1 de noviembre: el delantero que vendía flores, Nick Hornby y Eidur Gudjohnsen

 

Arregui

 

Comenzamos un nuevo mes, noviembre, y lo hacemos a través de una celebración de carácter religioso: la festividad de todos los santos. Si el 1 de noviembre coincide con un fin de semana y, en consecuencia, hay jornada futbolística, los estadios se convierten en lugares concurridos. En cambio, si la jornada coincide con un día laborable, el récord de asistencia se lo llevará, seguramente, otro lugar: el cementerio.

En el día de hoy las familias suelen acudir a llevar flores a los lugares en los que reposan sus difuntos. Si el día del año en el que la venta de libros se dispara es el 23 de abril, seguramente sea hoy cuando se bate el récord de venta de flores. Bien. Pero, ¿qué tienen que ver las flores y el día 1 de noviembre con el fútbol y la literatura futbolera? Pues, aunque no lo parezca, podemos encontrar una cierta relación. Por ejemplo, mirad lo que explica Julián García Candau en su obra “Èpica y lírica del fútbol” sobre Arregui, un delantero centro que militó en las filas de la Real Sociedad:

 

«Entre los grandes mitos rematadores hizo historia Rafael Moreno Aranzadi, Pichichi, delantero muerto prematuramente y del que existe un busto en San Mamés. Tras la contienda bélica española todos los grandes delanteros centro respondieron a la estampa del rematador. Hicieron fortuna Campanal (Sevilla), Mundo (Valencia), Mariano Martín (Barcelona), Pruden (Atlético y Real Madrid), Pérez Payá (Atlético y Real Madrid) y sobre todo, Telmo Zarraonaindia, Zarra, goleador del Athletic Club, internacional y el hombre del que los liberales y anglófilos del país llegaron a decir que tenía la mejor cabeza de Europa, después de la de Churchill.

A los delantero centro no les estaba permitida la más mínima delicadeza intelectual o simplemente humana. El delantero centro debía ser una especie de individuo con orejeras. Se sabe, no obstante, de un delantero de la Real Sociedad, Arregui, que poseía una floristería, que tenía un contrato en el que se le eximía de jugar los días 1 de noviembre. En esa jornada se dedicaba exclusivamente a los ramos y coronas para los muertos».

Epica lirica futbol

 

 

Existe un cierto punto de tristeza en este día en tanto que nos lleva a recordar, con mayor intensidad, a los seres que ya no están entre nosotros. Pero también puede convertirse en un día de ingrato recuerdo por otras razones, como por ejemplo por culpa de un partido. Y si no, mirad lo que explica Nick Hornby en “Fiebre en las gradas” en relación con el Arsenal-Brighton al que asistió, precisamente, un 1 de noviembre, el de 1980:

ARSENAL – BRIGHTON

1/11/80

«Un partido penoso entre dos equipos que daban pena. Dudo mucho que cualquiera de los que estuviesen allí recuerde nada de aquel partido, tal como es indudable que mis dos compañeros de aquella tarde, mi padre y mi hermanastro, habían olvidado el encuentro a la mañana siguiente. Yo solamente lo recuerdo (¡solamente!) porque fue la última vez que estuve en Highbury con mi padre, y aunque quién sabe si no iremos todavía alguna que otra vez (últimamente ha hecho un par de mínimas alusiones), ese partido tiene un aura propia del final de toda una época».

 

Fiebre en las gradas

 

Pero dejemos atrás la tristeza y acabemos este recorrido con un poco de alegría, como la que sintió un todavía niño Eidur Gudjohnsen cuando el equipo en el que jugaba su padre eliminó al Barça en una eliminatoria de Recopa disputada en el Camp Nou en 1989. Él estaba en la grada, con una bufanda del Anderlecht. Aquel día pisó el estadio blaugrana por primera vez. Seguramente no podía imaginarse que años después llegaría a jugar con aquel equipo. Lo explica Santi Giménez en su relato “La isla maldita de los Gudjohnsen”, que aparece en el volumen número 5 de “Historias solidarias del deporte”:

 

Eidur Gudjohnsen

 

«De esa época, Eidur Gudjohnsen recuerda que era el fútbol lo que más le apasionaba. “Y eso que sacaba muy buenas notas, pero estudiar no me gustaba nada, no me motivaba. Yo quería jugar a fútbol”. Desde muy pequeño supo cómo funcionaba un vestuario profesional porque después de cada partido en el viejo Contant van den Stock, Eidur bajaba al vestuario para recoger a su padre. Allí era como la mascota de un equipo en el que jugaban tipos de la talla de Milan Jankovic, Marc Degryse, Marc van der Linden, Luc Nilis o Georges Grun. De todos ellos, Van der Linden era su preferido. Formaba pareja en la línea de ataque con su padre y fue el futbolista que le dio una de sus mayores alegrías cuando el 1 de noviembre de 1989 marcó en la prórroga un tanto que eliminaba al Barcelona de los octavos de final de la Recopa. Eidur vio ese partido desde la grada del Camp Nou con una bufanda del Anderlecht y al final del partido bajó a los vestuarios para participar de la kermesse que ahí se vivía. Era la primera vez que pisaba el estadio del Barça”.

Historias solidarias deporte

2 de septiembre en el fútbol y la literatura

 

Imagen de www.isecsports.wordpress.com

Los primeros días de septiembre acostumbran a ir asociados a los inicios de las principales competiciones. El fútbol va arrancando, poco a poco, intentando dejar atrás el parentesis vacacional de julio y agosto. Aparentemente, la primera semana del nuevo mes todavía se desplaza al ralentí, como si tuviera que hacer esfuerzos para abandonar el sopor estival. Sin embargo, el 2 de septiembre es un día con una importante representación en el calendario del fútbol y la literatura, y en el que, curiosamente, coinciden varios debuts.

A continuación, algunos ejemplos:

 

Épica y lírica del fútbol”, de Julián García Candau

Pelé nació en una familia modesta y alcanzó la gloria deportiva y la riqueza. Su padre era un humilde zapatero de Treis Coraçoes que como futbolista militó en el Atlético Mineiro y fue conocido como Dondinho. Pelé jugó primero en el equipo juvenil del Bauru Atlético y poco antes de cumplir los dieciséis años fichó por el Santos. Su debú en el Santos fue el 2 de septiembre de 1956 y lo hizo al sustituir a el ecchi. Fue en Sao André en un partido amistoso contra el Corinthians.

 

 

 

Del Olimpo al barro, la lucha continua”, de Agustín Benito,

enRelatos solidarios del deporte

 

                A pocos kilómetros de Lezama, Joaquín Caparrós dirigía al Athletic. El entrenador sevillano buscaba un lateral izquierdo que pudiera competir o cubrir la ausencias de Asier del horno y se fijó en Koikili, un pequeño lateral muy bravo que nunca se daba por vencido. Fue un fichaje inesperado, un capricho del técnico andaluz para muchos. Caparrós le mostró el camino y el jugador lo recorrió con la cabeza bien alta. Se apoderó de la banda izquierda y cerró el paso a muchos delanteros, e incluso lo intentó con Leo Messi.

                Espartaco, así lo llamaban sus compañeros del Sestao River, debutó con el Athletic en el Camp Nou contra el Barça de Ronaldinho, Deco, Iniesta, Henry… y de Messi. Aquel 2 de septiembre de 2009 su misión fue detener al astro argentino y salió airoso del primer combate, aunque fue expulsado. Inconvenientes del oficio.

 

Julián Lucendo”, por Fabián Ortiz, en36 historias solidarias del deporte”, pág. 85/86

                Entonces, el árbitro pita y la crónica de aquel Valladolid – Barça del 2 de septiembre de 1989 correspondiente a la primera jornada de la Liga de Primera División dirá que el Barcelona llevó el peso del partido y que dispuso de algunas ocasiones de gol para adelantarse en el marcador e incluso ganar el partido, pero resulta que el equipo castellano hizo el primer gol y después otro, y todo se fue al traste y Cruyff me cambió por el Nano Soler y caímos por un 2 a 0. Mire usted, señor periodista, el fútbol es así, unas veces se gana y otras se pierde, y, si las fuerzas están muy igualadas, se empata.

 

 

Fútbol es fútbol, por Quim Monzó, en La Vanguardia del 21/11/2015 

Hace unos días leí la entrevista que Sergi López-Egea hizo a Ramon Maria Calderé, exjugador del FC Barcelona y ahora secretario técnico del Sant Andreu, ese equipo que arrastra la cruz de tener que soportar que cada vez más locutores de deportes lo pronuncien San Andreu, como si la te no existiese. En la entrevista, que nace de un repaso a los recuerdos de los futbolistas de los duelos con el Real Madrid, Calderé explica su debut como jugador del primer equipo azulgrana, el 2 de septiembre de 1984, en un partido en el Bernabeu que ganó el Barça por 0 a 3. Calderé marcó el tercer gol, de cabeza: “Mi abuelo estaba ingresado en el hospital de Reus y fui a verlo unos días antes de viajar a Madrid. Quería darle una alegría y se lo prometí: ‘Abuelo, marcaré un gol en el Bernabéu para ti’. (…) Centró Víctor y yo rematé de cabeza. Fue increíble. Debut en el Bernabéu con victoria y gol. Mi abuelo tuvo una inmensa alegría”.

 

 

Jóvenes promesas”, Juanjo Díaz Polo. Editorial Planeta

                – A ver, a ver… Somos dieciséis equipos, ¿no? O sea, que después del primer partido quedaremos ocho.

                Argüello aplaudió:

                -¡Quedaremos, bien dicho, quedaremos!; eso es ser positivo, ¡sí, señor!

                – Y después del segundo partido –continuó Pichichi- quedaremos cuatro, o sea, una semifinal, que se dice en Bilbao.

                Zamora asintió:

                -Eso es. Y los dos que ganen, juegan la final, el día 2 de septiembre.

 

Jóvenes promesas, de Juanjo Díaz Polo. Editorial Planeta

                La mañana del 2 de septiembre, Paco Bru estaba más preocupado que nunca. El partido era a las tres y a la hora de salir hacia el Stadion aún no veía un equipo claro. Exceptuando la portería, no tenía posibilidad de formar ninguna línea de garantías: detrás, Otero seguía mermado por el pie; Arrate no podía ni apoyarse en la rodilla izquierda; en medio, Belauste quedó descartado por una dolorosa distensión; la capacidad regenerativa de los dieciocho años de Samitier no era milagrosa y tampoco estaría para jugar, y delante, Acedo caminaba pero no podía correr y Patricia tenía la pierna rígida y de color nazareno.

 

«Niños futbolistas”, Juan Pablo Meneses

                En el mundo del fútbol todos se conocen. Aunque, en realidad, uno debería decir que todos se desconocen. A cada nombre de manager que le consulto, el agente FIFA me responde parecido. Ese es un sinvergüenza. Ese es un delincuente. A ese ni me lo nombres. Dice que le han «levantado» jugadores de sus narices. Hoy, la manera más fácil de captar a un jugador de otro representante es haciéndole regalos y esperando a que termine el contrato anual. Recuerda que a él le levantaron a uno regalándole una consola Nintendo Wii, y a otro regalándole un autor.

                Si quieres entrar en este negocio, debes saber que pueden levantarte a tu jugador. Y también debes saber que, finalmente, tengan siete, doce o diecisiete años, se trata igualmente de menores. Según la Convención sobre los Derechos del Niño, desde el 2 de septiembre de 1990 se entiende por tal «todo ser humano menor de dieciocho años de edad», salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.

 

“Futbolítica”, Ramon Usall

                La primera decisión que se tomó en plena dictadura para restituir la memoria del Júpiter original llegó en 1959, cuando el club acordó volver a vestir los colores gris y grana que actualmente lo identifican y que la entidad ya había lucido durante los años 20. Quedaban así atrás los colores verdiblancos de la camiseta que lo habían identificado durante la Segunda República y el primer franquismo, unos colores que se sumaban, en la historia cromática del club, al blanco y al azul cielo que el Júpiter había vestido en su primera equipación.

                La gran restitución de la memoria del club no llegó, sin embargo, hasta mucho tiempo después del final de la dictadura franquista, cuando, en una asamblea celebrada en 1989, los socios acordaron restaurar el escudo original. Así pues, el 2 de septiembre de 1990, con el inicio de la temporada, el Júpiter volvía a lucir las cuatro barras y la estrella en el pecho de su camiseta. Era un acto de justicia que restituía a la entidad la estrella que había llevado por bandera y que había provocado la ciega represión de las dictaduras de Franco y de Primo de Rivera. Un acto de memoria que recuerda que este modesto pero ejemplar club había sido un fiel reflejo de la convulsa historia de Catalunya durante el siglo XX.

Martes de Carnaval: 1800 años del primer partido de fútbol

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Imagen de www.http://jorgegatocruzteista.blogspot.com.es


Hoy es Martes de Carnaval, el último día de Carnaval, el anterior al Miércoles de Ceniza, con el que se da comienzo a la Cuaresma. Hasta aquí la explicación académica. Porque a nosotros nos interesa mucho más el hecho de que hoy, según refieren algunos estudios, se cumplirían exactamente 1800 de la celebración del primer partido de fútbol. Se trata del que se disputó en la población inglesa de Derby el martes de Carnaval del 217 d. C.

Se pueden encontrar numerosas referencias a este episodio histórico. Por ejemplo, la primera parte de “Épica y lírica del fútbol” de Julián García Candau, ofrece una completísima introducción histórica a la evolución del fútbol, incluyendo referencias a la presencia de ese antepasado del fútbol durante la celebración de los carnavales:

“En aquella ocasión, la ciudad llevaba sitiada cinco meses por las tropas de Carlos I de España y V de Alemania. El asedio duró desde septiembre de 1529 a agosto de 1530. La ciudad estaba sitiada y no se recordaba un carnaval sin parido de «calcio». Pandolfo Puccini, el más famoso de los Gastadores de Florencia, sugirió la posibilidad de jugar un partido, cuyo interés legítimo estaba en que las tropas sitiadoras vieran, desde fuera, la celebración del mismo, lo que venía a significar que la moral de los defensores era alta”.

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Otra referencia es la que encontramos en el libro “Umberto Eco y el fútbol”, de Peter Pericles Trifonas y publicado por la Editorial Gedisa. Un fragmento de la contraportada del libro hace referencia a que “el fútbol es más que un juego; es un sistema de signos que codifica las experiencias y le da significados a diversos niveles. Permite al espectador leer la vida con ayuda de los recursos mediáticos que orientan y controlan nuestra visión de las experiencias”.

Si nos adentramos en el terreno de la interpretación de los signos y la semiótica, el referente es Eco. Y, así, seguimos leyendo: “Umberto Eco y el fútbol” muestra a Eco entregado a la crítica cultural, quien avanza por los caminos sinuosos de los signos de la cultura con la mirada aguda y atenta a los detalles olvidados del gran texto de la vida, sus equívocos e interpretaciones erróneas”.

Y, a continuación, el texto continúa haciendo referencia al partido celebrado el 217 en el marco de las celebraciones de carnaval:

“… Eco hace gala de una acerada ironía cuando afirma que ama los deportes «peligrosos» (como el fútbol) por su tendencia a eliminar una de las grandes lacras de la humanidad: el Homo sportivus, el plusmarquista atlético, permitiendo así que el común de los mortales siga poblando la tierra en anónima mediocridad.

Al establecer una comparación directa entre el fútbol y los juegos circenses –y más concretamente el espectáculo de los gladiadores en el Circo Máximo- Eco alude a las raíces históricas del deporte en el espectáculo de euforia, libertinaje y usurpación que supone la celebración de una victoria bélica. El primer partido del que se tiene constancia data del martes de Carnaval del año 217 d.C., en lo que hoy conocemos como Derby, Inglaterra. El «fútbol» se jugaba como parte de los fastos con que se celebraba una decisiva victoria militar sobre una guarnición romana. En el año 1175, el partido del martes de Carnaval ya se había convertido en un acontecimiento anual. Más tarde, la implantación del rugby hacia el año 1823 trajo consigo la confusión entre los nombres de ambos deportes, y la palabra «soccer» -abreviatura de «association football»- surgió con la fundación de la London Football Association (1863), destinada a promocionar el deporte que ponía el énfasis en la introducción de la pelota en la portería mediante una patada. La mayoría de las formas modernas de fútbol no son sino adaptaciones de juegos ancestrales, como el harpaston o harpastrum, que se jugaba en las antiguas Grecia y Roma, y que aún hoy se practica en la región de la Toscana y en Florencia bajo el nombre de calcio, que es también como se conoce el fútbol hoy en día en Italia.

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Doce meses, doce dorsales: con el número 11, noviembre

 

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Si el calendario fuera un equipo de fútbol, el dorsal número 11 lo llevaría noviembre. Y así es, más o menos, como juega este mes en el terreno de juego del fútbol y la literatura.

 

“La emoción del fútbol no está solo en el gol, sino en la ocasión perdida, en el balón que salió del campo a milímetros de los palos o en los que tropezaron con éstos cuando el público ya se había puesto en pie en los graderíos.

            El 16 de noviembre de 1948 en las páginas de ABC el escritor académico Wenceslao Fernández Flórez, que por entonces firmaba una sección en las páginas de deportes titulada «Entre portería y portería», llegó a la conclusión de que ese mundo de ayes y suspiros, de lamentaciones y, a veces, de tristes consuelos debía tener un nombre propio y lo expresó así:

            «Un cierto sentido de la equidad me instiga a difundir que si bien el Celta no obtuvo ningún gol, cosechó varios interesantes vicegoles. Así como el vicepresidente es lo que más se aproxima al presidente, y las vicetiples, aunque no son siempre las que se aproximan más a las tiples, les siguen en categoría, así llamo yo “vicegol” al hecho de que una pelota pase por encima o al lado de la puerta o bata en los largueros, sin ser gol, pero en inminencia de serlo. Este fenómeno carece de denominación propia en el fútbol y yo tengo un gran placer en condensarlo en una sola palabra, de la que hago regalo para contribuir al esplendor del deporte.

            “Vicegol”… Suena bien y es a un tiempo consoladora y exacta.»

 

Fragmento de “El gol”, capítulo 7 de “Épica y lírica del fútbol” de Julián García Candau. Alianza Editorial, 1996

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10 de enero: un día particular en el fútbol y la literatura

 

 

Imagen de www.es.diccionariodefutbol.wikia.com

 

Si no fuera por el Balón de Oro ganado por Messi el año 2010, podría decirse que el día 10 de enero es una fecha, cuando menos, algo conflictiva en el calendario del fútbol y la literatura. Con esta afirmación no me estoy refiriendo a que todo lo sucedido en tal día a lo largo de la historia del fútbol haya sido negativo. Lo que quiero decir es que cada vez que he tropezado con esa fecha en alguna lectura relacionada con el fútbol, lo que describía no era, precisamente, de grato recuerdo.

Este, digamos, parentesco de malos augurios con combinaciones del calendario como “martes y trece” no es reciente, sino que viene ya de antiguo. Desde 1540, exactamente, y tiene que ver con los mismísimos orígenes de la palabra “fútbol”:

“La palabra “football” no nació como la denominación inglesa del juego como comúnmente se entiende, sino como la pelota con que se juega. De acuerdo con un documento del 10 de enero de 1540 de la ciudad de Chester, era costumbre que los martes de carnestolendas los zapateros retasen a los fabricantes de paños a un partido. En ese documento, que marca ese día como uno de los más tradicionales tanto en Chester como en Derby y otras ciudades para la disputa del partido, se hace una condena de estas “mal dispuestas personas” que causaban a la ciudad notables alteraciones de orden público. Por entonces ya se habían producido repetidas condenas de este juego por parte de los reyes.

         El partido al que se refiere el documento de Chester iba a jugarse con una ball of letter (leather), caulyd a foutbale –pelota de cuero llamada fútbol- y de la denominación del balón, como se ve, tomó nombre el deporte.”

En “Un mundo de neologismos”, capítulo 4 de “Épica y lírica del fútbol”, de Julián García Candau

Imagen de www.es.fifa.com

Casi cuatrocientos años después, el 10 de enero continúa generando material para la literatura futbolera. Y no precisamente para describir grandes gestas o momentos gloriosos, sino, más bien, para destacar uno de los aspectos que envuelven este deporte: la rivalidad.

“Los grandes duelos traspasaron la frontera de la ciudad y se extendieron ala provincia y, luego, se ampliaron a la región. Bilbaínos y donostiarras comenzaron a zaherirse casi en el principio de los tiempos futbolísticos. En 1910, tras un partido entre el Athletic y la Real, ganado por el primero, tuvo como estrambote esta nota de la junta directiva: “El Athletic muestra su agradecimiento al club donostiarra y al público de preferencia. No así al de general, por haber tenido varias muestras de incultura, como la de apedrear a nuestro equipo a la salida del campo”.

         El periódico La Crónica de San Sebastián, el 10 de enero de 1916, relató lo sucedido en Bilbao de esta manera: “Nunca hubiésemos creído que en el pecho bilbaíno residieran gérmenes tan bajos como los exteriorizados ayer en San Mamés. Ni hubiéramos pensado que, cual borregos, cumplieran exactamente las sandeces, ruines y venenosas que unos cuantos “zulús” les han expuesto, diciendo de todo menos lo que es ‘sport’”.

En “Derbis y coplas”, capítulo 18 de “Épica y lírica del fútbol”, de Julián García Candau.

Imagen de www.realsociedad.com

Una rivalidad que en ocasiones se ha convertido en una de las grandes lacras del fútbol, como sucede en torno al 10 de enero que encontramos en otra página:

10 de enero de 2005. El colegiado del encuentro Real Madrid-Atlético de Madrid, Alfonso Pérez Burrull, incluye en el acta del partido la emisión de sonidos simiescos procedentes de la grada cada vez que un jugador negro tocaba el esférico. Reproduciéndose los hechos acontecidos con anterioridad, tanto en el Coliseo Alfonso Pérez de Getafe como en el estadio Carlos Belmonte de Albacete.”

Carles Viñas, en “El mundo ultra”. Temas de Hoy, 2005

Imagen de www.pasionfutbol.com

E incluso ese día, el 10 de enero, aparece vinculado a una prohibición: la de contratar extranjeros:

“En nuestro fútbol no siempre ha sido posible la contratación de extranjeros. En este país, como en algunos otros, ha estado prohibida en algunos períodos. En 1962, tras el fracaso del Mundial de Chile, se decidió cerrarla. Era el ocaso de los fabulosos Di Stéfano, Kubala, Puskas y demás, y nuestra liga había salido de aquel período de oro arruinada. El Barça tuvo que vender a Suárez, el Madrid a Del Sol y el Atlético a Peiró para restablecer sus finanzas. Se decía, además, que junto a aquellas gloriosas figuras se había contratado a mucho mediocre que cerraba el paso a los jugadores españoles, así que la Delegación de Deportes decidió prohibir la importación de jugadores”.

Fragmento de “10 de enero. Llaudet contrata un chófer negro (1967)”, en “366 Historias del Fútbol Mundial que deberías saber”, de Alfredo Relaño. Editorial Martínez Roca, 2010.

Imagen de www.elpais.com

Por suerte, el 10 de enero también ha servido para recoger la recompensa a la creación artística sobre un terreno de juego:

“Aseguran quienes le conocen que aquel 10 de enero fue uno de los días más dichosos de su carrera por la sorpresa del resultado, por su incapacidad para tener una respuesta preparada, instado a improvisar, igual que si hubiera ganado un inesperado Oscar. A veces, como en su caso, la imprevisibilidad consiste en volver a ganar. Messi se sintió más niño que nunca en un acto montado por adultos. A falta del cuero, no extrañó que le temblaran las piernas y se recogiera sin mentar a Iniesta y a Xavi, aparentemente predestinados a competir por el trofeo. La hinchada española del Barça suspiraba por Iniesta, nacido en Fuentealbilla, autor del gol que había dado la Copa del Mundo a la Roja, favorito de la prensa extranjera, mientras que Catalunya apostaba sobre todo por Xavi, hijo de Terrassa, extensión de Guardiola en el campo, santo y seña del juego, el joven políticamente correcto del país. El Balón de Oro parecía por una vez un asunto de un catalán o un español y no de un extranjero”.

Fragmento de “¿Un cuento o un relato?”, por Ramón Besa, en “Cuando nunca perdíamos”.

Imagen de www.messinews.net

Como resumen, espero haberos podido demostrar que tras estos cinco extraños sucesos se oculta una conspiración literario-futbolística de dimensiones desconocidas, una gigantesca trama paranormal de intenciones estrambóticas cuyas consecuencias todavía no estoy en disposición de adelantar.

De momento, permaneceré alerta al desarrollo de los acontecimientos y esperaré vigilante la llegada del 10 de enero de 2017.

Imagen de www.youtube.com