tras el gozoso aprendizaje de sus hijos llegaron a recuperar el sabor del juego (Edmundo Murrugarra Florián).

El descubrimiento de esta obra me llevó a pensar enseguida en la de otros autores peruanos que han utilizado el fútbol como material de sus libros. Y el primero que me viene a la cabeza es Mario Vargas Llosa y las crónicas que escribió durante el Mundial 82, tras ser enviado a España por el diario El Gráfico de Perú.

En el volumen Cuentos de fútbol impulsado por Jorge Valdano encontramos dos cuentos escritos por dos autores peruanos: Pasalacqua y la libertad, de Alfredo Bryce Echenique, y Atiguibas, de Julio Ramón Ribeyro. El volumen fue publicado en 1995, y tuvo continuidad tres años después, en 1998, con una nueva recopilación de relatos futboleros. En este segundo volumen aparece el texto Como un mariscal de campo, escrito por J. J. Armas Marcelo, que no es peruano, sino canario, pero lo cito porque hace unos años, como presidente de la Cátedra Vargas Llosa, organizó la conferencia El juego de la vida. Fútbol y literatura, que fue impartida en la Universidad de Lima.

En el 2014 se publicó La pena máxima, del peruano Santiago Roncagliolo, una de las novelas que más veces he recomendado a la hora de intentar describir que es eso de relacionar fútbol y literatura. Se trata de una fantástica obra en la que el fútbol, centrado en el Mundial de Argentina de 1978 planea como telón de fondo de toda la trama, tal y como describe la sinopsis:

Un hombre que porta una mochila sospechosa es perseguido por las calles de uno de los barrios más populares de la ciudad y asesinado a plena luz del día. Pero nadie ha visto nada. El asesino ha elegido el momento perfecto para cometer su crimen: la ciudad se halla en ese instante desierta y concentrada ante el televisor. La selección peruana se juega mucho en el Mundial de Fútbol de Argentina”.

Y termino este repaso por obras de autores peruanos en los que el fútbol está presente con otra maravillosa novela, Una canción de Bob Dylan en la agenda de mi madre, escrita en el 2017 por Sergio Galarza y publicada por la Editorial Candaya: Se trata de un libro en el que sin ser de temática futbolera, lo futbolístico tiene una importante presencia entre sus páginas.

Presentación de «Moneda al aire», de Sergio V. Jodar (Revista Panenka)

Ayer por la tarde se presentó, en una abarrotada Librería Taifa, la novela Moneda al aire, editada por la Revista Panenka y escrita por Sergio V. Jodar, un tío que además de caerme más que bien me hace disfrutar muchísimo con sus textos. El autor, listo como es, saltó al terreno de juego maravillosamente acompañado por dos grandes en las bandas: José Sanchís y Marcel Bertran. Con esa alineación, el espectáculo estaba garantizado.

Aparte de lo que disfruté con la conversación que mantuvieron, me llevé una gran alegría al verme citado en los agradecimientos de la novela, un detalle que agradezco enormemente a Sergio.

Os dejo con algunas fotos y con la sinopsis de la novela, que ya estáis tardando en comprar y leer.

SINOPSIS

Jacobo Fandiño es un jugador de fútbol que acaba de fichar por un gran equipo pero no va sobrado de confianza. Bruna Vila es una periodista deportiva que lo borda con sus crónicas en un mundo atestado de señoros y clickbait. Vicente Parrado es un aficionado que se agarra a los viejos tiempos mientras cuida de su padre enfermo. Aunque cada uno trate de hacer su camino, los tres solo contemplan un destino: cuando llegue el verano, irán al Mundial.

Mientras lees esta novela, el ejercicio prodigioso y vibrante de un autor que se atreve a jugar con la estructura y la narración a varias voces como el más fino de los mediapuntas, suena el tic-tac de una cuenta atrás. 330 días en los que el fútbol y la vida funcionan como dos espejos que se devuelven el mismo reflejo. Porque es indiferente si las historias suceden dentro o fuera del campo: lo importante es que nos hablen de nosotros mismos.

20 años sin Manuel Vázquez Montalbán

Hoy, 18 de octubre, se cumplen 20 años desde que el gran Manuel Vázquez Montalbán nos dejó. Además de uno de los grandes de la literatura, fue uno de los responsables en reivindicar el acto de escribir sobre fútbol, y hacerlo tanto en forma de artículos como de novelas.

A continuación, algunas obras para profundizar en su labor de vincular fútbol y literatura:

SINOPSIS

El club de fútbol más rico del mundo recibe en sus oficinas un anónimo en el que se amenaza de muerte al recién fichado delantero centro del equipo, Jack Mortimer. Los directivos del club contratan al detective Carlvalho para que inicie la investigación, haciéndose pasar por psicólogo para poder andar a sus anchas por el mundo deportivo sin levantar las sospechas de la prensa. Las pistas apuntan a un asunto de especulación inmobiliaria en el que están mezclados el presidente de un club de división regional y el delantero centro de su equipo, una vieja gloria venida a menos. Esta serie de coincidencias complican aún más, si cabe, la búsqueda del autor de las amenazas.

SINOPSIS

¿Qué ha ocurrido en el fútbol, en los equipos, en las aficiones, para que este noble deporte se haya convertido en un espectáculo trascendente? ¿Son las grandes estrellas del balón reencarnaciones de los antiguos dioses olímpicos? ¿Es el fútbol la nueva religión del siglo XXI? Como explica con ironía Manuel Vázquez Montalbán, los estadios parecen catedrales, los aficionados «adoran» los colores de su equipo y los protagonistas del espectáculo, condicionados por el mercado, se han convertido en portadores de mensajes publicitarios,en auténticos iconos mediáticos. Este libro póstumo, cuya edición final a estado al cuidado de Daniel Vázquez Sallés, explora los peligros, la gloria y el futuro del «más bello deporte del mundo» en un análisis lúcido y mordaz como solo podría salir de la pluma de uno de los más inteligentes observadores del mundo contemporáneo.

En la primera parte Vázquez Montalbán presenta la evolución del deporte que él jugaba en las calles y admiraba en los carteles de subarrio al fútbol como mercadotécnia y expone una sociología del balompié diseñado por la FIFA como nueva «religión» laica organizada para beneficio de las multinacionales y las televisiones. En este recorrido examina la trayectoria de ídolos como Pelé, Di Stéfano, Cruiff o «el ángel caído», Diego A. Maradona, hasta el papel de nuevos mitos como Ronaldo o Zidane. A continuación presenta una selección de sus mejores artículos sobre fútbol publicadosen la prensa (1969-2003) que ofrecen la posibilidad de disfrutar con sus reflexiones sobre el Fútbol Club Barcelona («El Barça es más que un club o más que una inmobiliaria»), el Real Madrid («White isbeatiful»), la confrontaciónentre ambos o sobre otros protagonistas del mundo del balón como José María García, Jesús Gil y Gil o Silvio Berlusconi.

SINOPSIS

En una época en que el fútbol carecía de interés para los intelectuales por su instrumentalización política, Manuel Vázquez Montalbán fue de los pocos autores progresistas españoles que supo armonizar la afición futbolística y el compromiso político tanto en su vida como en su reflexión teórica, convirtiéndose en un referente para otros escritores y periodistas. En sus escritos hallamos suficientes referencias para construir una historia crítica del fútbol español, es decir, el relato de cómo una actividad estrictamente deportiva traduce las vicisitudes sociales, políticas y económicas de un país. Entendido así, el deporte rey puede dejar de ser un simple entretenimiento que nos evade de los problemas para convertirse en una herramienta eficaz para el análisis social. Gracias a la lúcida y transgresora mirada montalbaniana descubrimos el carácter extradeportivo del fútbol que, en la historia reciente de España, ha actuado como un reflejo del entramado de intereses que configuran la sociedad.

SINOPSIS

Manuel Vázquez Montalbán supo compaginar su afición barcelonista con la reflexión sobre el fútbol en general y el Barça en particular. Sus escritos dieron a conocer el club y su significado simbólico por todo el mundo. Esta obra es una recopilación de artículos que permiten repasar la historia del FCB desde el punto de vista montalbaniano, así como entender las claves de su valor extradeportivo.

SECCIÓN LITERATURA DEPORTIVA

Por último, hace unos meses, en la sección de literatura deportiva del programa Radioestadio Catalunya de Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, dediqué una sección a la figura de Vázquez Montalbán y su obra de temática deportiva. Por si os apetece escuchar el audio, podéis hacerlo clicando aquí.

Episodio 5: Javier Marías y el fútbol

Imagen de www.javiermariasblog.wordpress.com

Uno de los grandes de la literatura contemporánea fue Javier Marías, de quien el pasado 11 de septiembre se cumplió un año de su fallecimiento. Además de gran escritor, traductor, ensayista y articulista, fue un gran aficionado al fútbol, seguidor del Real Madrid desde su infancia, con Di Stéfano como ídolo.

En el episodio número 5 del podcast he aportado un modesto homenaje a su faceta de futbolero, en tanto que fue uno de los autores que me convenció de que fútbol y letras forman muy buen equipo.

Podéis escuchar el audio haciendo clic aquí.

Y a continuación os dejo con algunas de sus frases relacionadas con el fútbol:

“Lo que sí sé es que no hay deporte que más angustie, cuando es angustioso. Es más, en mi caso particular confesaré que es de las pocas cosas que me hacen reaccionar hoy en día de la misma manera –exacta- en que reaccionaba cuando tenía diez años y era un salvaje, la verdadera recuperación semanal de la infancia”.

“El fútbol es una convención, como todo lo que se contempla. Pero además de riesgo, esa convención exige ingenuidad, o lo que es lo mismo, creer que todo es posible, el desastre y la hazaña, el vuelco, la sorpresa infinita, y que el desastre es desastre y la hazaña hazaña cuando se dan, que el mundo se acaba en cada partido, aunque sepamos que hay otro al cabo de siete días”.

“Hay ocasiones en las que el fútbol se empapa de pasado y recuerdo; entonces se adensa y se tensa, los sentimientos que inspira no son puros ni elementales, no son sin mezcla, el mero anhelo de victoria, o de venganza, ambos son simples y lisos: en tales ocasiones el deseo es más tortuoso, más rugoso, quebrado, impuro y también melancólico”.

“El fútbol no es ni será solo calidad y pizarra, porque en él están también los sentimientos que rigen la vida: hay coraje, hay solidaridad, hay vergüenza, hay revancha, hay nobleza y hay encono”.

“El fútbol debería dar más que pensar. Pocas cosas hacen que millones de persones salten a la vez de alegría, en los estadios y en sus casas, por algo en lo que de hecho no han tenido participación –como un gol- y que en modo alguno va a afectarlos, para bien ni para mal, en sus vidas y problemas personales”.

“Es inexplicable, de acuerdo, luego algo misterioso y respetable, por tanto, tiene que haber en el fútbol. Algo que lo asemeja a la literatura, al cine, a la música, que también son capaces de hacer reír, exaltarse, apiadarse, lamentarse y hasta llorar por historias y personajes y acordes que nada cambian de nuestra realidad, una vez que se cierra el libro o se encienden las luces o se hace el silencio. O quizá es que sí cambian algo, cuando tienen eco, lo mismo que en nuestra retina un inmenso gol sobrenatural”.

“Hoy somos muchos los escritores que nos atrevemos a hablar de fútbol sin temer nuestro desprestigio por ello, pero no cabe duda de que Vázquez Montalbán fue el gran pionero y el más audaz, así como el primero en señalar lo que luego tantos hemos repetido: que así como uno cambia de gustos, de pareja, de convicciones, de ideas y aun de ideologías, de lo que nunca cambia es de equipo favorito de fútbol. Curioso que las lealtades mayores sean las que parecen menores”.

En el fútbol actual hay cada vez menos épica y menos deslumbramiento, y sobre todo menos dramaticidad, cuando lo que hace a este deporte tan idolatrado es su carácter de representación, con su intransferible historia en cada partido y sus personajes inequívocos. Hoy en día esas historias son con frecuencia intercambiables e indistinguibles, y por eso rara vez dejan lo más importante, sea en un libro, en una película, en una obra de teatro o en una pieza musical, a saber: eco, resonancia, memoria.

«Todas las miradas del mundo», de Miguel Mena (Suma de Letras, 2013)

«El silbido de una bala y el pitido de un silbato. Suenan a la vez, separados por quinientos kilómetros, cuando todas las miradas del mundo están pendientes de un balón».

Hace unos días tuve el honor de participar en el magnífico podcast El Barrilete Cósmico, donde tuve la ocasión de conversar con Carlos Roberto, de Odio el fútbol moderno, y hacer algunas recomendaciones de obras de temática futbolera. Una de las citadas fue la más que recomendable Cuero contra plomo. Fútbol y sangre en el verano del 82, escrita por el periodista Alberto Ojeda, publicada a finales del pasado año por la Editorial Altamarea, y de la que también publiqué hace unos días una reseña que podéis leer aquí. Se trata de un libro que habla sobre el contexto social y político que se vivía en la España de 1982, tomando como telón de fondo la celebración del Campeonato del Mundo de aquel año, y estableciendo un paralelismo entre las realidades de España e Italia, tanto en lo social como en lo deportivo.

La bibliografía relacionada con el Mundial 82 es amplia. En el ámbito de la ficción, publiqué hace un tiempo este artículo recogiendo algunas novelas ambientadas en aquel acontecimiento, siendo una de ellas Todas las miradas del mundo, de Miguel Mena, publicada por Suma de Letras en el 2013. Se trata de una obra ideal para leer como complemento de la anteriormente citada Cuero contra plomo, en tanto que si una nos sirve para señalar el contexto histórico, la otra nos dibuja una ficción ambientada en aquella época.

«Al fútbol no le asustan los militares. Solo hay que recordar que el Mundial anterior se jugó en la Argentina de Videla y su Junta Militar. El fútbol se adapta a todo».

SINOPSIS

Una apasionante novela negra con fútbol, política y terroristas que nos devolverá a los ochenta.

Málaga, 1982. Campeonato Mundial de Fútbol. Un miembro de la delegación neozelandesa desaparece el mismo día en que el equipo austral aterriza en la Costa del Sol. El inspector Luis Mainar, un policía solitario y sentimental, a veces atormentado por su divorcio y la enfermedad de su hija, viajará hasta el sur con intención de buscarlo, el mismo viaje que emprende un comando de ETA para ejecutar un gran atentado.

Con pinceladas de novela negra, de crónica de la Transición y de relato emocional, Todas las miradas del mundo es una historia vibrante y conmovedora en la que confluyen el fútbol y la política internacional con terroristas iluminados, aficionados entusiastas, delincuentes de poca monta, jóvenes fascistas o enfermos de colza.

Un caleidoscopio de una época y un país que compaginaba la sonrisa de Naranjito con la rutina de los funerales.

Todas las miradas del mundo es una novela que va más allá de la simple trama de intriga de género negro. Todo comienza con la desaparición de uno de los integrantes del equipo de la selección neozelandesa, un caso que deberá investigar el inspector Luis Mainar. Pero el contenido va más allá, y no se limita a la mera descripción del desarrollo de las pesquisas a realizar, sino que durante todo el libro se intercalan pinceladas directamente relacionadas con la sociedad y el contexto de la época.

Así, en paralelo a la desaparición, nos encontramos con un comando terrorista que también ha viajado hasta Málaga con la intención de cometer un atentado. La novela aprovecha para hacer una radiografía de los principales aspectos de gran presencia durante aquellos años. Los pensamientos y opiniones de los terroristas, que conoceremos por sus conversaciones. La visión de los policías, en el punto de mira del terrorismo. Las descripciones de la situación social de la época, con episodios como el del aceite de colza que tantas víctimas causó. Y, por supuesto, las referencias futbolísticas, que en este caso arrancan con el papel de los neozelandeses en aquel mundial.

Una novela muy recomendable, que además de desarrollar una atractiva intriga nos ayuda a conocer mucho mejor cómo fueron aquellos turbulentos años. Y un libro, como al principio decía, que es una lectura ideal en complemento como Cuero contra plomo.

– ¿Le gusta el fútbol, Dammers?

– ¿Fútbol? Sí, bueno, pero en realidad prefiero el críquet.

– Lástima, si le gustara el fútbol tendría una misión para usted en el Mundial de España.

«Cuero contra plomo. Fútbol y sangre en el verano del 82», de Alberto Ojeda (Altamarea, 2022)

“La muerte de Paolo Rossi, cuando apareció en los papeles (digitales) el 9 de diciembre de 2020, me golpeó duro. Sentí una profunda pena porque derribaba prematuramente un mito de la infancia”.

Cada cual tiene su Mundial predilecto, aquel que por unas u otras razones nos acabó marcando y recordamos como el campeonato de nuestras vidas. El primero hecho significativo del que tengo recuerdo fue de la final que disputaron Alemania y Holanda en 1974. Yo era un niño de nueve años, y aquel día lloré ante la derrota holandesa, pues Cruyff era uno de mis ídolos. También dejó su huella el de 1978 en Argentina, especialmente aquella final llena de papelitos voladores y un Mario Kempes desatado. Luego descubrí el trasfondo político de aquel mundial.

Pero si hay un campeonato del mundo que me marcó especialmente fue el del Naranjito, el Mundial de 1982. Yo tenía por aquel entonces diecisiete años, y tenía plena conciencia de la situación política que se vivía en España en aquellos momentos: en plena transición, apenas un año después del intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981 que viví en el instituto, el terrorismo tan presente en el día a día… Y nunca olvidaré, en lo futbolístico, que aquel fue el mundial de una selección (Brasil) que nos tenía a todos enamorados, de un jugador (Maradona) llamado a ser una estrella de otra dimensión, y de un equipo (Italia) que acabó sorprendiendo y deslumbrando a todos, consiguiendo llevarse la copa contra todo pronóstico.

Aquel fue un Mundial que nació con un andamiaje casi funambulista. Organizarlo y convertirlo en un acontecimiento deportivo de primera magnitud sin incidencias destacables, en un contexto político y social como el de principios de los 80 era una tarea, a priori, de una enorme complejidad. Cuero contra plomo. Fútbol y sangre en el verano del 82, de Alberto Ojeda, nos ayuda a entender todo aquel conglomerado, lo que sucedió durante los años previos en lo organizativo, y durante el propio 1982, de desarrollo del Mundial. Y,para ello, su autor parte de un doble paralelismo: compara las situaciones de conflictividad que se vivían tanto en España como en Italia y, también, establece una comparación entre los papeles de las dos selecciones de fútbol. El encaje entre todos estos elementos, lo social, lo político y lo deportivo, y la alternancia entre lo español y lo italiano, acaba dando como resultado una obra que ofrece una información rigurosa de una forma muy atractiva.

“En fin, un viaje de ida y vuelta constante, revelador, realizado con el acicate y la “excusa” de aquel bello Mundial de España que ganó, contra pronóstico, Italia. Nadie daba un duro por la escuadra de Bearzot. Nadie daba un duro por la recuperación de Rossi. Y nadie daba un duro por España, en la peor situación para levantar un torneo con veinticuatro selecciones”.

SINOPSIS

Solo una hora después de que culminara la ceremonia inaugural del Mundial 82, ETA asesinaba a un guardia civil en el puerto de Pasajes. La banda había anunciado que no atentaría directamente contra la competición: a ellos también les gustaba el fútbol, decían, aunque quedaba intacto el riesgo de que el escaparate de la recién descorchada democracia española pudiera saltar en añicos.
Así, bajo el pánico a una irrupción terrorista, rodó el balón aquel verano. La selección española no dio pie con bola. Fueron nuestros «primos» italianos los que lo bordaron. Nadie daba un duro por que España lograse organizar un Mundial en una época tan convulsa y delicada; nadie tampoco daba una lira por que la azzurra hiciera algo meritorio. Pero el torneo cuajó, en lo logístico y lo deportivo: tuvo épica, lírica y magia.
El equipo del estoico Bearzot levantó la copa en el Bernabéu. Ambos acontecimientos pusieron —de manera más que simbólica— fin a los años de plomo que ensangrentaron a los dos países, los más martirizados de Europa por el terror, sembrado tanto por extremistas de izquierda como de derecha. Cuero contra plomo contrasta el cruento devenir histórico de Italia y España en los 70 y primeros 80. Un recorrido repleto de analogías (GRAPO-Brigate Rosse, Moro-Carrero, Piazza Fontana-calle del Correo, Pinelli-Ruano…) e imbricado con la narración de partidos memorables, como el petardazo de España ante Irlanda del Norte o la mayestática derrota infligida por Italia al jogo bonito brasileño en Sarrià. Una historia, pues, de goles y balas.

“El calvario de la Italia del plomo, jalonado por capítulos tan devastadores como el de las muertes entrelazadas de Pinelli y Calabresi, está también acercándose a su final. Este lo pueden escribir once tipos en calzonas dando patadas a un balón. Qué cosas…»

El libro se divide en tres grandes apartados, que coinciden con las tres sedes en la que compitió la selección italiana: Balaídos, Sarrià y Bernabéu. Conformando cada uno de esos grandes bloques, el desarrollo social, político y deportivo de todos aquellos años, marcados por una situación de inestabilidad que hacía temer por el desarrollo del Mundial. La lectura, pese a la abundancia de datos y elementos documentales que aporta, es muy ágil y permite hacerse una idea muy clara de lo que durante aquellos días sucedió, de quienes fueron los nombres (en lo deportivo y en lo político) que protagonizaron aquel contexto histórico y cuáles fueron los acontecimientos clave que marcaron aquel momento clave. Secuestros, reivindicaciones, asesinatos… en un período de una gran efervescencia y en el que, finalmente, se consiguió que el «cuero acabara silenciando al plomo«.

“Bearzot, que bajo el rictus severo oculta su humanísima ternura, se siente interpelado. No puede quitar a Rossi. No a estas alturas, después de lo que ha aguantado. Así que no va a ceder ahora”.

Y a continuación, un resumen del considerado uno de los mejores partidos de la historia de los mundiales, el inolvidable Brasil 2 – Italia 3 disputado en el desaparecido estadio de Sarrià.

Hablando de fútbol y literatura en el podcast ‘El Barrilete Cósmico’

Todo un honor ser invitado al estadio del podcast El Barrilete Cósmico, y conversar con Carlos Roberto, de Odio el Fútbol Moderno, sobre fútbol y literatura, y hacer algunas recomendaciones de lecturas para el verano. Podéis escuchar la conversación haciendo clic en la imagen. A continuación, las portadas de las obras que fueron citadas.

«Fiebre en las gradas», de Nick Hornby (Anagrama, 1992)

Una o dos veces, cuando no podía conciliar el sueño, he intentado incluso contar a todos los jugadores del Arsenal que he visto en directo a lo largo de mi vida. (De pequeño, me sabía incluso cómo se llamaban las mujeres y las novias del equipo que ganó el doblete, Liga y Copa en el mismo año.

Siempre que se habla de literatura futbolera hay una obra que no falta en las listas de libros de lectura obligatoria. Se trata de Fiebre en las gradas, escrita en 1992 por el inglés Nick Hornby. Se trata, seguramente, de una obra pionera por la forma de tratar el fútbol, puesto que lo hace dando por supuesto que se trata de una persona obsesionada ya desde niño por este deporte. Y, más en concreto, por el club al que ha vinculado toda su vida: el Arsenal.

En el libro, Hornby hace un detallado repaso por diferentes aspectos relacionados con su obsesión. Y lo hace a partir del recuerdo de una serie de partidos a los que ha asistido durante su vida. Desde el primero, el que abre el libro, un Arsenal – Stoke City disputado el 14 de septiembre de 1968 hasta el último, un Arsenal – Aston Vila, jugado el 11 de enero de 1992. Un enorme muestrario de partidos agrupados en tres bloques temporales: 1968-1975, 1976-1986 y 1986-1992.

Cada uno de esos partidos le sirve para desgranar su pasión, y describir de qué manera se ha ido produciendo a lo largo del tiempo esa intensa y estrecha relación entre su club y su vida. Porque para Hornby, tal y como él mismo expresa, «el calendario al que atiende se organiza en función de los partidos del Arsenal«. Hornby ha llegado a rechazar invitaciones a actos por el simple hecho de que coincidían con un partido.

Este libro también es una exploración de algunos de los significados que el fútbol parece encerrar para muchos de nosotros.

SINOPSIS

«Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo», confiesa Nick Hornby, quien reconoce abiertamente que para él este deporte no es ni una vía de escape ni un entretenimiento, sino toda una forma de ver y estar en el mundo.

Fiebre en las gradas es el relato autobiográfico de la tumultuosa relación del autor con el fútbol y con su equipo, el Arsenal londinense, durante más de veinte temporadas. Con un entusiasmo contagioso y su característica ironía, Hornby nos cuenta lo que ocurre cuando uno deja que el fútbol llene unos cuantos huecos que deberían haber estado ocupados por otras cuestiones. Esclavo del calendario de competiciones y del devenir de su equipo, este adicto al fútbol rechaza invitaciones a bodas porque ese día el Arsenal juega en casa, o asocia su primera gran ruptura amorosa a la pérdida de un jugador emblemático. Así, este deporte y su equipo serán aquello que marque la iniciación a la vida y luego la continuamente postergada entrada a la adultez del autor, alguien cuya unidad de medida vital son los partidos de su equipo y para quien todo acontecimiento significativo en su vida tiene un matiz futbolístico (con la consiguiente incomprensión de aquellos que le rodean). Hornby se interroga aquí sobre la esencia de esta obsesión y describe con humor y gran perspicacia en qué consiste verdaderamente ser hincha de un equipo, sin caer en tópicos reduccionistas, por lo general poco rigurosos y negativos, al mismo tiempo que realiza una suerte de crónica sentimental de veinte años de la historia de su equipo.

Además de la honesta y divertida confesión de un obsesivo aficionado al fútbol, Fiebre en las gradas es también una lúcida radiografía de los entresijos deportivos y sociales de este deporte y termina convirtiéndose en una sentida declaración de devoción y lealtad a un deporte, a un club y, sobre todo, a la comunidad de sufridos seguidores que conforman su verdadera esencia. Este libro situó a Nick Hornby entre los principales escritores ingleses de su generación. Con el tiempo se ha convertido en un auténtico objeto de culto tanto para futboleros (está considerado el mejor libro sobre fútbol que se ha escrito jamás) como para el lector general: se han vendido más de un millón de ejemplares en el Reino Unido y ha sido objeto de dos adaptaciones cinematográficas.

Pongamos que unos tres mil fueran hinchas del equipo visitante: eso supone que entre los catorce mil restantes hubo gran número de personas que fueron a ver al menos dieciocho veces en un solo año el peor fútbol que se haya visto nunca. A decir verdad, ¿qué necesidad tenían de ir?

Uno de los aspectos más interesantes de Fiebre en las gradas es la capacidad de autoanálisis del autor. Partiendo de los inicios de su pasión futbolera, a través de la relación con su padre y sus primeras visitas al estadio, hasta adquirir el convencimiento absoluto de que los éxitos y los fracasos de su equipo tenían una relación directa con los de su propia vida, Hornby nos habla de jugadores, partidos, jugadas, estadios y equipos.

Pero también analiza aspectos como la esencia del hincha y su identificación con un club, lo sorprendente que resulta que pese a vivir experiencias horribles y decepcionantes el hincha siempre sigue allí, la deriva cada vez más económica y empresarial del fútbol, o el racismo y la violencia en los estadios, entre otros muchos aspectos. Por cierto, y en relación con el hooliganismo, resulta impactante lo que tuvo que suponer para Hornby el vivir la tragedia de Heysel como la vivió: habiendo quedado para ver el partido por televisión con un grupo de alumnos italianos.

Hornby no tiene reparos en reconocer que su comportamiento puede llegar a ser vergonzoso en algunos momentos, y no intenta disfrazar o edulcorar su pasión. No se justifica, sino que explica cómo son las cosas, qué es lo que siente, cómo vive el fútbol y, sobre todo, qué significa para él el Arsenal.

Un libro que pese al tiempo transcurrido desde su publicación (más de 30 años) sigue siendo una lectura imprescindible para cualquier aficionado al fútbol, tanto por todo cuanto explica como por la actualidad de las reflexiones que contiene.

«Leones y manteros», de Juan Pablo de Luca (2022)

¡Barbeta, haceme caso de una buena vez! Te voy a enseñar todos los secretos del negocio. Vas a ser un gran representante de jugadores y a olvidarte de la medicina para siempre -descarga las palabras junto a la nube de humo.

Leones y manteros, del argentino Juan Pablo de Luca, es el quinto volumen de la denominada Saga Barbicano, una entretenida novela tan interesante y recomendable como las que vinieron antes que ella: Misión Tilcara (2017), El fantasma del Bernabéu (2019), El último enganche (2020) y Los vengadores del 86 (2021). Todas ellas, narradas en primera persona, están protagonizadas por Juan Barbicano, un cincuentón apasionado por el fútbol, médico de profesión, que se mueve entre su Argentina natal y Europa, excombatiente en la guerra de las Malvinas, y que libro tras libro se está convirtiendo en un atractivo y entrañable personaje. Y una saga que, tal y como explica el autor en su página web, «es una fusión entre la tradicional novela futbolera rioplatense y la policial. Versiona hechos y situaciones para lograr persuadir a sus lectores, oscilando desde lo histórico a lo sobrenatural, desde lo trágico a lo humorístico«.

SINOPSIS

Europa los llama, pero solo uno entre miles se convertirá en una estrella del fútbol mundial.

¿Y el resto?

En “Leones y manteros” desfilan jóvenes africanos, representantes argentinos, jeques árabes y magnates rusos dueños de los clubes.

Una intriga geopolítica imperdible.

Me gusta mucho el personaje de Juan Barbicano. Tiene ese aire de búsqueda de la tranquilidad que se va adquiriendo con el paso de los años pero, al mismo tiempo, no rehúye el vitalismo de lo que significa aceptar nuevas aventuras. Porque Barbicano, como una especie de particular Bartleby, siempre acaba involucrado en inesperadas peripecias de todo tipo. Tantas como para ir componiendo una atractiva saga de la que este Leones y manteros es su quinto episodio.

Y una de los aspectos más destacables de esta especie de héroe involuntario es su apariencia de normalidad, porque, en el fondo, acaba metido en sorprendentes asuntos cuando, en realidad, parecía que tan solo pasaba por allí. Pero acompañarlo en esas historias es un placer, porque es un tipo que cae bien, y cuyas ideas y modo de pensar, que aprovecha para ir explicando en cada uno de sus libros, tienen mucho de componente ético y respira valores que merecen la pena ser tenidos en cuenta.

Me hace otra salvedad, también se podría hablar de otra diferenciación: «Tráfico de fútbol» cuando estos jugadores en potencia llegan a sus grandes contratos y «tráfico a través del fútbol» que sucede en la mayoría de los casos, en donde todo es un fraude, y la joven promesa ha sido estafada y abandonada en Europa por un supuesto representante o agente de futbolistas.

Por ejemplo, en este Leones y manteros, la historia tiene como telón de fondo el permanente trasiego de jóvenes africanos que son traídos a Europa con unas expectativas, pero que acaban tristemente abandonados en cuanto no proporcionan la rentabilidad económica que representantes sin escrúpulos esperaban. Y por aquí, a lo largo de las páginas del libro, se explican diferentes ejemplos, así como otros interesantes episodios relacionados con la historia del fútbol africano.

También me gusta mucho el continuo goteo de anécdotas y hechos históricos, de temática futbolera, que Juan Pablo de Luca va dejando caer en todos sus libros. Porque tiene la habilidad de ir insertando referencias de toda índole (sobre jugadores, partidos o campeonatos) que se mezclan perfectamente con las tramas que construye, enriqueciendo la narración, haciéndolo, como decía, de una forma muy fluida y atractiva, algo que no siempre es fácil.

Una novela (como todas las de la saga) muy recomendable y a la que espero que sigan muchas más. Porque es un placer seguir a Barbicano, acompañarlo en sus aventuras y escuchar todo lo que tiene que decir.

Por cierto: maravillosa portada.

A continuación, un vídeo en el que Juan Pablo de Luca nos habla de Leones y manteros.

«Los desafortunados», de B. S. Johnson (Rayo Verde Editorial, 2015)

Siempre, al comienzo de todos los partidos, la expectativa, a menudo el único momento de expectativa, de que este vaya a ser EL partido

Hace un par de años inicié una colaboración con el programa Radioestadio Catalunya, dirigido por Albert Arranz, en Onda Cero Catalunya, con una modesta sección sobre literatura deportiva. Durante ese periodo he ido eligiendo cada semana un tema en torno al cual he ido recomendando una serie de libros, y recuerdo que una de mis primeras intervenciones estuvo dedicada al mundo del periodismo deportivo, y al cual se puede acceder desde este enlace.

Aquel día, por falta de tiempo, no pude mencionar un libro que incluye uno de los mejores reflejos de lo que es un cronista de deportes. Se trata de Los desafortunados, escrito por Brian Stanley Johnson en 1969, y publicado en el 2015 por la Editorial Rayo Verde. El libro es una de las propuestas más originales y extrañas a las que un lector se puede enfrentar, puesto que se presenta en una caja que contiene veintisiete pliegues sin numerar que pueden ser leídos en cualquier orden, excepto el que lleva por título «Primero» y el «Último«. Fuera de esos, el lector puede comenzar por el pliegue que quiera, incluso puede barajarlos antes de comenzar, e ir leyendo la obra en el orden que le plazca.

Los desafortunados se convierte, así, en una de las obras que podríamos incluir dentro de la denominada narrativa experimental, emparentada con libros como Rayuela de Julio Cortázar o Composición núm. 1, de Marc Saporta. Y, sin ser una obra de temática futbolera, se pone en marcha a través de un episodio futbolero, incluyendo, como decía, una maravillosa descripción de la crónica de un partido.

SINOPSIS

Un reportero deportivo visita la ciudad de Nottingham para cubrir un partido de fútbol, y es allí donde le abordan los recuerdos y los pensamientos sobre la muerte de su mejor amigo, Terry Tillinghast.

La estructura de esta novela es una metáfora del funcionamiento de nuestra mente, la aleatoriedad de sus capítulos compite con el desorden de nuestras ideas.

La obra nos hace meditar, no sólo acerca de nuestra muerte, sino también acerca de nuestra propia existencia.

Los pliegos sueltos dentro de la caja son el reflejo mismo de la fragilidad de la vida.

Lo que encontramos en Los desafortunados es, en el fondo, el divagar de la mente de su autor, una descripción de cómo funcionan nuestros pensamientos y recuerdos. El narrador, nada más llegar a la ciudad en la que deberá cubrir un partido para el diario para el que trabaja, comenzará a recordar a su amigo Tony, fallecido unos años atrás, y gran parte de los episodios que ambos vivieron.

Así, el desorden con el que funciona nuestra mente a la hora de recordar es ejemplificado mediante esa desorganización en los pliegues del libro. Los pensamientos saltan de un tema a otro, las descripciones abren puertas a otros recuerdos, y es al final, cuando hemos acabado con la lectura, cuando componemos el cuadro de aquella amistad.

No podemos considerar que nos encontramos ante un libro de temática futbolera. Pese a que el origen del libro se sitúa en el encargo que recibe el narrador de ir a cubrir un partido, las referencias estrictamente futboleras son escasas. Aun así, uno de los pliegues es una de las mejores descripciones del funcionamiento de un periodista a la hora de escribir la crónica de un partido que he leído, un navegar por el interior de su cerebro en busca de expresiones que definan lo que ha sucedido sobre el terreno de juego, su diálogo interior aceptando o desechando una frase o palabra. Como complemento, en una de las caras interiores de la caja se recoge la crónica de un City – United firmada por el propio Johnson.

Palco de prensa, un viento sucio me agita las hojas, inmundicia, asientos estrechos, cuadrado de metal, no es la postura más cómoda para escribir, supongo que así manifiesta el club su desprecio por los periodistas, así nos devuelven lo que escribimos. Si seré infantil.

Al margen de esas referencias, el grueso del libro tiene que ver con los recuerdos del narrador y las vivencias que tuvo durante un período de unos cuatro años con su amigo Tony. Y esos recuerdos llenos de detalles y de divagaciones que imitan nuestro funcionamiento mental se ofrecen, en Los desafortunados, de una forma que es una maravillosa adecuación entre forma (los pliegues) y contenido (el texto).

Una obra extraordinaria que requiere de un esfuerzo a la hora de leerla, pero que nos proporciona una enorme experiencia lectora en cuanto la hemos terminado.

Podéis leer un fragmento de la novela desde la página web de la editorial, donde también encontraréis mucha información al respecto, así como este vídeo promocional.